6/19/2017

EL EXTRAÑO CASO DE ABUBILLO

La ganadería cordobesa de Justo Barba cría un animal que tiene todas las señales externas de representar un episodio de albinismo, un ejemplo único en el campo bravo español


Si preguntásemos a cualquiera que nos describiese un toro de lidia, es seguro que en esa descripción apuntaría a que es un animal de capa -o pelo- negro. Extremo este cierto, pues el negro es el color que domina la cabaña brava en la actualidad. También es cierto que pueden aparecer animales con otras capas, pero la realidad es que el negro es el color en el pelo de la mayoría de reses que se lidian año tras año en las plazas del llamado planeta toro.
Antaño, cuando la cabaña brava tenía más variabilidad genética -no hay que obviar que en la actualidad casi todo tiene su origen en la casta de Vistahermosa y que una de sus características era el pelo negro-, las capas eran mucho más diversas. De ahí que en las viejas litografías decimonónicas aparezcan animales de pelos variados, hoy en día minoritarios o incluso desaparecidos.
Durante los años veinte y treinta del pasado siglo los criadores de reses de lidia fueron adaptando sus productos a la lógica evolución del toreo como disciplina artística, por lo que buscaron un animal que se prestase con más facilidad a los cánones que trajesen Joselito y Belmonte. Fue cuando la casta originaria de Vistahermosa se fue imponiendo a todas las demás, convirtiéndose en mayoritaria, en detrimento de otras que no tuvieron la moldeabilidad necesaria para su adaptación a los nuevos conceptos. Aquello supuso la desaparición de otras castas, o sangres, como la llamada navarra, cuyo pelaje era el colorado encendido; la jijona, también de pelajes rojizos; así como la vazqueña, que alcanzó extrema notoriedad cuando fue propiedad del ducado de Veragua y cuyo rasgo externo no era otro que la gran diversidad de pelajes.
Hoy en día es de gran regocijo para los espectadores la presencia en el ruedo de un toro con capa distinta al negro. Se suelen ver accidentales pintorescos, caso de los llamados burracos, también capas de pelos mixtos como el cárdeno, el sardo o salinero, e incluso de pelaje claro como los jaboneros, reminiscencia veragüeña, e incluso algún berrendo en ganaderías que tuvieron su origen en cruces, caso de los patas-blancas o los muy hondos hidalgo-barquero.
Sin lugar a dudas una capa llamativa es la llamada ensabanada. Son animales en los que el pelo blanco es mayoritario y que se encuentra representado en la vacada de Osborne. Es un pelo extremadamente raro y escaso actualmente, tanto que el doctor veterinario Rodríguez Montesinos afirma en uno de sus estudios que representa el 0,099% del total de los efectivos de la raza de lidia. De ese singular pelaje fue el toro de nombre Atrevido que inmortalizó Antoñete en Las Ventas madrileñas en la década de los 60 del pasado siglo. Hoy esta capa está representada en la ganadería matriz de Osborne y en otras derivadas de ella, como puede ser Núñez del Cuvillo.
El ensabanado tiene como característica principal el pelo blanco, aunque su piel suele tener pigmentación de tono café o incluso negra, así como la mucosa obscura. Si no fuese así, estaríamos hablando de un caso de albinismo, extremo prácticamente inexistente en el vacuno de lidia. Repasando datos y hemeroteca poco o nada se vislumbra sobre un toro albino. Sólo uno del hierro de José Marzal de pelo ensabanado, con los ojos claros, que se lidió en Badajoz en la feria de San Juan en un cartel conformado por Juanito Belmonte, Manolete y Morenito de Talavera.
Y es ahí cuando salta la noticia, pues en la ganadería cordobesa de Justo Barba ha nacido en la paridera de este año un animal que tiene todas las señales externas de tener esta singularidad de la naturaleza.
Hijo de la vaca Abubilla, de pelo jabonero, y del toro Alimaño, de igual capa, corretea por los prados de la dehesa un becerro de pelo blanco y mucosas sonrosadas. El ganadero en primer lugar pensó que se trataba de un animal de capa albahía, pero con los días apreció los detalles de que tenía la piel, hocico y cerco de los ojos de un singular tono rosado. Estas características morfológicas hacen pensar que estemos ante un caso de albinismo singular y extremadamente raro en la raza de lidia, caso que hace de este futuro Abubillo un ejemplar único en la cabaña de bravo española. Tanto es así que su propietario y criador ha manifestado que de confirmarse de forma científica no lo destinará a la lidia, quedando como un inquilino de alto honor en la casa durante toda su vida.
Recordar que esta ganadería cordobesa es poseedora de dos ramas que se llevan por separado. Una minoritaria, a la que pertenece este becerro, de casta vazqueña-veragueña de origen Javier Gallego, y otra proveniente de Parladé y Rincón, de origen Antonio Doblas.




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