1/06/2014

MORENO, EL ADIÓS DEL TOREO ETERNO.


El día amaneció gris como la capa de los toros con los que alcanzó la gloria. Nadie suponía lo que a mediodía iba a suceder. En un sencillo mensaje en una red social, uno de los últimos ortodoxos del toreo anunciaba su retirada de los ruedos. Los aficionados al toro, y al toreo eterno, comenzaron a mostrar su sorpresa. Horas más tarde un escueto, pero sentido, comunicado de prensa confirmaba la pérdida para un escalafón, viciado y artificioso, de uno de los últimos intérpretes del toreo más puro y sincero. José Luis Moreno nos decía adiós. Los motivos alegados “falta de ilusión” y “respeto máximo para su profesión”.

José Luis Moreno ha sido, y será siempre, un torero que ha defendido la verdad y la pureza. Dicen que se torea como se es, y Moreno siempre ha ido de frente ante todo. Ante el toro y ante un sistema que cada día da más muestras de corrupción. Sistema de organización que para nada beneficia los valores más ancestrales de una de las últimas liturgias mediterráneas. Ese ir de frente ha costado a Moreno injusticias, vetos, imposiciones, pero siempre con el estandarte de la ortodoxia y verdad ha defendido su verdad e independencia.

El toreo hoy está montado para beneficio de unos pocos, que como perros hambrientos se reparten los mejores bocados, sin dejar comer a nadie más. Unos de los valores de la fiesta de los toros es premiar lo realizado en la arena. Hoy esa máxima no tiene valor alguno. Los hilos de la fiesta los manejan personas poderosas que, con un móvil y desde un despacho, hacen y deshacen a su antojo todas las ferias de la temporada. Poco importa lo que se haga ante el toro, al que han devaluado hasta límites insospechados, solo valen sus criterios para llevárselo calentito a costa de comisiones y liquidaciones siempre favorables.

Al toreo le hacen falta muchas cosas. La primordial la vuelta del toro integro y encastado, con el que Moreno siempre ha dado la cara; luego, una legislación que impida ser juez y parte. Los truts empresariales necesitan una renovación total. No se puede ser una misma tarde empresario-apoderado-ganadero, rebañando a ser posible, todo el beneficio generado. Sólo miran por sus intereses, sin mirar nada, ni a nadie, y lo más grave, tampoco miran el futuro de la fiesta misma.

Este es el sistema que ha mandado a José Luis Moreno a su casa, a uno de los últimos exponentes del toreo puro de nuestro tiempo. No han respetado nada, ni sus triunfos, ni su tributo de sangre, ni su honradez en un mundo cada vez más pestilente. Quedan en el escalafón las marionetas de los poderosos que mueven sus hilos, y los de la propia fiesta, a su antojo. Hagan lo que hagan, y pase lo que pase, siempre estarán colocados y los mejores carteles de las ferias, con las ganaderías más cómodas, en los mejores días, quitando huecos y trabajo a otros que respetan la fiesta como a su vida misma.


Ante esto el gran público calla y asiente. Prefieren la fiesta que les quieren vender. Una fiesta amable, de clavel y gin-tonic. Una fiesta hueca de valores y contenido. La feria de Córdoba pasada será, para muchos, la de una puerta grande multitudinaria a gritos de “viva el toreo”; para otros, los menos, será la de una puerta de Los Califas huérfana de multitudes, por la que salía el toreo eterno vestido de grana y oro encarnado en la figura de José Luis Moreno. Personalmente, como aficionado, me quedo con esta segunda. 

Publicado en la edición impresa de "El Día de Córdoba" el 6 de enero de 2014

2 comentarios:

califa dijo...

Luego dicen que en Cordoba no hay aficion. En Cordoba lo que ocurre es que no comulgamos con rueas de molino y estamos asta los cojones de chorizos

franmmartin dijo...

Un ejemplo más de la caída en picado de esta apestosa fiesta. Se tienen que ir los mejores para que los liquidadores arramblen con todo lo mas rápidamente posible.
Pena y asco de estos despojos de lo que fue algo grandioso.
Mi respeto un un abrazo a una gran persona y un grandioso torero.