5/30/2017

UNA CITA IMPROPIA DEL CENTENARIO DEL IV CALIFA (Balance de la feria de Nuestra Señora de la Salud)



Las dos puertas grandes de la feria taurina de la edición 2017 -las de Enrique Ponce y Lea Vicens- no tapan sus carencias tanto organizativas como artísticas.

Terminó la feria taurina de 2017, la que pudo ser grande para así conmemorar el centenario del nacimiento de Manolete, una cita con la tauromaquia que debía de haber estado acorde con esa efemérides y no dejarla pasar de largo, como finalmente hizo. Sólo quedará de esta cita un leve recuerdo, cuando de haber apostado por ella y haberle dedicado un poco de trabajo, tal vez hubiera quedado grabada en la memoria. Y es que sus dos puertas grandes no tapan sus carencias tanto organizativas como artísticas. Ha sido una feria exigua, corta y con mucho de improvisación en su confección, y la tardanza en la presentación de sus combinaciones dan fe de ello, razones todas ellas que han influido para que este ciclo haya sido uno más.
Córdoba siempre fue plaza de tres o cuatro corridas de toros, lo más, en la feria de mayo. Las hemerotecas así nos lo demuestran. No fue hasta la década de los noventa del pasado siglo cuando aquella revolución que supuso la aparición de Finito de Córdoba llevó a organizar un abono poco natural para lo que la ciudad podía soportar. Dejar la feria de mayo con tres corridas de toros no sería un paso atrás, siempre y cuando se celebrasen espectáculos taurinos en otras fechas de la temporada. Sobre todo enfocados a la puesta en valor de nuevos valores en novilladas, ya sea con picadores, o sin ellos, así como becerradas. Esto sería preciso para no tener la obligación de incluir novilladas sin picadores en el abono de feria.
Dos corridas de toros se celebraron en la edición. Las dos marcadas por el mismo tenor: espadas con muchos años de alternativa, casos de Ponce, Finito, Morante y Manzanares, así como un renovado Cayetano, y la novedad del peruano Roca Rey. Por orden de antigüedad destacó la magistral puesta en escena de un Ponce rejuvenecido, que desplegó sus conocimientos y personal tauromaquia el sábado de feria, en una actuación del gusto del respetable que le premió con dos orejas, que le permitieron abrir de par en par la Puerta de Los Califas. Nada que objetar a Enrique Ponce, si bien su toreo, y esto no es nuevo, tuvo más de conocimientos, técnica y oficio que de profundidad y ortodoxia. Finito de Córdoba estuvo en su línea: empaque, torería y entrega. No tuvo suerte, pues no tuvo enemigo acorde a su personal tauromaquia. La espada -esto tampoco es novedad- le privó de cortar algún trofeo, concretamente en el primero de su lote. Morante de la Puebla se anunció con los toros de Zalduendo, craso error por su parte, y no pudo nada más que dejar pinceladas sueltas de su personal barroquismo de la escuela sevillana. Inhibido en su segundo, al que no quiso ni ver, se ganó una bronca monumental, pero su personalidad es tal que cuando cruzaba el ruedo para marcharse al finalizar el festejo, a pesar de los gritos, no perdió jamás su estampa torera. José María Manzanares lo intentó por activa y pasiva con sus dos enemigos. Su oficio tapó las carencias de toros descastados que le impidieron lucir sus cualidades. Certero con los aceros. Su primera estocada puede ser la de la feria, o mejor dicho, de muchas ferias. Una lección para repetir en las escuelas taurinas de lo que es un volapié. El menor de los Rivera compareció tras algunos años de ausencia en Córdoba. Sus actuaciones en Sevilla y Jerez le avalaban el buen momento que parece atravesar. En el coso de Ciudad Jardín estuvo entregado, queriendo lucir en todo momento y agradar al público. En su debe, la falta de ajuste en sus trasteos fue nota dominante, aún así paseo una oreja del sexto de la tarde del sábado. El único joven emergente que se anunció en el abono fue Andrés Roca Rey, quien también cortó un apéndice el viernes. El limeño mostró en Córdoba los avales que le han hecho colocarse en los primeros puestos del escalafón en breve tiempo. Valor, valor, valor. Roca Rey es valiente a más no poder. Eso, unido a las ganas por abrirse paso, hace que difícilmente defraude al espectador. No tuvo material propicio para un triunfo rotundo, pero aún así dejó abierta a una posible repetición en años sucesivos.
Los toros anunciados en la pasada feria pertenecían al encaste mayoritario hoy de la cabaña de bravo, representado en las ganaderías de Zalduendo y Juan Pedro Domecq. Toros vacíos por dentro, sobre todo los jugados el viernes, y justos de presentación en líneas generales. Es la lacra del toro de hoy y que, de no cambiar, seguirá echando a muchos aficionados de las plazas. Córdoba debe buscar su prototipo de toro, así como ganaderías que garanticen un espectáculo dinámico. Es otra de las asignaturas pendientes de Córdoba, el encontrar un toro acorde a su categoría e historia, debiendo de abrir el abanico de unas ganaderías hacía otras.
La corrida del arte de rejoneo no falta desde hace años en el abono. Incomprensible la pobre entrada que registró la plaza cuando no hace tanto era uno de los festejos que salvaban el abono en el apartado económico. Hoy, el rejoneo, salvo contadas excepciones, no es más que una exhibición de arte ecuestre, que es mucho más valorado que el toreo en sí. Precisamente por eso Lea Vicens abrió la puerta califal, mientras el toreo lo puso el estellés Pablo Hermoso de Mendoza y el joven Moura aportó el particular rejoneo portugués. Y de la novillada sin picadores que abrió la feria poco que decir. Incomprensible la inclusión de uno de estos festejos en detrimento de uno con picadores, máxime cuando Córdoba tiene un novillero, Lagartijo, que puede devolver la ilusión a una afición que pasa, como la plaza, por un delicado momento.


5/29/2017

LA FRANCESA LEA VICENS ABRE LA PUERTA DE LOS CALIFAS EN EL CIERRE DE LA FERIA


La rejoneadora brilla con una monta perfecta y Hermoso de Mendoza deja los mejores pasajes de toreo sobre el albero.

Se abrió la puerta califal por segunda vez en esta exigua feria. Una feria que, a pesar de ello, no pasará a la historia. Solo será recordada por ser la que se celebró el año que se conmemoraba el centenario del nacimiento de Manolete y poco más. Las hojas de la Puerta de Los Califas se abrieron de hecho, en el festejo de rejones que ponía broche a la feria, de forma poco acorde a lo que se debe de exigir en una plaza no ya sólo de primera categoría sino de cualquier coso que pretender tener un prestigio.

Los festejos de rejones han sufrido, al igual que las corridas de a pie, una homogeneización que le resta emociones y diversidad. Todo se hace muy previsible. Incluso se ha buscado un animal propicio para ello. El encaste murube-urquijo copa un alto por ciento de este tipo de festejos, en detrimento de otros. El público también ha cambiado susceptiblemente. Si antes se valoraba lo que se hacía ante el toro, hoy solo se valora la puesta a punto de los corceles, así como la doma. Con ello, son más valorado los ejercicios de alta escuela que el toreo propiamente dicho. Este tipo de corridas podrían a pasar a llamarse en breve corridas de arte ecuestre en lugar de arte de rejoneo, o de toreo a caballo.

Lea Vicens se metió al público en el bolsillo por lo ya apuntado. Su grácil figura femenina, caer sobre la silla de montar con empaque, cabalgar a las mil maravillas y tener una cuadra muy puesta a punto fueron sus avales para triunfar ayer en Córdoba. Pero torear toreó poco. Sus labores en sus dos toros tuvieron la misma tónica. Buena monta, gestos a la galería y muchas imprecisiones. Tantas que los quiebros resultaron despegados, los embroques la mayoría a la grupa. A la hora de clavar los rehiletes, estos caían en cualquier lugar de la anatomía de los bureles. Aún así, el público se le entregó de principio a fin y ello, unido a un eficaz uso de los aceros, hizo que en su hoja de servicios figure que en 2017 abrió la Puerta de los Califas de Córdoba.

Joao Moura guarda el concepto del rejoneo de Portugal. Esto no es otra cosa que colocarse siempre muy enfrontilado con los toros. Dejarse ver para luego intentar siempre clavar al estribo. El joven Moura lo intentó con desigual éxito. Algunas veces le salió y otras no. No obstante, su labor tuvo cierto poso. Al menos en las formas, aunque en ocasiones faltase serenidad. Mucho mejor en su primero, al que cortó una oreja, donde brilló en banderillas aunque sin acabar de rematar.

En su segundo lo volvió a intentar, pero ya las cosas no le salieron como hubiera deseado. Fallón a la hora de clavar, su labor resulto demasiado irregular. Aún así, debido a la buena monta y a los atisbos de toreo cabalgando de costado, pudo obtener otro trofeo, pero tras clavar medio rejón trasero, el toro tardó en doblar, lo que hizo que los tendidos perdieran receptividad a lo realizado por el jinete lusitano.

Pablo Hermoso de Mendoza estuvo en su línea habitual. Del estellés salió lo mejor, en cuanto a toreo, de la tarde. Eso, unido a su magisterio ante los toros, en la práctica del rejoneo tradicional, hizo que lo más destacado partiera de sus manos. Sabio en la elección de terrenos, sus auxiliadores a penas participaron en la lidia de sus dos toros. Del mismo modo, su concepto clásico y ortodoxo hizo las delicias del respetable, tanto en preparación como en ejecución. Sus dos faenas tuvieron el mismo denominador común. Sólo el uso de los aceros le privaron de haber triunfado de forma rotunda. Destacar igualmente su cuadra. Caballos preparados de forma conciezuda y eficaz, donde año tras año presenta en los ruedos nuevas monturas que siempre están a la altura de lo que se espera de una de las máximas figuras del rejoneo contemporáneo. No hay que obviar que Pablo Hermoso de Mendoza ha sido quien ha sentado las bases del rejoneo que se practica en nuestro tiempo.


PLAZA DE TOROS LOS CALIFAS DE CORDOBA
Ganadería: Seis toros de Luis Terrón, reglamentariamente despuntados, bien presentados y de buen juego para la práctica del rejoneo.
REJONEADORES: PABLO HERMOSO DE MENDOZA, silencio y ovación con saludos. JOAO MOURA oreja y ovación con saludos. LEA VICENS, vuelta y dos orejas.
INCIDENCIAS: Plaza de Toros de Los Califas. 4º y último festejo del abono de la feria de Nuestra Señora de la Salud. Un cuarto de plaza en tarde de temperatura agradable. Al finalizar el festejo Lea Vicens abandonó el coso a hombros por la Puerta de Los Califas.

Foto: FIT

El Día de Córdoba (29/05/2017)


5/28/2017

PONCE TRIUNFA VESTIDO DE PONCE (Crónica 3ª de la feria de Córdoa)

El torero valenciano abre la Puerta de los Califas con una faena en la que volvió a mostrar las características de su tauromaquia.

Cayetano corta una oreja y Finito, doble ovación.



Tarde extraña la vivida ayer en la plaza de toros de Los Califas. El sábado de feria siempre fue un día festivo en el coso de Ciudad Jardín. Primero porque el público acudía en masa a los tendidos. La terna actuante daba igual, la plaza siempre registraba una magnifica entrada. Luego, ese público, mayormente espectador ocasional y poco aficionado, se mostraba condescendiente con lo que acontecía en el albero y aquellas tardes sabatinas se convertían en tardes donde el triunfalismo se apoderaba del ambiente. También hay que dejar claro que en aquellas tardes se vivieron otras cosas que si serán recordadas por su importancia, por lo que aquellos sábados feriados eran el flotador que muchos años salvaban económicamente el abono ferial.

Ayer la plaza estaba extraña. De entrada, ese público festivo y alegre que acudía esta jornada brilló por su ausencia. Mucho sillón carmesí quedó visible, cuando no hace mucho la plaza registraba magnificas entradas. Luego el público asistente estuvo frío. Le costó entrar en la corrida. Tal vez pesó en el ambiente el mal juego del primer encierro. Lo cierto es que el ambiente no era el de otras veces.

Los toros enviados por Juan Pedro Domecq, sin ser un dechado de virtudes, tuvieron un juego que permitió en cierta media el lucimiento de los espadas actuantes. Pecaron de lo mismo que el resto de la cabaña brava; no hay que olvidar que esta ganadería es madre de casi todas las demás. Es decir, de falta de movilidad y casta. Por contra, tuvieron nobleza y mientras su poca raza se lo permitió tuvieron alguna embestida potable. Lo malo es que a medida que la lidia se desarrollaba, se iban apagando poco a poco, quedando todo a medias e inconcluso.



A estas alturas no vamos a descubrir a Enrique Ponce, vestido ayer de marfil y oro. Posiblemente el torero con más oficio del escalafón. Esto unido a una cabeza privilegiada y a su conocimiento de los toros a que se mide, jamás defrauda a nadie. Ponce, a sus veintisiete años de alternativa, es el triunfador de esta exigua y breve feria. ¿Qué fue lo que hizo Ponce? Nada novedoso respecto a lo que tiene acostumbrados a los aficionados. Ponce es capaz de sacar agua de un pozo sin fondo. Ayer en Córdoba lo demostró una vez más, y van...

En su primero estuvo en Ponce; es decir, fácil, correcto, pulcro y desplegando unos conocimientos máximos. La poca duración de su oponente y la frialdad del público hizo que solo pudiera saludar desde el tercio. El triunfo vino en su segundo. Ya lo recibió de forma inusual con una larga cambiada de rodillas en el tercio, para continuar a la verónica saliéndose hacia los medios. Ajustado quite por chicuelinas que el público aplaudió. Brindó su trasteo a Juan Serrano y comenzó el despliegue de toda la tauromaquia poncista. Trasteo largo y de mucho empaque. donde su personal toreo brilló como en las mejores ocasiones. Faena en su línea habitual que conectó con unos tendidos que se le entregaron mediado el trasteo. Remató con alardes, ora erguido, ora genuflexo, todo revestido con su elegancia y luminosidad. Una estocada trasera y desprendida acabó con el toro y un público enardecido pidió el doble trofeo para el torero de Chiva, que la presidencia concedió. Habrá quien discuta el triunfo de ayer en Córdoba. Tal vez aquello tuvo más de plasticidad que de profundidad, pero a estas alturas negar a Ponce el pan y la sal, es algo baladí. Ponce fue, es y será siempre así. Y que vengan muchos como él.



Finito de Córdoba, de azul marino y oro, toreaba ayer su primer festejo del año. Algo que se antoja injusto. Finito tiene empaque y torería para vestir muchos carteles. Su forma de ser le ha llevado a estar fuera del circuito hoy establecido. Dispuesto a más no poder. Capoteo con gusto a sus dos toros, con algún lance a la verónica, así como una media, dignas de cualquier disciplina de las artes plásticas. En su primero, que brindó a su padre, cuajó un trasteo con prestancia, donde cuajó muletazos por ambos pitones de gran belleza y profundidad. Pronto se apagó el de Juan Pedro y unido al mal uso del acero, le privó de costas mayores. En su segundo se repitió el guión. Chispazos sueltos, detalles, disposición y ganas de agradar al tendido, pero el toro duro apenas dos tandas y así es imposible. No obstante de sus manos salieron los muletazos más profundos de la tarde y de la feria.



Cayetano, de azul pavo y oro, volvía a Córdoba tras algunos años de ausencia. Sus buenas actuaciones en Sevilla y Jerez hicieron despertar alguna expectación, por lo que hubo público, especialmente femenino, que le aplaudió a la más mínimo. Cierto es que el menor de los Rivera estuvo muy dispuesto durante toda la tarde, pero su labor pecó de falta de ajuste en líneas generales. Manejó el capote con soltura en ambos toros. A su primero le instrumentó una faena larga, donde hubo más cantidad que calidad. Su segundo, un sobrero de Parladé, le permitió realizar una faena, brindada a Julio Benítez, que tuvo cierto calado en los tendidos, destacando el toreo al natural. Una estocada arriba tumbó al de Parladé y cortó una oreja, tal vez demasiado benévola.



FOTOS: FIT

5/27/2017

FINO, ESPERANZA NUESTRA


Lo confieso. Hoy voy a la plaza con una sola motivación. Tengo un palpito.

ROCA REY BRILLA ANTE LOS "ZALDUENDOS" (CRONICA 2ª FERIA DE CORDOBA)

El matador de toros peruano corta la primera oreja en su presentación en Los Califas tras una faena a más

Morante de la Puebla y Manzanares, sin suerte en sus respectivos lotes

Si Joaquín Zalduendo, ganadero decimonónico navarro, viera el hierro de su apellido grabado a fuego sobre las pieles de los toros que hoy lo lucen, se llevaría un disgusto mayúsculo. Los toros que criase se caracterizaban por su casta, por su juego picante y sobre todo por los quebraderos de cabeza que daban a los espadas que ante ellos se enfrentaban. Eran toros de corta alzada, de capa colorada encendida y sobre todo con carácter y bravura encastada. Toros que dieron lugar a una de las castas fundacionales de la cabaña de bravo, a los que el tiempo se encargó de ir marginando por su indómita fiereza. Los zalduendos de hoy son una antítesis del concepto de bravura del aquel legendario ganado navarro. En estos tiempos los toros de así se anuncian, no tienen nada que ver con los que le dan nombre. La vetusta sangre navarra fue sustituida por la hoy dominante de la casta Vistahermosa. Tienen la tónica general de la falta de casta, de fuerza y de fiereza. Tanto es así que la ganadería anunciada en la corrida de ayer dio al traste con el juego esperado por el público que se congregó en el coso califal. Es el toro que piden hoy las figuras de esta fiesta actual. Fiesta que pierde su bastión y cimento principal, que no es otro que el toro. El espectáculo que hoy se puede ver es cada vez más decadente. Es el toro que pide la torería de nuestros tiempos. Un toro que ha perdido sus características más arcaicas, como son la fiereza y la casta. Son los toreros también partícipes, por exigir e imponer estas ganaderías, de las decepciones que arrasan con las ilusiones de todos aquellos que pasan por taquilla y que a fin de cuentas son los que sustentan esta fiesta tan nuestra.
El torero de hoy está capacitado, por preparación y oficio, para poder sacar partido de un toro más fiero y encastado. Ellos han elegido este camino. Un camino que les permite actuar durante la temporada en un buen número de festejos, la mayoría de ellos, como el de ayer tarde, sin que la magia y el duende se haga presente cuando más se necesita. Lástima. Ellos son los que deben de cambiar el guion. De no hacerlo el público, tanto aficionados como casuales espectadores, darán la espalda a la tauromaquia de hoy por previsible y monótona.
Abrió plaza Morante de la Puebla, vestido de amaranto y oro con un singular y peculiar bordado, sin lugar a dudas inspirado en los años veinte del siglo pasado. El de la Puebla es un torero genial, capaz de lo mejor y también de lo peor. Torero de luces y sombras. Aún se conserva en la retina su actuación de hace unos años, donde su singular personalidad cautivó al público de Córdoba. Siempre es esperado en el coso de Ciudad Jardín. Ayer, tras la incomparecencia del pasado año por enfermedad, el espada de la Puebla del Río no tuvo una tarde precisamente brillante. Se le puede achacar sobre todo al juego de sus dos toros, pero también a la inhibición que mostró en su segundo. Ahí se vio la cara gris de su personalidad. Morante estuvo ausente, enfadando de forma notable al respetable. Poco o nada se le vio con el percal. En su primero, logró a base de tesón, y tras muchas probaturas, inventarse un trasteo aparente. Una faena sin fondo, pero con los siempre hermosos retazos de su particular arte y personalidad. En frente no tuvo toro, pero él puso su oficio y al menos dejó la impronta de su toreo. En su segundo, otro toro de pobre juego, se inhibió en la lidia y enfadó a un público que esperaba reverdeciera los laureles, cada vez más lejanos, de aquella tarde de mayo donde conquistó a Córdoba.
José María Manzanares, corinto y oro, se estrelló con un lote vacío de todo lo que se le debe de exigir a un toro bravo. Recibió a su primero con tres lances majestuosos que remató con media verónica de gran plasticidad. Bien bregado por Jesús González Suso, el animal llegó al último tercio con poco fuelle, pero con calidad en sus embestidas. La faena a este primero tuvo como tónica la pulcritud. Trasteo que no pudo remontar vuelo por el pobre juego del toro que le tocó en suerte. El animal se fue apagando a medida que el de Alicante le exigía por abajo. Aún así hubo pasajes que conectó, con su sentido de la estética, fácilmente con el tendido. Mató de una estocada contundente y en la que hizo de forma sobresaliente la suerte del volapié. Estocada que puede ser la que acapare los premios de esta feria corta y reducida. Igual tono en su segundo. Estética, buen gusto y algún muletazo notable. La falta de colaboración por parte del toro hizo que aquello no tuviera el peso esperado por un público que trató al de Alicante con cariño y que lo hizo saludar tras concluir su labor.
Había cierta expectación por ver al peruano Andrés Roca Rey. Roca es uno de los toreros nuevos llamados a renovar el escalafón. Sus triunfos en otras plazas eran su aval de presentación en una plaza en la que debutó en la corrida de ayer. Cierto es que Roca Rey, de nazareno y oro, estuvo dispuesto toda la tarde en gustar al público congregado en la plaza. Con el percal estuvo variado durante toda la tarde. El recibo a su primero fue variado. Intercaló orticinas, lances a pies juntos y chicuelinas ceñidas. Con ello ya se metió al público en el bolsillo. Después quitó en un vistoso capoteo por caleserinas. El toreo de capote mexicano, tan variado y alegre, siempre trae un aire fresco al toreo actual. Brindó al público y citó en los medios para dar dos pases cambiados ceñidos y vistosos. Luego en el toreo fundamental hubo voluntad y ganas, pero el toro, debido a su falta de fuerza, cabeceaba al final de los muletazos desluciendo así el trasteo planteado por el peruano. Aún así Roca Rey no defraudó y gustó a los tendidos. El mal uso del acero le privó de cortar una oreja. Trofeo que sí consiguió en su segundo, donde volvió a poner toda la carne en el asador. Se volvió a encontrar con un oponente vacío y de pobre condición. Roca Rey lo tuvo que hacer todo. Comenzó con estatuarios para intentar acto seguido el toreo fundamental. La faena, debido a las pésimas condiciones del toro, resultó irregular, tuvo eso sí, algún pasaje lúcido, sobre todo con la mano diestra, donde enjaretó dos derechazos largos que hacían presagiar algo importante, pero ahí acabo el toro y con ello las ilusiones de todos. La oreja vino a premiar su disposición durante toda la tarde.


PLAZA DE TOROS LOS CALIFAS DE CÓRDOBA. GANADERÍA: Toros de Zalduendo. Muy desiguales entre sí y de pobre juego. Todos carentes de fuerza y de casta. Pésimos colaboradores para el ejercicio del toreo. TOREROS: MORANTE DE LA PUEBLA, pinchazo y estocada (ovación con saludos) y tres pinchazos, estocada y dos descabellos (bronca tras aviso). JOSÉ MARÍA MANZANARES, estocada (ovación con saludos) y estocada y dos descabellos (ovación con saludos). ROCA REY, dos pinchazos y dos descabellos (ovación con saludos) y estocada y dos descabellos (oreja tras aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de los Califas de Córdoba. Corrida de toros. 2º festejo del abono de la feria de Nuestra Señora de la Salud. Casi dos tercios de entrada en tarde calurosa en la que molestó el viento. Entre las cuadrillas, destacar a Carretero y Rafael Rosa en los tercios de banderillas del primero y segundo de la suelta. Jesús González ‘Suso’ bregó con buen oficio al primero de Manzanares.

FOTO: FIT

5/26/2017

UNICA OREJA PARA CARLOS DOMINGUEZ (Crónica 1º festejo abono de Córdoba)

El novillero extremeño, bullidor, logra un solitario trofeo en una tarde anodina.

Los jóvenes diestros mostraron ilusión pero les faltó la garra propia del torero que empieza.


Comenzó la feria del año del centenario de Manolete. Una feria corta y que abrió página con una novillada sin picadores. Se volvió al infame horario de hace unos años, lo que hace que los festejos de la sensación que se alarguen en el tiempo, así de que concluyan con la luz artificial como máxima protagonista. No hay que buscar culpables concretos al resultado final de la novillada. El toreo está como está, y los que se inician en la profesión de torero se miran demasiado en las figuras de nuestra época. Y ya se sabe: bienaventurados los que me copian porque de ellos serán todos mis defectos. Los que empiezan acusan demasiado los pecados del toreo de hoy. Un toreo que, salvo alguna excepciones, difícilmente prende en el ánimo de los espectadores.

Abrió plaza el cordobés José Antonio Alcalde El Rubio, de nazareno y oro. Un torero ya veterano en estas lides que volvía a repetir actuación ante sus paisanos. Quedó inédito con el capote tras un inoportuno desarme. Brindó al público su faena de muleta. La inició al natural resultando estos primeros pasajes, algo embarullados y acelerados. Mejor con la diestra, donde tuvo la virtud de la ligazón y el pecado de colocarse demasiado al hilo del pitón. Fatal con los aceros. Estas oportunidades hay que rematarlas con la espada. Pesado y espeso con el descabello, hasta trece golpes de verduguillo, hicieron que algún trofeo no viajase hasta su esportón.

Carlos Jordán, de marino y oro, recibió a su oponente con una larga cambiada de rodillas en el tercio. Quitó Rocío Romero por tafalleras. Jordán brindó a Julio Benítez. Correcta la actuación con la franela del toreo de Villanueva de Córdoba. Destacó sobre todo una tanda con la derecha que tuvo buen trazo y ligazón. Lo intentó al natural logrando algún muletazo suelto con buen sentido estético. Tal vez le faltó arrebatarse para conectar con el tendido. Mató de una estocada y se le pidió una oreja que la presidencia no concedió.

Valeroso recibo de capote dedicó Rocío Romero, de grosella y oro, al novillo que le toco en suerte. Los lances no tuvieron continuidad, pero alguno resulto largo y templado. Posiblemente de lo mejor que se vio con el capote en tarde tan anodina. Brindó al matador de toros José Luis Moreno. El trasteo de Rocío tuvo pasajes notables junto a otros más grises, pero, aún así, la torero cordobesa mostró su evolución. Gustó sobre todo su toreo relajado y desmayado con la diestra. Tras un pinchazo, cobró una estocada corta baja que hizo que su enemigo doblara. El público le pidió una oreja que la presidencia no otorgó debido a la colocación del estoque.

Alejandro Adame, de blanco y plata, quiere parecerse a sus hermanos (Joselito y Luis David). El mexicano mostró oficio, pero se perdió en una labor larga y tediosa, tanto que le sonó un aviso antes de entrar a matar. Inédito con la capa quiso hacer una faena en la que tomo demasiadas ventajas. Algún natural suelto y poco más. Mucha cáscara y poco fruto.

Diego San Román, de grana y oro, evidenció falta de oficio. Esta muy nuevo. Desperdició la oportunidad de torear en una plaza de primera. Lo intentó todo y poco, o nada, le salió. Eso sí, tiene una virtud que puede explotar, que no es otra que un innato sentido del temple, pero aún le queda aprender mucho más.

El triunfador del festejo fue Carlos Domínguez, de ciruela y oro, que saludó con el capote a su novillo con dos faroles de rodillas para continuar con valerosos lances a pies juntos. La faena resultó variada y desigual, pero enfibrada y mostrando las ganas que siempre debe de mostrar un novillero que empieza. Tanto así, que el respetable le pidió mayoritariamente un trofeo, después de un infame metisaca en los bajos, que la presidencia concedió de forma benévola y excesiva para la categoría de una plaza de primera.

PLAZA DE TOROS DE LOS CALIFAS DE CORDOBA
GANADERIA: Seis erales de Zalduendo. De muy diferente presencia entre sí y de juego desigual.
NOVILLEROS: José Antonio Alcalde 'EL RUBIO', ovación con saludos tras aviso. CARLOS JORDÁN, vuelta al ruedo tras petición. ROCIO ROMERO, vuelta al ruedo tras petición. ALEJANDRO ADAME, ovación con saludos tras aviso. DIEGO SAN ROMAN, ovación con saludos. CARLOS DOMINGUEZ, oreja. INCIDENCIAS. Primer festejo de abono de la feria de Nuestra Señora de la Salud. Novillada sin picadores. Menos de un cuarto de entrada en tarde calurosa.

El Día de Córdoba (26/05/2017)


5/22/2017

CITA EN LOS CALIFAS CON RAFAEL ROSA Y PAQUITO

Rafael Rosa

Los históricos festejos del centenario de Manolete coincidirán con el regreso de Rafael Rosa a Córdoba con Manzanares y de Francisco Algaba en la cuadrilla del peruano Roca Rey

Córdoba ha escrito múltiples páginas de oro en la Historia del toreo. Su califato taurino ha cubierto etapas esplendorosas en la misma. Por esta razón, Córdoba ha sido siempre considerada tierra de grandes toreros. Cierto es que al hablar de los denominados califas del toreo cordobeses se comprende la influencia en la evolución de la lidia y de su aportación a la tauromaquia. Rafael Molina Lagartijo fue el primer espada que dotó a la fiesta de una lidia con un concepto más artístico. Más tarde fue Rafael Guerra Guerrita, formado en la cuadrilla del anterior, que prolongó aquellos esbozos de lidia artística, complementada con un concepto dominador y poderoso, que llevó incluso fuera de los ruedos. Rafael González Machaquito aportó valor y profesionalidad en su época, donde posiblemente se lidió el toro más fuerte de la historia. Manuel Rodríguez Manolete aunó las cualidades de sus predecesores aportando un estoicismo complementado de una personalidad única. Manuel Benítez El Cordobés trajo la revolución de acercar el toreo a todos los estratos de una sociedad en desarrollo, sustentándolo todo en su magnetismo y carisma personal, además de un toreo heterodoxo que lleno toda una época. Sólo con su llamado califato taurino se justifica la importancia de Córdoba en la fiesta, si bien hubo otros toreros locales que no alcanzaron la gloria del califato, pero que supieron estar a la altura del mismo.
Dice el refranero popular que no es oro todo lo que reluce. Córdoba, además de grandes matadores de toros, también dio a la fiesta nombres ilustres en las filas de los subalternos. Siempre a la sobre de su jefe de filas, los peones cordobeses rayaron a gran altura en la fiesta. Nombres como Juan Molina, hermano de Lagartijo, magnífico con el capote en la brega; Antonio Guerra, eficaz con rehiletes y cachete a las ordenes de su hermano, el gran Guerrita; Rafael Sánchez Bebe; Manuel Saco Cantimplas, eficaz capoteador a las órdenes de Joselito el Gallo; su hijo Rafael Saco Cantimplas, primo hermano de Manolete, con quien actuó durante gran parte de su vida profesional,o más recientemente Manolo de la Haba Zurito; Pepín Fernández; Rafael Gago, padre e hijo, o Antonio Tejero, quienes siempre han acompañado a grandes figuras del toreo.
En la Feria de Córdoba de 2017, la que pasará a la historia como la del centenario de Manolete, dos toreros cordobeses de plata partirán plaza en Los Califas a las órdenes de dos figuras del toreo. Será el viernes 26 cuando Rafael Rosa, en la cuadrilla de José María Manzanares, y Paquito Gómez, en las filas del peruano Roca Rey, representen a la Córdoba taurina.
Rafael Rosa viene de hacerse acreedor de premios a su labor en la última feria sevillana. El torero cordobés llega con mucha ilusión. Manifiesta sobre su actuación "que las sensaciones son muy positivas". "Venir a mi Córdoba siempre te inunda la presión y la responsabilidad que supone torear en mi tierra. Aquí está mi gente, mi familia, mis amigos y eso supone un incremento de responsabilidad. Son ya muchos los años que llevo yendo a las ferias, y con varias figuras del toreo, y eso te da un oficio y una madurez que se va notando conforme pasa el tiempo y es algo que, sin duda, te da mayor tranquilidad para ir afrontando cada tarde que uno se viste de torero", declara a el Día. "Me encuentro en un gran momento, siendo un joven veterano y con un gran reconocimiento en estos últimos años. Eso hace que esta próxima cita en mi Córdoba sea especial y la afronte con una gran responsabilidad, puesto que quiero dar el nivel en mi tierra que he podido marcar en otras ferias. Y qué mejor manera que con una gran figura como José María Manzanares, con el que estoy disfrutando sobremanera y me siento un privilegiado de poder acompañarlo", dice.
Paquito Gómez Algaba
Paquito Gómez es un hombre eficaz. También se muestra ilusionado en poder hacer el paseo en la próxima feria y afirma: "Estoy ilusionado de volver a hacer el paseíllo en mi tierra rodeado de tres figuras del toreo, y en esta ocasión a las órdenes de Roca Rey y rodeado de compañeros a los que admiro. El hecho de ser cordobés te carga aun más de presión y responsabilidad."
Para estos hombres, que en ocasiones no son lo suficientemente valorados ni reconocidos, también supone un aliciente la figura de Manolete. Sobre la efeméride que este año se conmemora, Rafael Rosa reconoce que "es un año especial y cualquier homenaje que le hagamos es poco". "El maestro marcó una época y un concepto. Su personalidad fue arrolladora dentro y fuera de la plaza y debemos de estar orgullosos como cordobeses de haber tenido un figurón de época en nuestra tierra", añade. "Córdoba siempre dio toreros grandes y los sigue dando, por eso no sólo tenemos que estar orgullosos de lo que tuvimos sino también de los que tenemos en vida", añade. Y considera que el mejor homenaje que se le puede dar al "monstruo cordobés" es que "se vea a una Córdoba viva acudiendo a la plaza para disfrutar tanto de las seis figuras del toreo que vienen como de los novilleros y de la corrida de rejones". "Si así ocurriera, el maestro Manolete estaría orgulloso".
Goméz Algaba también de sobre la figura de Manolete: "Para mí, es un honor haber nacido en la misma tierra que el cuarto califa del toreo. Hablar de Córdoba inevitablemente asocia hablar de Manolete. Estoy contento y feliz de haber nacido en su misma tierra y que en su época tanto representó Córdoba en la tauromaquia".
Dos toreros cordobeses que, aunque sus nombres no aparezcan con mayúscula en los carteles, significan mucho en el toreo, pues su profesionalidad y buen hacer son de suma importancia para el lucimiento de sus jefes de filas. Suerte pues para los dos para que puedan demostrar en el albero de Los Califas que la plata puede refulgir con fuerza.

5/14/2017

RECUERDOS TAURINOS DEL AÑO DE MANOLETE


Joselito fue la gran estrella de la feria de 1917, en la que le ganó su particular duelo a Juan Belmonte en tierras cordobesas.


Manolete padre, algo abúlico, cortó una oreja.


Se continúan celebrando actos conmemorativos en recuerdo al cumplirse el centenario del nacimiento de Manolete. Coloquios, conferencias, exposiciones, publicaciones extraordinarias y una feria taurina, demasiado exigua y ramplona, se encargan de hacer que la figura de Manuel Rodríguez vuelva a engrandecerse en su Córdoba natal. Tal vez no hagan falta tantos fastos: la figura de Manolete es demasiado grande, y tiene tanto peso en la ciudad,que hace que sea inolvidable, inmortal e imperecedera.
Cien años se conmemoran de su nacimiento. El 4 de julio, en el caserón de la calle Torrescabrera nacía un niño, que hoy es todo un mito. En hombre que supuso un antes y un después en el toreo. Un torero que terminó por cimentar lo iniciado por quienes lo precedieron, y que, como afirma hoy el escritor Domingo Delgado de la Cámara, es el arquitecto del toreo moderno.
El año de su nacimiento para la feria de la Salud se programaron cuatro festejos. Tres corridas de toros y una novillada con picadores. El toreo estaba en auge con la rivalidad entre Joselito y Belmonte. Los dos colosos estaban acartelados en las tres corridas. En la primera, y con toros de Contreras, mano a mano. Su segunda comparecencia con toros de Miura y acompañados por Saleri II. Y su tercera y última actuación, ante toros de Pérez de la Concha, con Manolete, padre, y Saleri II, quien repetía actuación. La feria se completó con una novillada con picadores en la que actuaron Enrique Rodríguez Manolete II, Manuel Soler Vaquerito y José Flores Camará, años más tarde apoderado del Monstruo de Córdoba. Los novillos pertenecieron a la ganadero cordobés Florentino Sotomayor, con reses de Miura y Parladé.
La feria fue para el menor de los Gallo. Joselito se impuso tarde tras tarde a su rival, quien no tuvo en Córdoba actuaciones destacables a pesar del favor del público y del crítico de El Defensor de Córdoba. El coso de los Tejares registró buenas entradas, mejores en los tendidos de sol que en los de sombra, según informaba la prensa local de la época. La misma que tachó al ganado lidiado de chico y de pobre presentación, nada nuevo bajo el sol, destacando algún toro suelto de Miura y el encierro variopinto de capas, entonces de casta Vazqueña, de Pérez de la Concha.
Detalles curiosos de aquella feria fueron que por vez primera se pintara una línea en la arena para marcar los terrenos en el tercio de varas. También que un toro de la primera corrida, de la vacada de Contreras, fuera devuelto por chico, y lidiado, días después, fuera de programa en la novillada. De tal cometido se encargó Enrique Bejarano Sánchez, que tampoco le dio muerte, ya que sufrió un desvanecimiento cuando se disponía a descabellarlo con el ruedo plagado de público, teniendo el toro que ser devuelto al corral ante un escándalo mayúsculo. En la corrida de Pérez de la Concha fue devuelto por chico, la historia no ha cambiado, el segundo del lote de Joselito. Ante la posibilidad de reintegrarlo a chiqueros, el matador se comprometió a darle lidia para después matar el sobrero consiguiendo con el devuelto una faena tan meritoria que el público de olvidó del tamaño del animal, premiándola con las dos orejas del mismo.
Manuel Rodríguez "Manolete" (padre)
Aunque Joselito fue el gran triunfador de la feria, destacó también la actuación de Manolete, padre. Andaría doña Angustias en la etapa final de su embarazo, cuando su segundo marido, había enviudado de Lagartijo-chico, partía plaza, vestido de azul y oro, en Los Tejares. La prensa local de la época, Diario de Córdoba y El Defensor de Córdoba, a través de sus críticos, De Lis y Poli, gallista radical el primero y belmontista hasta la médula el segundo, nos cuenta que Manolete estuvo a la altura de una figura del toreo. Dos faenas solventes y de buen gusto para el público. Manolete recibió una oreja en su primero . Poli en El Defensor de Córdoba escribió de él: "De los espadas, respecto a Manolete, el mismo de siempre buen torero pero no quiere ocupar el lugar que le corresponde entre tanto 'maleta'". La desidia y la abulia eran características de Manolete, padre, causa de que no pasase a la historia como una figura del toreo, lugar que si ocupó quien nació un mes después, elevando el apodo heredado a la cúspide de la historia .


5/11/2017

LA FERIA TAURINA DE CORDOBA HACE UN SIGLO


Tres corridas de toros con los cólosos de la época, Joselito y Belmonte, las tres tardes. Contreras, Miura y Pérez de la Concha las ganaderías anunciadas. Manolete padre toreando en su tierra a penas un mes y unos días antes del nacimiento del IV Cálifa. Y como postre una novillada con picadores de la ganadería local de Florentino Sotomayor, así como la tradicional becerrada del Club Guerrita. 

5/09/2017

LOS RELATOS DEL VAQUERO RAFAEL. MISTERIOS RESUELTOS



Las palmeras se recortan en el añil del cielo de diciembre. El día amaneció rutilante con el sol tomando un rol protagonista. La ciudad es un hervidero de gentes que le dan vida a sus calles. Foráneos y nativos caminan por ella. Unos, los primeros, despaciosos, tranquilos y sin prisa, contemplando la belleza de una ciudad, que aunque en ocasiones, demasiadas, parece muerta, solo dormita. Por contra los hijos de la tierra, van con prisa, desconociendo en demasía el privilegio que tienen por vivir en  una ciudad como Córdoba.  San Rafael, custodio y guardián de la orbe, se alza vigilante desde su atalaya junto a la Puerta del Puente. Las últimas lluvias han aumentado el cauce del viejo Betis. Las aguas corren turbias, ocres y con violencia rompiéndose con fuerza en los ojos del puente romano.
Vacas jaboneras de Doblas en Los Arenales (Hornachuelos)

La ribera del río vuelve a ser un paseo en estos días festivos. La nueva hostelería, o lo que ahora se denomina gastro-taberna, se ha hecho presente en la zona y las terrazas a la hora del aperitivo son punto de encuentro para muchos. La extensa vegetación que ha crecido en la margen derecha del río, impide contemplar el correr de las aguas. Solo es perceptible su sonido. La cruz de forja, llamada del Rastro, se erige majestuosa al final de la vieja calle de la Feria. Decido subir por ella, donde dos hileras de naranjos, en los que brillan dorados frutos, dan color a sus verdes copas. 

Una figura conocida contempla el jardín del caserón fortificado de los marqueses del Carpio. Precisamente allí habitó el ganadero cordobés Antonio Herruzo, yerno del también criador de reses de lidia Florentino Sotomayor, con cuyas reses formo su hato. Absorto en una pequeña fuente esta nuestro amigo Rafael, quien al verme muestra en su rostro una expresión de asombro y a la vez alegría.

- Amigo, que suerte de verlo y cuanto tiempo ¿eh?
- La verdad es que si Rafael. ¿Dónde camina usted por estas calles tan alejadas de su terreno?
- Mu fasil. De cuando en cuando me gustar perderme por las calles de la ciudad. Me gusta pasear y contemplar su singular bellesa. Sé que me queda poco en este mundo de vivos y quiero disfrutar todo lo que pueda. Y aquí me pilla osté, contemplando el chorrillo de esa fuente que llevará ahí Dios sabe cuánto tiempo, pues este castillo es más viejo que el hilo negro.
- Pues vamos a celebrar que nos volvemos a ver. Tomemos una copa, yo le invito, en la Sociedad de Plateros de San Francisco que nos pilla aquí en la calle de en frente.

Cruzamos la calle San Fernando para entrar a un establecimiento, que aunque ha perdido sabor en los últimos tiempos, conserva ese toque de taberna clásica de la ciudad. Por allí pasaron las mejores voces flamencas de un tiempo, mientras en su recinto se ubicó la Peña Flamenca de Córdoba.
Nos sentamos en el patio, cubierto en esta época, y pedimos dos medios de Peseta, buque insignia de la bodega de la casa.

- Bueno Rafael ¿cómo se encuentra usted? Llevo tiempo sin verle.
- Pos los años amigo, que va a pasar. Los huesos y unas medesinas que me hisieron el estomago porvo. Ya estoy bastante recuperado, así que sin abuso, cuando me apetese me tomo mi copita de vino antes del almuerso.
- Cuídese amigo, que nos tiene que durar muchos años. Personajes como usted van quedando pocos y sois patrimonio material de esta ciudad.
Rafael ríe mi gracia, pero se le nota que no ha pasado por buen momento. Nos sirven el vino y para que Rafael coma algo pido un plato de bacalao rebozado que en esta casa lo sirven de categoría.
- Amigo, y de toros ¿qué me cuenta?
- Poca cosa Rafael. Todo está muy tranquilo. La adjudicación de la plaza de Madrid a Simón Casas, los habituales movimientos de apoderados, la temporada mexicana que cada vez tiene menos fuerza y esperando el año que viene a ver cómo se desarrolla la cosa.
- Como siempre. Los tiempos cambian, pero el toro no. En el campo es justo ahora cuando se les echan los sementales a las vacas. También entre los toros de saca se va viendo lo que puede ir a cada plasa. Los días en el campo en los días de este mes de disiembre, en los que no falta el trabajo, tiene el relajo de las Pascuas, pero poco más. Es cuando empiesan a ir los veedores a ver lo que hay. Antes los ganaderos mandaban en su casa, hoy no. En estos tiempos las chaquetas largas mandan más que las cortas.
- Pues igual que ahora Rafael. Ya se empieza a decir donde lidiarán unos y otros, aunque Francia, una vez más, se llevará los encastes más apetecibles de ver por parte de la poca afición que queda en España, que se conforma con muy poco amigo.

Tomo un sorbo del fino y continuo diciéndole a mi contertulio:

- Lo malo de todo es que es una guerra que está perdida. Porque si se anuncian hierros de prestigio la gente no acude como debiera. Hoy por hoy, por ponerle un ejemplo, me apetecería ver una corrida de Cuadri. Pues le aseguro, sin equivocarme, que para ello tendré que cruzar Despeñaperros, y al paso que vamos tal vez los Pirineos.
- Pos la verdad es que si. El toro de hoy es tan igual si comparamos unas ganaderías con otras que paresen de la misma. Lo sierto es que dentro de nuestra provinsia y a pesar de no ser una tierra muy ganadera, a día de hoy, existe una variedá más grande de lo que podemos imaginar. Fijese osté, así a bote pronto: los Saltillos del hijo de don Alonso Moreno, los Arranz de la familia Sánchez, los Santacoloma de La Quinta, los Núñez de Alcurrucen, los Murube de La Castilleja, los Contreras más o menos puros de Jaralta, los Guateles de Madroñiz y luego las ganaderías más modestas que también tienen cosas la mar de interesantes.
- Es verdad Rafael. Como los Domecq de El Capricho, puros de Salvador, los cárdenos de Blanco de Torres o la piara que cría el doctor Morán en La Morantilla procedentes de Martín Lorca. ¿Por cierto sabe usted Rafael quien le vendió el hierro a Martín Lorca y que le permitió ingresar en la Unión de Criadores de Toros de Lidia?
- Como no lo voy a saber. Un figura. Un artista en los negosios. Currito Doblas que a su vez se hizo ganadero de bravo comprando una ganadería que era la mar de buena y brava.
Cuando Rafael califica una ganadería como brava no lo hace de forma gratuita. Ese adjetivo si lo usa, es porque realmente está en lo cierto, y con su criterio, así como su conocimiento de este mundo, lo hace de forma coherente y correcta.
- Una ganadería que hoy está tal vez en horas bajas, pero que tuvo su predicamento, así como un origen un tanto obscuro Rafael. ¿Podría usted darme un poco de luz sobre el origen de esta vacada?
- Algo le podré aclarar. Años tengo para saberlo. Así que hagamos una excepción y pida osté más vinillo, que se me va a secar el gaznate.

Pido que nos traigan dos medios de fino y media ración de japuta en adobo que esta casa la ponen riquísima. Nos lo traen todo con premura y tras beber Rafael un sorbo de dorado liquido, comienza su relato.

- Currito Doblas se hizo ganadero de bravo en los años setenta. Compro la ganadería de doña María Concepción Mencos Armero, que era la segunda esposa de don Ignacio Sánchez de Ibarguen y Villalón-Daoiz. Este señor, un autentico hombre de campo y excepcional caballista, estaba emparentao con Fernando Villalón, el ganadero que buscaba los toros con ojos verdes, ya fue propietario de un hato procedente de Villamarta, aunque terminó vendiéndolo con el tiempo al portugués Murteira Grave.
- Eso es lo que más o menos sabemos todos Rafael, pero me da de que usted sabe algo más.
- Don Ignacio compró un hierro de segunda a un ganadero de Jaén que se llamaba Ángel Sánchez, y anunsió la nueva vacada a nombre de su esposa. Eliminó las vacas que compró a este señor, que por sierto no tenía nada que ver con don Ramón, y se hiso con un lote de ganado que compró a Manuel Álvarez y hermanos, de Algeciras. Alvarez, que más tarde compro una buena ganadería se sangre Villamarta, se dedicaba a comprar de aquí y de aquí, por lo que tenía varias sangres en su casa. Siempre se dijo que lo que vendió a Sánchez Ibarguen que era un desecho de Juan Pedro Domecq y cuya sangre mayoritaria era la de Veragua. Pero puestos, y viendo la cantidad de jaboneros y berrendos que tenía, bien se podría pensar que se hiso con algo de la viuda de Calderón. El caso es que hiso una venga de aquellas vacas a Sanchez Ibarguen si bien con aquellas también entraron en el trato dos sementales de procedencia Conde de la Corte llamados "Flor de Lirio" y "Gorrión". Aquello salía encastao y bravo. El jabonero y el berrendo en negro eran capas muy comunes, lo que hase ver que la sangre veragueña era dominante. Lidiaba muchas novilladas, sin ir más lejos, se hizo asidua en las nocturnas de fines de los años sesenta en Los Califas.

Rafael, hace una breve pausa, mira el reloj y vuelve a beber un sorbo de vino. Carraspea la garganta y toma un trozo de pescado en adobo, mientras masculla entre dientes preguntándose a ver cómo le cae en el estomago. Se limpia los dedos, pues no usa tenedor, en una servilleta de papel y prosigue su relato.

- Aquello salía bueno y don Ignacio solisitó la prueba de ascenso para entrar en el grupo primero de ganaderos. Ya sabe osté. Los del grupo primero, mas o menos los de la actual Unión, podían lidiar corridas de toros y novilladas con picadores, y los del grupo segundo, los de la Asociación de hoy, solo novilladas sin picar y beserradas. Lidió en Sevilla dos buenas novilladas picadas y finalmente ingresó en la Unión. Ahí fue cuando entra en escena nuestro amigo Doblas, quien compra la ganadería y se presenta en la Maestranza sevillana, donde la ganadería tenía un buen cartel, con una novillada brava que mataron Antonio Chacón, Pepe Ibañez y Jaquito, destacando el juego de los utreros, sobre todo en su juego en varas.
- O sea, que aquello a pesar de ser una ganadería procedente del grupo segundo, era de postín ¿no?
- ¡Digo! brava y encastada. Su origen no era otro que lo que se desechó puro de Veragua por los Domecq cuando encastaron por consejo de Mora-Figueroa en Parladé a través del Conde de la Corte. Ya le he dicho, aunque llegaron dos toros del Conde, la base era aún muy pura de Veragua, personalmente tengo la sospecha de que además llegaron vacas puras "calderonas".
- Pero luego Doblas dicen que aumentó con más ganado de otra procedencia ¿no?
- Efectivamente. Como era un magnifico comersiante, se hizo socio en algunos negosios agrícolas de Marcos Núñez, hijo de don Carlos, que ya llevaba su propia ganadería con reses de su padre. Así que le fue fásil haserse con una veintena de vacas y un toro, puros de Núñez, que aumentaron la ganadería y le dieron mucha más calidad. Lo de Núñez en aquellos años era la crema. Cuando aparesieron animales coloraos de cuerna color caramelo comensaron las habladurías de los envidiosos. Es más, incluso se dijo que Curro les echo a las vacas una novillada del hierro de Manolo González que se aplazó por lluvia en Córdoba y que la empresa Valencia llevo a Los Arenales hasta que se pudo celebrar, pero claro está, eso jamás se pudo demostrar. Lo mismo que lo del toro "Oloroso" de Urquijo, que le prestó Benítez, aunque lo sierto es que de cuando en cuando suelen verse animales de gran volumen y perfil acarnerao.
- ¿Entonces, base vazqueña con aportaciones puntuales de Vistahermosa?
- Mas o menos algo así, pero con más de un sincuenta por ciento vazqueño en algunos animales. De hecho le digo por la amistad que tuve con su mayoral Pepe Cárdenas, que siempre se llevó por separado un lote de lo mas veragueño y que por sierto era conosido en la casa como el lote de las vacas "blancas". Espero haberle aclarao sus dudas.
- Aclaradas quedan amigo. Es usted una biblioteca que ni la de Carriquiri.

Rafael vuelve a mirar el reloj. Pide un vaso de agua y saca del bolsillo de su abrigo una cajita minúscula. La abre, toma una pastilla de pequeño tamaño y se la toma.

- Espero que esto haga efecto y mi estomago mejore, aunque la mejor medesina es hablar de toros con un buen amigo saboreando un buen vino y tapeando la cosina tradisional de toda la vida.

Rio como siempre su salida y nos levantamos. Salimos a la calle y tras darnos un apretón de manos cada uno toma su camino. Camina más ligero de la cuenta. Sospecho que con sus achaques, hoy no se libra de la regañina de su sobrina Lola. ¡Genio y figura!




5/07/2017

LA FERIA DE 2017, MAS DE LO MISMO


Cayetano y Roca Rey pueden ser los que den brillo nuevo a unos carteles que se vienen repitiendo desde hace tiempo.

Que no haya novillada picada es pecado mortal.


Los carteles de la feria taurina de Córdoba se han hecho de esperar. Tanto que el suspense que los ha rodeado ha sido propio de una película de Alfred Hitchcok. La sufrida, calificativo ganado con creces, afición cordobesa se preguntaba si finalmente habría toros en feria. Su paciencia es infinita, tanto que cuando las combinaciones fueron públicas, a través de un triste comunicado emitido a través de correo electrónico, hasta a algunos les han parecido dignos, aunque a otros, los más, su opinión es contraria, argumentando su improvisación y sobre todo la reiteración de nombres y la falta de novedad.
Las combinaciones en sí, sobre todo en un año en el que la ciudad conmemora el nacimiento de Manolete, pueden parecer cortas en número. La verdad es que si tiramos de hemerotecas, la feria de la Salud siempre fue de dos o tres corridas a lo más, eso sí con festejos durante el resto de la temporada taurina. Difícilmente habrá más toros pasado mayo, aunque aún está pendiente la celebración del tradicional festival benéfico de la AECC trasladado este año a octubre. Quitando esto resultará imposible ver un pitón más fuera de feria en el albero califal.
La FIT y sus gentes lo han tenido a huevo este año. La efemérides del centenario del nacimiento de Manolete hubiera sido la apuesta para sacar a Córdoba del ostracismo, pero han preferido seguir de partícipes en el duelo de una plaza cuya recuperación se antoja todo un imposible. Una plaza que continúa languideciendo ante la pasividad de la propiedad y la afición cordobesa, cumplidores de un guión cada vez más triste que nos recuerda los filmes de Visconti o Rossellini, iconos del triste neorrealismo italiano.
Hablando de cine, la feria de este año es como esas películas clásicas que forman parte de nuestras vidas. Esas que hemos visto hasta la saciedad, conociendo su inicio, su trama y su desenlace final. Esas que visionamos en ocasiones cuando son repuestas por televisión, pero que jamás lo haremos pasando por taquilla. Los carteles son como el Ben-Hur de Willian Wyller, repetido y que, según como se plantee la ocasión, no nos importará ver de nuevo. Morante, Manzanares, Ponce o Finito son nombres de sobra conocidos y que han estado presentes en los últimos tiempos en Los Califas. Cierto es que dejaron en ella, como en otras plazas, pasajes para la historia, pero que a fecha de hoy, una hipotética actuación épica no sería nada más que reverdecer unos laureles de sobra conocidos. El dinástico Cayetano pondrá el toque rosa para los seguidores del cuore, aunque el menor de los Rivera Ordoñez puede ser uno de los alicientes de la feria. Su evolución y última actuación en Sevilla le avalan, solo hace falta que se mire su dimensión torera y no el envoltorio que lo rodea. La otra novedad es el peruano Roca Rey. Un torero valiente, heterodoxo y que dicen trae aire nuevo a la fiesta. Cayetano y Roca Rey pueden ser en el ciclo de la Salud, los que den brillo nuevo a unos carteles que se vienen repitiendo desde hace tiempo por las ferias del planeta toro. Con una poca de fortuna pueden ser como Charlton Heston y Stephen Boyd del Ben-Hur de Wyller, ellos solos llenaron la pantalla en aquella obra maestra del cine.
El panorama ganadero es más de lo mismo. Zalduendo, que también repite en el festejo menor, y Juan Pedro Domecq. Ganaderías representativas del toro moderno. De ese animal que más que un enemigo es un colaborador para el torero. Toros posiblemente dóciles y faltos de raza, de juego pobre y triste balance, pero que son esenciales en esta fiesta moderna donde nos han llevado los taurinos. Es el toro que piden y el toro que les crían los ganaderos serviles, mientras otros optan por padrear sus hatos de vacas con toros de raza limousine para rentabilizar sus carnes. Triste pero es así.
Que una feria como la de Córdoba no celebre novillada picada, máxime cuando su esperanza es un novillero que se llama Lagartijo, es pecado mortal. La renovación del escalafón pasa por los festejos picados. Las novilladas sin picadores, ya sea en clase práctica o no, y tentaderos públicos no son la solución. La presencia del nuevo Lagartijo era obligada, se lo ganó en la arena y no en los despachos, pero hoy ya se sabe, hay que tener padrinos, si no que le pregunten también al novillero sin caballos Romero Campos. El día 28, mientras en Córdoba se celebra un festejo de rejones, Lagartijo partirá plaza en el coso del Baratillo, presentándose ante la afición sevillana, y de seguro con un buen número de cordobeses en los tendidos, esos que también le hubieran acompañado en su Córdoba natal.
Córdoba taurina es, hoy por hoy, como la Villar del Río de Berlanga. Esa localidad que en Bienvenido Mr. Marshall esperaba que los americanos la sacaran de su desidia y que finalmente pasaron de largo. Todo hacía pensar que la FIT y Bailleres apostaban por Córdoba, pero finalmente se ha visto que es una pieza más en su puzzle empresarial y que la tierra de los Califas les importa lo mismo que Villar del Río a míster Marshall.