Ganaderia: Siete novillos-toros de ‘Jaralta’, desiguales de presentación y juego. Destacó por su comportamiento el lidiado en tercer lugar.
Espadas: PEDRO GUTIERREZ MOYA ‘EL NIÑO DE LA CAPEA”. Pinchazo y estocada (oreja)
PEPIN LIRIA. Metisaca y descabello (oreja)
VICTOR PUERTO. Estocada (dos orejas)
JOSE LUIS MORENO. Pinchazo y estocada (dos orejas)
PEDRO GUTIERREZ LORENZO ‘EL CAPEA’. Estocada (dos orejas)
JULIO BENITEZ ‘EL CORDOBES HIJO’. Dos pinchazos y estocada (oreja)
DANIEL CUEVAS. Menos de media y estocada baja (oreja)
Incidencias. Plaza de toros de Belmez. Festival a beneficio de la Asociación de Minusválidos y Discapacitados del Alto Guadiato “Amagua”. Media entrada en tarde de temperatura primaveral. Al inicio del festejo se hizo entrega a cada uno de los actuantes de un obsequio. Reseñar el mal estado del piso que fue objeto de las quejas de los profesionales actuantes.
Un año más los engranajes de la temporada taurina han comenzado a moverse. La actividad vuelve a las plazas de toros de la geografía española y nuestra provincia no iba a ser menos. Ayer tarde se celebró en el centenario coso belmezano un festival benéfico que aunaba en su cartel el pasado, el presente y el futuro de la fiesta. Cartel interesante y con un atractivo que no se vio reflejado en los tendidos, pues el público en general, no respondió lo esperado ante tan noble causa, que no era otra que recaudar fondos para la Asociación de Minusválidos y Discapacitados del Alto Guadiato (Amagua).
Abrió plaza ‘El Niño de la Capea’ que tuvo en su contra un novillo falto de fuerza y que durante su lidia nunca terminó de definirse. El maestro salmantino se mostró suficiente. Correcto con el capote y resolviendo los problemas que durante el trasteo le presento su oponente. Labor por tanto de maestría y solvencia que tuvo poco eco en un tendido acostumbrado al toreo de hoy, mucho más accesorio y de mucha menos profundidad.
Pepín Liria en esta temporada de su adiós, mostró la cara que le ha servido para ganarse el respeto en su profesión. Entrega y honradez, han sido y son, sus principales virtudes. Entregado toda la tarde se topo con un animal que tuvo poca fuerza y al que fue consintiendo poco a poco, hasta lograr un trasteo que aunque no tuvo rotundidad, si tuvo el beneplácito del público.
Víctor Puerto se encontró con el mejor novillo del encierro. Un animal alegre en sus embestidas, con fijeza y sobre todo con gran clase. Puerto lo recibió con lances valerosos y variados, para a posteriori banderillear de forma correcta. La faena no terminó de arrancar hasta que Puerto se decidió a bajar la mano. Fue entonces cuando surgió el toreo de verdad, sobre todo en algunos naturales largos y templados. Termino con unos ayudados por alto y mató de forma contundente. El doble trofeo fue solicitado y concedido.
Siempre gusta ver a José Luis Moreno. El toreo surge de sus muñecas con una cadencia y frescura realmente asombrosa. El recibo de capote fue preludió para lo que ocurriría después con la tela roja. Faena cimentada en el toreo al natural que tuvo mucha verdad y torería. Los muletazos surgían limpios, rematados hacía atrás y con gran empaque. Por éllo el toreo de Moreno llegó con facilidad tanto al aficionado como al espectador. Lástima que un pinchazo previo a una estocada le privase de los máximos trofeos que seguro hubieran terminado en las manos del de Dos Torres.
Capea hijo anduvo entregado. El novillo que le cupo en suerte nunca terminó de entregarse. Ante él solo había que estar firme. Demasiado probon y arrollando más que embistiendo, este nuevo Capea, solo pudo hilvanar un trasteo en que las ganas fueron su máximo aval. Terminó en terrenos de cercanías intentando calentar a un tendido que le premió con dos orejas.
Julio Benítez tiene que creérselo más. Da sensación de frialdad y eso hace que tarde en conectar con los públicos. Valiente fue su recibo de capote, rodillas en tierra y en el tercio. Su faena de muleta, ante un novillo que nunca terminó de entregarse, tuvo muchos altibajos. Alcanzó sus cotas más altas en las postrimerías del trasteo cuando surgieron algunos naturales con su particular personalidad.
Cerraba cartel el joven novillero aragonés Daniel Cuevas, que ante un novillo mansurrón no alcanzó el lucimiento deseado. Correcto en sus formas capoteras con cierto ‘pellizquito’, no tuvo oportunidad de destacar con la pañosa, aunque resolvió con creces los problemas de terrenos que le planteó su oponente.
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