6/05/2017

GANADEROS CORDOBESES DE ANTAÑO: FLORENTINO SOTOMAYOR

Florentino Sotomayor

Córdoba también es solar del toro de lidia. Desde muy antiguo, el hombre busco la fiereza innata del tótem ibérico en los predios cordobeses. Se cuenta, con muchos visos de verosimilitud, que en las faldas de la Sierra Morena, muy cerca de la capital, los omeyas criaban caballos de pura raza, y porque no también pensar, vacunos de forma silvestre y natural,  por lo que puede que algunos de ellos tuvieran algún comportamiento salvaje y bravío. Cierto o no, la verdad es que aquellas tierras, al píe de la sierra, fueron, y aún siguen siendo, territorio del toro bravo en Córdoba.

En "Córdoba la Vieja", muy cerca de las ruinas de Medina Azahara, pastó parte de la vacada que nos ocupara los siguientes párrafos. Hasta allí llegaron entre 1911 y 1912, los historiadores no se ponen de acuerdo, un hato de vacas con el hierro de Fernando Parladé. Florentino Sotomayor, diputado a cortes, senador del reino y apasionado ganadero vocacional, había decidido convertirse en criador de reses de lidia. Una docena de vacas eran pocas, por lo que a comienzo de verano de 1912, adquiere nada más y nada menos que a Eduardo Miura, ciento cincuenta vacas, algunas paridas, quince utreros y quince erales. Como hierro usará el pial que hereda de su padre, quien a su vez lo recibió de su antepasado Antonio Navarro Moreno y que era usado para marcar ganado caballar.

Hay que aclarar que este hierro del que hablamos, pertenece en la actualidad a Tomás Prieto de la Cal, haciéndose la suposición muchos aficionados, al criar este señor reses originarias de Veragua, que este es el pial primitivo que usaran los duques de Veragua y Osuna cuando adquirieron la Real Vacada, a la viuda del rey Fernando VII, descartándose aquí por tanto esta peregrina y errónea suposición.

La ganadería se asienta entre las fincas "Córdoba la Vieja" y "Cuevas Altas". Florentino Sotomayor como se ha apreciado no escatima nada para conseguir una torada de categoría. Para ello también contrata como conocedor a José Baena "El Rubio", quien antes había desempeñado tal función en la ganadería del señor marqués de los Castellones y sus continuadores, siendo por tanto uno de los mayorales de más prestigio, no solo de Córdoba, sino del todo el campo andaluz. Las pruebas selectivas son duras. De las vacas parladeñas se aprueban diez y sesenta de las de Miura. En los tentaderos son habituales "Guerrita", ya retirado pero con su saber y conocimiento, "Mazzantinito"y "Sevillanito", Antonio Cañero, "Machaquito" y "Cantimplas". Los productos de Sotomayor son del gusto de la afición. En algunas ocasiones se anuncian como procedentes de Miura, pues las vacas aprobadas son inicialmente  padreadas por los raceadores miureños "Lagarto", "Guineo" e "Inspector".  Las reses son duras, pero dan buen juego, principalmente en el tercio de varas. Pero el  toreo evoluciona hacía una lidia más vistosa y con mayor importancia en el tercio de muleta. Florentino Sotomayor con visión de futuro, resuelve atemperar el brío de sus toros. Para ello vuelve a adquirir un toro puro de Ibarra, con el hierro de Fernando Parladé, de nombre "Superior", que comienza a cambiar el comportamiento de la vacada. Los resultados son los apetecidos por lo que en 1917 y 1918 padrean sucesivamente los toros "Medialuna" y "Macarrón" del hierro de la marquesa de Tamarón de igual sangre Ibarra, a través de Parladé. La casta de Vistahermosa va absorbiendo el temperamento típico de los miuras. Se cuenta, no sin fundamento, que José Gómez "Gallito", promotor del toro de hoy, seguía muy al corriente de las evoluciones del cruce practicado en la vacada cordobesa.

El ganadero cordobés se presentó en Madrid, el día 25 de mayo de 1919, con Saleri, Paco Madrid y Celita en el cartel. En ABC del día siguiente se dijo de los toros de Sotomayor: "El ganado de Sotomayor, desigual de presentación; fueron fogueados los lidiados en primero, tercero, cuarto y quinto lugar. En el tercero se precipito un poco la presidencia; el final quiza hubiera sido el mismo, pero hay que tener más calma, pues no hubo tiempo de ver al toro; en el fogueo del quinto tuvieron los toreros una gran participación. ¡Qué lidia! Ni una vez le colocaron en suerte con los caballos;  fué un toro hermoso. El sexto, pequeño, pero bravo. Estos dos últimos tuvieron otro estilo que los anteriores, quizá fueran de la cruza con Parladé. Dificiles para el torero los dos primeros." Un año después Florentino Sotomayor se saca la espina, pues en novillada jugada el día 25 de julio, el tercero de nombre "Escandaloso" resulta bravísimo siendo muy ovacionado en el arrastre, tanto que el publico abroncó a los mulilleros por no darle la vuelta al ruedo. También resultaron bravos los jugados en quinto y sexto lugar. La novillada fue estoqueada por José Zarco, Sánchez Torres y Domingo Uriarte. La vacada toma por fin el rumbo pretendido por su dueño. El cruce con los toros de Ibarra a través de Parladé y Tamarón, resulta fundamental.

La ganadería siguió gozando de buen cartel, hasta que el día 13 de junio de 1926, en la madrileña plaza de Vistalegre, el toro "Gallego" hiere mortalmente a Mariano Montes. Las críticas a la ganadería son feroces. Una vez más el ganadero se convierte en responsable de la tragedia por cierto sector de la afición.
Mariano Montes

Decide el reputado criador deshacerse de su vacada. Resuelve cambiar su ganadería por otra a los hermanos Martín Alonso en 1931. Antes del canje se reserva cincuenta vaca de nota superior y un novillo de nombre "Alondrito" puro de Parladé, al que más tarde se une un toro llamado "Pegajoso" con el hierro de Gámero Cívico, también entroncado con la misma casa ganadera. Las vacas de los Martín Alonso son rápidamente desechadas. Una nueva etapa se inicia, etapa esta que Sotomayor no verá pues fallece en 1934 sucediéndole su hijo Eduardo como titular de la vacada.

La guerra civil causa muchas bajas en la ganadería. Muchas vacas son sacrificadas y al termino de la contienda solo quedan sesenta y tres hembras y el semental "Pegajoso".  La vacada se recupera lentamente hasta alcanzar la cifra de 150 vacas de vientre y los raceadores "Cotorro" y "Bilbaino". Poco dura más la vacada en los predios de "Córdoba la Vieja" y demás predios cordobeses. En 1955 Eduardo Sotomayor se desprende de la misma y la vende al notario de Murcia, aquellos años con ejercicio en Córdoba, Adolfo Avilés Virgili perdiendo su relación por tanto con nuestra provincia.

Cuadro genealógico

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