GANADERÍA: Cinco toros de La Ramblas desiguales de presentación. Algunos sobrados de kilos, otros vareados que se tapaban por la cara. Flojos, desrazados y parados. Uno de Torrestrella (6º) gordo que termino parado.
TOREROS: Juan Serrano “FINITO DE CORDOBA”, de negro y oro. Pinchazo y estocada habilidosa (ovación con saludos tras un aviso) y estocada habilidosa (ovación con saludos).
JUAN BAUTISTA, de gris plomo y oro. Pinchazo y estocada (ovación con saludos) y dos pinchazos y estocada tendida que escupe (ovación con saludos) .
SEBASTIAN CASTELLA, de verde oliva y oro. Tres pinchazos echándose el toro (silencio tras aviso) y pinchazo y estocada baja (palmitas de despedida).
Incidencias: Plaza de toros de Córdoba. Cuarto festejo de abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Más de media entrada en tarde soleada.
Salvador Giménez
No pasará a la historia del toreo la corrida celebrada en la tarde de ayer en Córdoba. No pasará por muchas razones, pero la principal ha sido que en la misma, ha faltado la materia prima para la corrida. El toro. Mucho se había cantado en los días previos la presentación de la corrida de Las Ramblas. Tanto que al finalizar el festejo, más de un malicioso pensó que la corrida había sido cambiada por otra, menos bonita y de menor cuantía, tras el percance de José Tomás en México. Lo cierto y verdad no es otra cosa, que la corrida falló estrepitosamente. Desiguales de presentación, algunos se tapaban por los dos leños que tenían por delante, y desrazados en líneas generales. Al final una vez más el pobre juego de los toros dio al traste con las ilusiones de unos espectadores, que a pesar de la ausencia de José Tomás, ocuparon más de la mitad del aforo del Coso de Los Califas. Y es que cuando el toro, cimiento básico de la fiesta, falla todo se derrumba estrepitosamente.
¿Qué decir de los toreros? Pues poca cosa. Que lo intentaron ante el pobre material que tenían y poco más. Ellos solos se han metido en este callejón sin salida. Son los toreros, los de arriba claro está, los que han impuesto este toro bobo y sin casta. Si luego la cosa no resulta, la culpa está clara de quien es. O cambiamos el chip o todo esto se va al garete. La fiesta de hoy carece de muchas cosas necesarias para su vitalidad y una de ellas es la casta del toro. Si no la recuperamos no sabemos lo que pueda pasar.
Finito de Córdoba se reencontró con su público tras el affaire del pasado año cuando no paseó dos orejas. Los cordobeses no son nada rencorosos y a la más mínima que el torero de El Arrecife hizo el esfuerzo, el público se lo agradeció. En su primero cuajó un trasteo de mucha estética que tuvo poca profundidad, su colocación siempre al hijo del pitón y el desplazar las embestidas para fuera tuvieron la culpa, pero es que cuando Finito compone la figura un vulgar muletazo parece hasta bueno. En su segundo, al que recibió con un ramillete de buenas verónicas, le plantó cara para hacer una faena desigual, que tuvo como bandera la entrega y de nuevo su impresionante sentido de la estética.
Juan Bautista hizo dos faenas similares. El galo no es un estilista, su toreo es de más poder y ante este tipo de toros luce poco. Demasiado eléctrico y acelerado en sus dos trasteos, dejándose tropezar en exceso la muleta. Al final sus dos oponentes se aburrieron y antes de que el público lo hiciera, opto por dar por terminado su trabajo.
No tuvo suerte Castella en Córdoba. Sustituir a José Tomás le ha pesado. El público no se le ha entregado jamás, incluso en su segundo le pitaron en el transcurso de la faena. Su primer toro, un animal que se apagó pronto, no le permitió el lucimiento que pecó de vulgar y demasiado mecánico, incluso ventajista en la colocación y embarcar las embestidas con el pico de la muleta. Su segundo, un sobrero de Torrestrella, tampoco le sirvió para hacer el torero que acostumbra. Cierto es verdad, que quizá pecara de buscar muy rápido el terreno de cercanías que tanto le gusta, cuando el toro en la larga y media distancia pareció que podía romper de otra manera más favorable.
En resumidas cuentas poco destacable y es que tardes como la vivida ayer en Córdoba, no pasan a la historia del toreo. Lo mejor es olvidarlas rápidamente.
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