9/17/2017

AMISTAD Y COMPETENCIA ENTRE MANOLETE Y ARRUZA


Manolete y el mexicano Carlos Arruza protagonizan una sana rivalidad con toreos muy diferentes

Su vínculo se mantiene tras la muerte del IV Califa y Córdoba debería recordarlo

Caen despaciosas las hojas del almanaque de 2017. Lo hacen de forma constante, tal y como en el próximo otoño lo harán las de los árboles. Un año especial para Córdoba, donde la alargada y carismática sombra de Manolete planea recordando el centenario de su nacimiento, así como el setenta aniversario de su trágica muerte en Linares. El torero cordobés continua vivo, no sólo en la ciudad que lo vio nacer, sino en todo el orbe taurino. Los actos de homenaje y recuerdo a su figura se han venido sucediendo por todos los puntos del planeta toro, y es que Manolete fue vital en el desarrollo de la tauromaquia y además trascendió mucho más allá de los ruedos.

El impacto de Manolete en panorama taurino español fue brutal. El torero trajo un nuevo modelo de tauromaquia. Unas formas revolucionarias y que sentaron las bases para el llamado toreo moderno. En una época en que los medios audiovisuales eran escasos y pobres, todos querían ver al nuevo ídolo de la fiesta de los toros. Tanto es así que México, segunda patria del toreo, reanuda su relación taurómaca con España. El convenio taurino entre ambos países, roto en 1936, se reanuda en 1944 al solo efecto de que Manolete actúe en el país azteca. Antonio Algara, empresario de la plaza del Toreo, contrata al califa cordobés para actuar en México. Es cuando desde el otro lado del océano se pide a España un gesto. Quieren ver que la reanudación laboral es total y piden que los mexicanos toreen en la temporada española. Es cuando un torero segundón y aburrido en México viaja a Portugal buscando nuevos horizontes y revulsivo a su carrera. Es el único espada mexicano en la península. Tal vez por ello es el primero que torea en cosos españoles. Aquella oportunidad es aprovechada por el torero americano, quien forma una autentica revolución en Madrid, el 18 de julio de 1944. Era Carlos Ruiz Camino, Carlos Arruza en los carteles.

EL TORERO MEXICANO DEBUTA EN CÓRDOBA EN OCTUBRE DEL 44 JUNTO A EL ESTUDIANTE Y DOMINGUÍNLA DISPUTA ENTRE AMBOS FUE EN LOS RUEDOS; FUERA TRABARON UNA INTENSA AMISTAD


El mexicano pone en liza un toreo muy distante al que ofrece Manolete. Carlos Arruza, hijo de padres cántabros, es poseedor de un concepto poderoso y heterodoxo a la vez del toreo. Con unas facultades físicas portentosas, el espada mexicano llena de dinamismo el ruedo durante sus actuaciones. Tanto es así que en su presentación en Madrid, y tras banderillear a su oponente, el público exaltado blanquea los tendidos de pañuelos. Su toreo poderoso y valiente bebe de las fuentes de la edad de oro del toreo mexicano. Armillita y Balderas, poder y valor, pueden ser los espejos en los que se mira Arruza. Los públicos rápidamente quiere enfrentar aquella tauromaquia alegre y dinámica al estoicismo y quietud del torero de Córdoba. El primer choque se produce en Cieza. Ante toros del cura de Valverde, Manolete y Arruza torean juntos por primera vez, el 26 de agosto de 1944, en presencia de Pepe Bienvenida. La competencia surge en sucesivos festejos. Manolete finalmente se impone al mexicano, aunque este ofrece una resistencia espartana aguantando muchas tardes el poder y personalidad del torero cordobés.
Carlos Arruza se presenta en Córdoba en la feria del mes de septiembre de 1944. Debuta en Los Tejares el día 25 de septiembre. Le acompañan El Estudiante y Luis Miguel Dominguín, quienes lidian una corrida de María Montalvo. Los cordobeses, conocedores de la competencia con el torero local, se muestran hostiles hace el espada mexicano, que vestido de tábaco e hilo blanco no logra lucimiento alguno. División de opiniones en su primero y una sonora bronca en el quinto es el balance final de su actuación. Arruza no entra con buen pie en la tierra de su rival. Repite actuación, por partida doble, los días 25 y 26 de mayo, en el año siguiente. Córdoba no ve por ningún lado el toreo característico del mexicano. De nuevo Arruza pasa desapercibido por Córdoba. Es en la campaña de 1946 cuando por fin Córdoba disfruta de Carlos Arruza y la plenitud de su toreo. Es la feria de septiembre. Junto al mexicano se acartelan Parrita y El Vito. Los toros pertenecen al hierro santacolomeño de Felipe Bartolomé. En el segundo Carlos Arruza muestra su toreo pleno y total en una faena que le sirvió para conquistar al público cordobés. La prensa de la época escribió de aquella faena: "Surgió el Arruza buen torero, el de los pases básicos -y clásicos-, y el hombre que, aprovechando la bondad de un toro -el ir y venir sumiso, la arrancada suave, noble y pastueña- quiere demostrar a un público que ha aprendido también a ejecutar el toreo serio, consciente, verdad que gusta en Córdoba. Por eso su conquista fue plena y rotunda".
La competencia entre los maestros Manolete y Arruza fue siempre en los ruedos. Más allá de ellos, los dos toreros trabaron una verdadera amistad. Tanto es así que tras la muerte de Manolete, y a instancia del crítico taurino José Luis de Córdoba, es Carlos Arruza quien promueve la corrida magna promonumento en 1951. Desde entonces los nombres de Córdoba, Manolete y Carlos Arruza permanecen unidos en el torero barrio de Santa Marina. Sería de justicia reivindicar en este centenario del nacimiento de Manolete la figura del torero mexicano y reinstalar en el monumento a Manolete en la plaza de Conde de Priego la placa en la que Córdoba le agradecía su dedicación y desvelos para su ejecución. La barbarie la arrancó hace años, sin que a día de hoy haya sido repuesta.


9/14/2017


El empresario taurino Jorge Buendia remite este comunicado con el ruego de su publicación ante la de algunos reportajes y comentarios  suscitados por la despedida del toreo de bombero torero en Almodóvar del Campo el próximo viernes día 15 tras siete décadas de torería. (Con el ruego de su publicación)

Como hombre del toro  tanto en mi época de luces como ahora en mi faceta de empresario taurino, me han enseñado a admirar y respetar a todos aquellos que han practicado con grandeza una o otra tauromaquia.

Como aficionado taurino "El Bombero Torero" y resto de espectáculos cómicos forman parte de mi primera cultura taurina 

Siempre he considerado digno de encomio el conocimiento de las suertes,la  naturalidad, el saber estar, la ternura, la guasa sana que el espectáculo cómico-taurino ha sido capaz de manejar para conseguir lo más difícil y lo más bonito del mundo: La sonrisa de un niño, muchos estos niños además se hacían aficionados al conocer el torero cómico

Entiendo que los tiempos han cambiado, la sociedad rural y de supervivencia se ha transformado en una sociedad con tabús distintos, alejada de los problemas reales, más hipócrita y urbana. Quizás los enanitos toreros es una anacronismo que muere simplemente porque tenían que morir. Lo acepto y solo quiero mostrarles mi agradecimiento a esta gente grande por tantos años de dedicación al espectáculo taurino, espectáculo por donde han pasado muchos aspirantes a figura del toreo y alguno que lo ha sido como Espartaco o Manolete.

Algo no comprendo cuando se presenta  como indigno o humillante dar a ganar un sueldo a aquella persona que se ofrece para hacer aquello que le gusta. Ellos siempre se han considerado profesionales  y en esa bis cómica han conseguido sentirse toreros durante toda su vida, formando piña, rematando muchas ferias y generando recursos económicos alrededor de la tauromaquia.

Cuando hablé con Rafa Celis y me explicó que se quitaba de esto sentí que como aficionado, como profesional y como empresario debía dar la oportunidad de que se despidieran donde tantas tardes han disfrutado y hecho disfrutar poniendo el "No Hay Billetes": una plaza de toros y les ofrecí mis plazas para que tuvieran la digna despedida que se merecen.

Nada más lejos de mi intención que polemizar con aquellos que han atacado a la tauromaquia o a mí personalmente haciendo una lectura malintencionada y  extemporánea de la figura de los toreros cómicos, afectados por acondroplastia o no, yo nunca los he distinguido. El único  motivo de este comunicado es mostrar toda mi admiración para que estos toreros que hicieron de la necesidad virtud, se sientan arropados por un mundo al que han aportado todo lo que tenían, que siempre ha sido mucho.. Para todos nosotros ha sido un orgullo que hayáis estado tanto tiempo anunciados en todas las plazas de toros del mundo. Y siempre, siempre, nos hemos reído "con" vosotros y nunca, nunca, nos hemos reído "de" vosotros.

9/10/2017

EL TORO, EL TOREO Y EL VIENTO (Crónica Belmez)


Tal vez el público que suele asistir a los toros, acuse falta de aire fresco en un espectáculo que  sigue siendo el segundo de masas de este país. La monotonía se ha enquistado en la corrida, y muy pocas son las veces que ésta se rompe. Se ha buscado un toro excesivamente amable, tanto que la emoción y la sensación de peligro han desaparecido de los ruedos, quedando la tauromaquia tan previsible, que el público pocas veces encuentra el aliciente bastante para pasar por taquilla y ocupar los tendidos de las plazas de toros. Por eso hay que buscar ese estímulo, que vuelva a hacer que el gran público apueste por el toreo como un espectáculo pleno y capaz de divertir a los que se congregan en las plazas de toros. Sin lugar a dudas todo pasa por devolver al toro ese punto de emoción, que haga que estar delante de él, esté lleno de sensaciones. Ayer en la plaza de Bélmez ocurrió precisamente eso. Se lidió una corrida, obviamente con una presentación para una plaza de tercera categoría, con interés suficiente para que el público, ya fuera aficionado u ocasional, pasara una tarde entretenida y sobre todo interesante por todo lo que ocurrió sobre el albero del centenario coso del Guadiato. Los que fueron, seguro que no se arrepentirán, y posiblemente vuelvan en un futuro. Los que se quedaron en la feria, o en casa, pensando que sería un festejo al uso y modos de hoy, se lo perdieron. En el pecado llevaran la penitencia.

Tal vez el resultado de la corrida no fuese histórico. Posiblemente así fuera. Pero lo que hay que destacar es que cuando al ruedo salta un toro con raza y casta, las cosas siempre resultan más favorables. La corrida enviada por Victorino Martín tuvo muchos matices para ser recordada. Toros bravos y colaboradores con los toreros, eso sí, sin regalarles practicamente nada. Todos tuvieron mucho que torear. Incluso los dos últimos, a la postre los más deslucidos, que de seguro, si no hubiese molestado tanto el viento, hubieran tenido más posibilidades que las que ofrecieron. Corrida sin la apariencia exterior que muchos podrían pensar, pero de un comportamiento que tuvo a todo el público centrado en lo que ocurría sobre la arena. Toros con raza y casta, todos murieron con la boca cerrada y alejados de los tableros. Jugar la carta de Victorino, es de ganador, y sin lugar a dudas los criados por el ávido ganadero de Galapagar fueron responsables del resultado final del festejo. Bien por Victorino una vez más.

La empresa apostó por un mano a mano entre dos toreros que saben hacer el toreo. Dos toreros alejados de papel couché, por lo tanto practicamente desconocidos para el gran público. Dos toreros que hicieron las delicias del respetable con el toreo puro, ortodoxo, clásico, barroco y temperamental. El toreo de toda la vida, con el añadido de hacérselo a toros que no les regalaron practicamente nada.
Abría cartel el murciano Paco Ureña. Recibió a su primero con unos valerosos lances a la verónica que remató con media. Tras un puyazo quitó por delantales ajustados que fueron aplaudidos. Brindo el trasteo al respetable y cuajó una faena que tuvo buen concepto y forma. Cuajó muletazos largos y templados por ambos pitones, destacando el toreo al natural con la izquierda. Tal vez pecara de falta de unidad, pero no hay que poner pero alguno a la labor del murciano en este toro, al que mató contundentemente de una eficaz estocada, lo que le valió cortar la primera oreja de la tarde. Su segundo fue un toro al que costo definirse. El 'albaserrada' no se dejó torear lucidamente con el capote. Tomo un puyazo en el que empujó con clase. Ureña tomó la muleta, flotaba en el aire la incógnita de saber que pasaría. Fue cuando apareció el toreo de dominio. A base de oficio, Ureña fue obligando a su oponente para terminar toreando a placer. De nuevo fueron de alta nota los naturales, tanto cargando la suerte, tanto a pies juntos, los muletazos resultaron largos y templados. Lástima la colocación del estoque que privó a Ureña desorejar por partida doble al animal, obteniendo solo una oreja. El quinto resulto deslucido. El de Victorino no tuvo la franqueza de sus hermanos, pero también el aire, que molestó en exceso, impidió a Ureña, que lo intento de todas formas, realizar una faena compacta. Algún muletazo de buen corte y estética. Poco más. El viento y el mal uso de los aceros se llevó los deseos de Ureña de redondear su tarde.


Pepe Moral venía de triunfar en Navaluega ante los "otros" Albaserradas de Adolfo. El torero de Los Palacios lleva una temporada corta, pero de mucha intensidad. Sus méritos en los ruedos no están teniendo justicia alguna en los despachos, traduciéndose esto en una falta de contratos incomprensible. Pepe Moral vino a Bélmez a triunfar y a volver a reivindicarse una vez más. Y vaya si lo hizo. Tres orejas al esportón y la sensación de ser un torero llamado a ocupar un lugar más privilegiado en el escalafón. Recibió a su primero con vibrantes lances a la verónica que fueron jaleados por la concurrencia. Brindó al público e instrumento a su oponente una faena enfibrada y con ganas. Tal vez esas ganas fueran las responsables de que el trasteo resultara irregular, destacando con unos mecidos naturales que fueron lo mejor de la faena. Pudo cortar una oreja, pero un pinchazo previo a la estocada hizo que solo pudiera saludar desde el tercio. En el cuarto vino lo mejor de la tarde. Lanceó con gusto a la verónica siendo muy aplaudido. Tras un puyazo y un vibrante tercio de banderillas a cargo de Vicente Varela, Moral tomo muleta y estoque. Brindó a su compañero de cartel y cuajó unos estéticos muletazos por bajo con los que fue haciéndose con la encastada y brava embestida de su oponente. La faena resultó maciza, rotunda, vibrante. Una faena que tuvo como denominador común la pureza, la verdad y el buen gusto.  Cuajó muletazos profundos con ambas manos dominando a un bravo animal que hacía surcos en la arena con el hocico detrás de la muleta que le ofrecía el torero palaciego. Una estocada haciendo perfectamente la suerte y una muerte de bravo del toro, hicieron que el tendido se blanquease de pañuelos y el doble trofeo fuese a parar a sus manos. En el último de la tarde el viendo dió al traste con todo. Era imposible dejar la muleta en el sitio para hacer que el animal repitiese tras ella. Una simple ráfaga podría dejar al descubierto al torero y con ello hacer peligrar su integridad. Aún así Moral lo intentó, por activa y por pasiva, a pesar de ello consiguió algunos muletazos sueltos rotundos, lo que le permitió, tras el buen uso del acero, cortar una oreja.


Resumen final: tarde entretenida con toros de verdad, buenos toreros y el viento que se coló sin que nadie lo hubiera invitado. Los que no fueron, se lo perdieron.

FICHA DEL FESTEJO: 

GANADERIA: Seis toros de Victorino Martín Andrés, correctos de presentación pero desiguales entre sí. Resultaron de buen juego el líneas generales destacando el bravo 4º de nombre Matero, los más deslucidos, que no malos, fueron los jugados en 5º y 6º lugar.
TOREROS: PACO UREÑA (malva y oro). Estocada (oreja), estocada caída (oreja) y estocada atravesada y estocada (ovación con saludos). PEPE MORAL (tabaco y oro). Pinchazo y estocada (ovación con saludos), estocada (dos orejas) y estocada (oreja).
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Belmez. Corrida de toros con motivo de la feria en honor de Nuestra Señora de los Remedios. Media entrada en tarde de agradable temperatura en la que el viento molesto de forma constante, especialmente durante la lidia de los dos últimos toros. Destacó entre las cuadrillas Vicente Varela que saludó tras parear brillantemente al 4º. Al finalizar el festejo los dos toreros abandonaron la plaza a hombros atravesando la puerta grande del centenario coso belmezano.

9/04/2017

EL 'MANOLETISMO' QUE VINO TRAS MANOLETE

Manolete y el novillero hispano-mexicano Joselillo

Tras la muerte del IV Califa, algunos toreros trataron de continuar por el camino que él había abierto, pero ninguno de estos diestros -Parrita, Joselilllo o Frasquito- tuvo fortuna.

A los cien años de su nacimiento y setenta de su trágica desaparición, la figura del matador de toros cordobés Manuel Rodríguez Manolete sigue teniendo un halo de frescura, que despierta admiración y reconocimiento en mucha gente, ya sean aficionados al mundo de toro o no. Manolete continua presente. Se sigue muy de cerca lo que fue, tanto en la sociedad de la España que le tocó vivir como en el llamado planeta toro, donde trajo unos conceptos que a partir de entonces sentaron las bases de una nueva tauromaquia continuando vigentes aún a día de hoy.
El concepto moderno del toreo parte de Manolete. Fue el torero cordobés quien culminó lo apuntado por sus antecesores. Poder de dominio sobre el toro -al que estructuraba una faena de muleta de corte similar-, ligazón entre los muletazos, invasión de terrenos que hasta su llegada al toreo eran imposibles de pisar, quietud, estoicismo y una gran profesionalidad. Todo ello aderezado por algo que solo le pertenecía a él: una personalidad única, magnética y arrolladora.
PARRITA, CONOCIDO COMO EL 'MANOLETE DE LOS POBRES', SUFRIÓ UN PERCANCE Y YA NADA FUE IGUAL, JOSELILLO, EN LOS 40 , ERA LA GRAN ESPERANZA DE MÉXICO, PERO UN TORO LO COGIÓ Y PERDIÓ LA VIDA, FRASQUITO ENTRÓ CON FUERZA EN SEVILLA PERO POCO A POCO FUE PERDIENDIO ENTEREZA

Todo aquello que llegó con Manolete impactó fuertemente a sus coetáneos. Ninguno fue capaz de igualar al torero de Córdoba. Toreros grandiosos como pudieron ser Pepe Luis Vázquez, dotado de un arte exquisito y un conocimiento de los toros importante, o Carlos Arruza, primer exponente de un toreo atlético y dinámico, poco duraron, haciendo un símil ciclista, tras la rueda de Manolete. Eso sí, muchos trataron, no de imitarlo, pero si beber de sus fuentes. Manolete descubrió a sus contemporáneos que aquel toreo que hacía era una evolución que, de no ser seguida, significaba quedarse atrás en el tiempo con un toreo pasado de moda y desfasado.
Uno de los primeros toreros que captó el mensaje de Manolete fue el madrileño Agustín Parra Dueñas, Parrita, a quien Manolete había alternativado en la plaza de Valencia en la campaña de 1945 en presencia de Carlos Arruza. Parrita capta y asume el toreo manoletista. Tanto es así que le llaman el Manolete de los pobres. Comienza a torear con frecuencia y tras la muerte del torero cordobés, los aficionados ven en el torero de Madrid una sucesión directa del torero trágicamente desaparecido. Pero hacer el "nuevo" toreo tenía sus riesgos. Parrita es herido de gravedad en la plaza segoviana de El Espinar en 1950 y aquel percance hace mella en su ánimo, por lo que su carrera comienza a languidecer.
En México, donde Manolete era un ídolo fuera de lo racional, surge la figura de un novillero que impacta por sus formas y valor fuera de lo común. Un torero en ciernes que levanta pasiones en el país azteca. Sus actuaciones se cuentan por éxitos y su toreo amanoletado y dramático cautiva a los públicos. El hispano-mexicano Laurentino José López Rodríguez, Joselillo en los carteles, está llamado a ser una figura en el toreo mexicano. Tanto es así que se declara novillero triunfador de la temporada de 1946. Es fotografíado con su ídolo Manolete, quien había sido triunfador de la misma campaña como matador de toros, en la entrega de los galardones. Se cierra su doctorado en Lima. Manolete sería su padrino. El hecho luctuoso de Linares impide la concreción del cartel, ajustándose para el doctorado la figura de Carlos Arruza. Pero la ceremonia no tuvo jamás lugar. Joselillo es herido de gravedad, tanto que le costó la vida, el 28 de septiembre de 1947, por el novillo Ovaciones de la ganadería de Santin. Los médicos lograron en un principio atajar el daño, pero, en días posteriores al percance, una embolia pulmonar producida por un coágulo formado a consecuencia de la herida, ocasionó la muerte a la firme promesa del postmanoletismo en México.
Tras la muerte de Manolete su sombra permanecía flotando sobre los ruedos de España. Es por ello por lo que un joven toledano de nombre Francisco Sánchez Fernández, y de apodo Frasquito, impacta en la afición sevillana que lo ve triunfar con rotundidad en el festival de la Aviación el día 9 de septiembre de 1947. Su toreo aquella tarde hizo vislumbrar muchas esperanzas. Muchos vieron en él a Manolete resucitado. Vuelve a ratificar su triunfo de nuevo en Sevilla. El 5 de abril de 1948 se presenta como novillero y forma un lío en el único que pudo estoquear, pues fue herido al entrar a matar. Dos orejas, nuevo triunfo y Frasquito se convierte en el torero de moda. Pero la estrella de Frasquito se apaga rápidamente. Dos graves percances, Bilbao, 18 de abril, y Córdoba, 30 de mayo, son acusados por el incipiente torero de Toledo en el que muchos vieron un heredero del coloso de Córdoba. De aquel "Un principiante, maestro" con el que Don Fabricio tituló la crónica de éxito en Sevilla, hasta aquel "Frasquito salvó su precioso terno a costa del menguado prestigio que tenía" de su última actuación en Madrid, había transcurrido muy poco tiempo. Sólo fue, a causa de los destrozos que le hicieron los novillos, una sombra efímera de algo que quiso ser.
Sólo quedan unas preguntas. ¿Qué hubiera ocurrido si Parrita, Joselillo y Frasquito hubiesen sido respetados por los toros? ¿Se hubiera vivido un post-manoletismo sin Manolete? ¿Hubiera el toreo evolucionado de otra manera? Es difícil de contestar. Aún así la figura de Manolete continua vigente. Este año más que nunca.