11/25/2012

ENTREGA DEL V CERVATILLO TAURINO AL DR. MORAN GOMEZ


La fiesta de los toros tiene un halo de tragedia. Si el drama no estuviera presente, la liturgia de la tauromaquia, no tendría la grandeza que la hace única. El toro, animal sagrado y tótem ibérico por excelencia, tiene derecho a herir, incluso a matar, si el destino o la providencia así lo marcan. El hombre pone su conocimiento, su inteligencia y su saber, en una lucha sin igual en la que toro muestra su brio, su casta y su bravura. El hombre, como ha quedado dicho, es la razón. El toro la fuerza bruta. El racional, siempre que use su conocimiento con acierto, tiene las de ganar aunque en ocasiones un mínimo error, ocasiona la tragedia, ingrediente fundamental en nuestra sin par fiesta brava. 
Es ahí donde surge la figura de la ciencia. Desde los inicios de la corrida y al surgir el drama, el hombre herido era tratado de sus heridas por manos doctas en medicina. Es desde los mismos albores de la tauromaquia cuando la medicina taurina se hace presente, siendo por ello tan antigua como la fiesta misma. Hombres que en ocasiones han sido bálsamo sanador  arrebatando de la guadaña de la muerte hombres destrozados en las astas de los toros.
Conocidos son los nombres de Mascarell, Jiménez Guinea, Tamames, Val Carreres, García de la Torre o Vila, por citar a algunos. Son médicos a los que los aficionados conocen por muchos motivos, especialmente por haber sanado heridas de suma gravedad a diversos toreros en el transcurso de los tiempos. Luego también hay otros nombres anónimos. Aquellos médicos de provincias que recorren toda la geografía de plaza en plaza, de pueblo en pueblo, la mayoría de las ocasiones con medios y en enfermerías improvisadas y que hacen una labor importante en encierros, capeas y festejos en ese circuito menor alejado de las grandes ferias. Uno de esos galenos ha sido el premiado con el V Cervatillo Taurino que cada año pone en juego el grupo empresarial Cabezas Romero, el doctor Don Eliseo Morán Gómez.
En la noche del pasado viernes, en el restaurante Casa Rubio de la ciudad de Córdoba, tuvo lugar la entrega de tan preciado galardón. El doctor recibió en trofeo de manos de la presidenta de la Excma. Diputación, Doña María Luisa Ceballos, agradeciendo al jurado y al empresario la concesión de un galardón que se ha convertido en uno de los de mas prestigio de la antigua capital de la Bética romana. Acto seguido el galardonado improvisó un emotivo discurso donde narró todas las vicisitudes de un equipo médico, que como ha quedado dicho, está alejado de las grandes plazas y de las grandes ferias, aunque no por ello está exento del riesgo y la tragedia que lleva la fiesta aparejado.

Foto: Gentileza de Rafael Cobo. El galardonado junto con las autoridades, miembros del jurado, el empresario Miguel Cabezas, matadores de toros cordobeses y un espontaneo.


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