9/28/2015

PUERTA GRANDE PARA HERNÁNDEZ EN UNA TARDE DE EMOCIONES (Crónica de la última de Pozoblanco)


GANADERÍA: Dos toros de La Castilleja para rejones, reglamentariamente despuntados, y de juego desigual; y cuatro para lidia ordinaria con los hierros de La Reina, en 2º y 6º lugar; y El Tajo, corridos en 3º y 5º lugar. Los cuatro estuvieron bien en líneas generales, bajando el 3º, que fue protestado. Su juego resultó pobre y descastados pero nobles en la muleta. El jugado en último lugar fue el más enrazado. TOREROS: Leonardo Hernández (rejoneador). Oreja y oreja. Manuel Escribano (azul turquesa y oro). Ovación con saludos y ovación con saludos.Iván Fandiño (calabaza y oro). Ovación con saludos y oreja tras aviso. INCIDENCIAS:Plaza de toros de Pozoblanco. Segunda corrida mixta con motivo de la Feria en honor de Nuestra Señora de las Mercedes. Menos de media entrada en tarde de nubes y claros donde la lluvia se hizo presente durante la lidia del quinto de la tarde. El rejoneador Leonardo Hernández salió a hombros por la Puerta del Gallo al finalizar el festejo.
 

El toro es el gran protagonista de la fiesta. Sobre él debe girar todo el ceremonial de este ancestral ritual. Por eso, siempre se dice por activa y por pasiva que cuando el toro falla, todo se desmorona. En estos tiempos que nos ha tocado vivir, el toro sufre una evolución hacía una bondad infinita, para dar mayor lucimiento a la labor del torero. Cuando un animal reúne las condiciones buscadas con la selección, todo es aparente, está lleno de estética, de belleza, pero obviamente la profundidad y el sentido trágico del toreo, está prácticamente diluido. Es lo que se ha venido en llamar: El toreo moderno. Pero hoy en día todavía se demanda otro toreo más cercano a los valores tradicionales. Esto da lugar a que todavía exista una corriente que trata de alejarse de la monotonía y que corre paralelo a esta tauromaquia moderna. Existen en el escalafón toreros que no dudan en enfrentarse a ganaderías que todavía seleccionan con criterios tenidos hoy por anacrónicos, para decir que ellos también son válidos en esta tauromaquia de hoy. Lo malo es que cuando comienzan a ser reconocidos, no dudan en caer en la tentación de acartelarse con el toro de hoy, quedando en evidencia, que ante ellos, son incapaces de hacer sentir las emociones que les llevaron un día salir del ostracismo. 

Precisamente eso es lo que ocurrió ayer tarde en Pozoblanco. En el cartel dos toreros curtidos en mil batallas. Dos toreros que lucharon a sangre y fuego para ocupar lugares de privilegio en el escalafón y estar presentes en muchas ferias y carteles. Toreros que emocionan con el toro enrazado, pero que delante del toro soso de hoy, se convierten en espadas de una vulgaridad paralela a otros que tuvieron más fortuna que ellos.



Manuel Escribano ha hecho una campaña rotunda. Importante. Ayer se vio a un torero distinto. Incapaz de emocionar ante dos toros que no tuvieron nada más que fachada. En su primero estuvo correcto con el capote y banderillas, para luego cuajar un trasteo voluntarioso que no pasó de discreto ante un toro huérfano de raza. Lo intentó aquí y allá, pero el animal terminó buscando el terreno de toriles y todo quedo en la nada. En el segundo de su lote, volvió a estar solvente y correcto. Muy alejado del tono que suele mantener ante reses de otras cualidades. Discreto debut y paso de Manuel Escribano por la plaza de Pozoblanco. Sin toros y sin enemigo, no cabe nada más que estar solvente y punto final. 


Iván Fandiño tuvo la mejor actuación. Fue en el último de la tarde cuando el de Orduña sí estuvo a la altura de lo esperado. Vibrantes lances a la verónica que fueron muy jaleados por la concurrencia. Con la tela roja cuajó una faena, que inició con un pase cambiado en los medios, que tuvo mucha firmeza. Fandiño pisó el terreno que su oponente le pedía e hilvanó tandas importantes con ambas manos, templando la encastada embestida de un animal que no permitía fallos ni dudas. El tendido se emocionó y se puso a favor del espada vizcaíno. La verdad y la emoción fueron los avales fundamentales. Entregado por completo en la faena, sufrió una fea cogida en el remate de una de las series, quedando inerte en el suelo. Todo quedo en un susto. Volvió a la cara del toro y brindó otra buena serie con la diestra. Tras unas manoletinas falló con la espada y lo que pudo ser un triunfo de peso, quedó en un solo trofeo, pero la emoción y el recuerdo siempre estarán presentes. En su primero se encontró con un toro protestado y chico, con el que anduvo resuelto conformando una faena basada en el oficio y la técnica, muy por encima de las condiciones de un toro que solo se tapaba por su cornamenta.



Leonardo Hernández mató dos toros y logró abrir la puerta grande. Sus actuaciones tuvieron buena monta y vibración. Hernández conecta fácilmente con los tendidos. Cierto es que el joven rejoneador, aunque ya con años de alternativa, tiene una magnifica cuadra y trata siempre de hacer un toreo ortodoxo y clásico. Desigual al clavar y algunas pasadas en falso, hicieron que su labor, en ambos toros, fuese redonda. No obstante sus actuaciones tuvieron el poso bastante para, tras culminar de forma acertada con los aceros, cortar una oreja en cada toro y abrir la puerta del Gallo en una feria que terminó con luces y sombras.




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