4/03/2016

UNA TARDE DE SOLIDARIDAD Y DETALLES EN LA QUE GINÉS MARÍN DEJA SU TORERÍA


Comienza la temporada en Los Califas. Mal juego de los de Zalduendo.

El festival taurino a beneficio de la delegación provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer supone la apertura de la temporada, exigua al día de hoy, en el Coso de Los Califas. Un festival totalmente consolidado en el calendario taurino local y que este año se vio envuelto en la polémica, tras anunciar el Ayuntamiento que, para la presente edición, no colaboraría económicamente en la organización del mismo. Por ello era esperado que el público se volcara con la causa, pero finalmente a la hora del inicio del festejo los tendidos estaban cubiertos únicamente en dos tercios de su aforo.

En el apartado meramente artístico, la tarde fue más de sombras de que luces. Tarde de detalles, que no acabó de romper por el pobre juego de los animales enviados por la ganadería de Zalduendo. Su comportamiento tuvo como denominador común la falta de fuerza y sobre todo la carencia de casta. Con animales así el toreo se hace monótono, aburrido y ayuno de emoción, por lo que el esfuerzo que realizan los espadas queda totalmente hueco teniendo nula trascendencia en el tendido. Pena daba ver como los deseos de espadas con el oficio de Ponce,  Finito, o Urdiales  se estrellaban ante oponentes de tan pobre comportamiento, por lo que la tarde fue cayendo en picado. Solo detalles sueltos y la actuación final del novillero Ginés Marín maquillaron el resultado final del festejo.

Ginés Marín fue quien hizo lo mejor de la tarde. Novillero cuajado, maduro, preparado para la alternativa y con unas condiciones magníficas para ser alguien en el mundo del toro. Ya dejó sus credenciales en un ajustado quite por gaoneras en el toro de Julio Benítez. Luego en el que le correspondió estoquear, estuvo elegante y solvente en los lances de recibo. Quieto y jugando magníficamente los brazos. Brindó su trasteo al respetable y con la tela grana, cuajó la faena más compacta de la tarde. Inició con unos ayudados por alto saliéndose hacía los terrenos de fuera, para continuar toreando con la mano diestra en una serie que tuvo mando y sobre todo temple. Al natural se gustó y con ello, también al público que entró de lleno en la faena. Los pases tuvieron solvencia, técnica, ortodoxia y buen gusto. Con toques imperceptibles embarcó las embestidas del novillo para llevarlo de adelante hacía atrás y de arriba abajo. Los hubo realmente monumentales. Los pases de pecho resultaron bellos y rematados al hombro contrario. La faena estaba hecha. Las ganas de redondear le hicieron pisar terrenos de cercanía, resultando los pases más amontonados y embarullados. Mató de forma rotunda y las dos orejas del animal fueron a parar a sus manos. Marín demostró que está maduro para la alternativa que tiene a la vuelta de la esquina. Ojo que reúne condiciones optimas para ser gente en esto, solo falta que la fortuna le acompañe.

Abrió cartel Enrique Ponce. Descubrir al valenciano, a estas alturas de su carrera, su facilidad y buen oficio es algo que ya se da por sabido. Ponce anduvo muy por encima de su oponente. Sobrado y fácil. Como de costumbre. Lanceó pulcramente y tras brindar su faena al público cuajó un trasteo marca de la casa. Natural, estético y conocedor de distancias y terrenos. Si hubiera estado acertado con la espada, posiblemente hubiera cortado un trofeo, pero su mal uso le impidió redondear una actuación, que si no fue rotunda, tuvo el don acostumbrado de la facilidad.

Finito tuvo ganas de agradar a su público. Veroniqueó con soltura sin que los banderilleros pararan al toro. Su faena de muleta tuvo destellos de su clase, especialmente en los remates y en los ayudados por bajo, algunos realmente sublimes. En el toreo fundamental se encontró con un animal que no colaboró en absoluto para el lucimiento, por lo que su labor no acabó de romper.

Se presentó Urdiales en Córdoba, tras estar muchos años en el escalafón. El riojano, debido al pobre juego de su oponente, no tuvo la actuación esperada y deseada. Sólo pudo mostrar buen concepto en una labor en la que estuvo muy por encima del animal que le tocó en suerte. Acertado con la espada cortó la oreja que solicito el público.


El Fandi hace lo que sabe y lo que puede. Nunca engaña a nadie. Heterodoxo, atlético y populista, su toreo dista mucho del que gusta al aficionado. No obstante, el de Granada tiene un publico fiel, que le jalea y lleva siempre en volandas. Mató de eficaz media estocada y fue premiado con una oreja.

Julio Benítez estuvo voluntarioso toda la tarde. Con el capote estuvo valeroso entrando en quites. Brindó al respetable y realizó una faena en la que destacó su ganas de agradar. Puede que le pesara el compromiso, lo que le llevó a alargar en exceso la faena, lo que unido al mal uso de la espada solo le sirvió para escuchar leves palmas tras un aviso.

Pobre balance por el mal juego de las reses, solo salvado por detalles sueltos y la actuación en el sexto del novillero Ginés Marín.

Ganadería: Cinco toros y un utrero (6º) de Zalduendo, reglamentariamente despuntados. En líneas generales desiguales de presentación, carentes de fuerza y parados. El cuarto, berreón y manso, tuvo movilidad y el sexto resultó el mejor del encierro.
TOREROS: Enrique Ponce. Dos pinchazos y media estocada (ovación con saludos). Finito de Córdoba. Media estocada tendida y dos descabellos (ovación con saludos tras aviso). Diego Urdiales. Estocada (oreja). El Fandi.  Media estocada trasera y tendida (oreja). Julio Benítez 'El Cordobés' Tres pinchazos, media estocada y dos descabellos (al gunas palmas tras aviso). Ginés Marín. Estocada. (Dos orejas).
INCIDENCIAS: Festival a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer. Dos tercios de entrada en tarde primaveral. Destacar entre las cuadrillas a Oliver y Ambel en la brega, y a José María Tejero y Juanma Arjona con los rehíletes. Al finalizar el festejo el novillero Ginés Marín salió a hombros por la puerta de Los Califas. 




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