2/17/2013

MARIFE DE TRIANA, IN MEMORIAM


Se fue una grande de la copla. Quizá la última que quedaba en este mundo cada vez más inhumano. No me gusta mezclar churras con merinas, ni toros con copla, pero la verdad es que ambos mundos van cogidos de la mano. Alejémonos del topicazo cañí por excelencia. Reconozcamos de verdad a un gran genero, como es el de la canción española y ya que hablamos de copla, recordemos hoy a la gran Marife de Triana.
Marifé nos ha dejado para siempre. Sus coplas siempre serán recuerdo de una niñez, en blanco y negro, en la que formaban parte de mis juegos. 
Marifé sonaba primero en la radio de la marca Iberia y que luego fue sustituida por hoy desterrado radio-cassete Sony. Mi padre los ponía cada vez que tenia un momento de ocio. Típica la estampa en el patio del caserón de la calle Encarnación en las mañanas de domingo. Mi padre sentado bajo el naranjo de Malta, con su cassete y sus cintas de Marifé. Por otro lado yo con un capote en la mano y jugando al toro. Por eso la traigo a esta bitacora de Córdoba Taurina, para rendirle este modesto homenaje, pues forma parte de mi recuerdo. Todo porque mi padre la trató en varias ocasiones, incluso la entrevistó para la revista "El Califa". Con su personalidad en el escenario nació una admiración grande. Hoy me ha dejado la foto con la que ilustro esta entrada. Una Marifé jovencísima en su camerino, entrevistada por un joven informador taurino de provincias, Salvador Jiménez "Salji".
Hoy la copla ha quedado huerfana. Tres puñales se han clavado en el corazón de los que aman la copla; la Gente murmura de nuevo, esta vez doliente; la Torre de Arena se ha derrumbado para siempre; La loba aulla de dolor; todos penan en esta terrible Encrucijada de la muerte. Marifé de Triana ya no está entre nosotros, pero su espíritu de actriz de la copla vive más que nunca y perdurará en la memoria de todos los que la conocieron y disfrutaron con su arte. 

Lejanos quedan los días en los que con un pequeño capote jugaba al toro. Las verónicas y revoleras iban adornadas en muchas ocasiones por un pasodoble que cantaba la hoy llorada Marifé. La sombra vendo era, y es, su título. En él llenaba el tendido con los colores de los abanicos que vendía, y sentía la fiesta con pasión desde fuera de la plaza, pues sus abanicos eran los ojos que la hacían soñar con lo que ocurría sobre la arena. 
Marifé de Triana, descanse en Paz. In memoriam.

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