2/05/2011

GARCIA PEDRAJAS. OTRO ENCASTE MARGINADO



Hace un par de entradas ilustre la misma con la fotografía de un ganadero. Rápidamente un par de lectores acertaron con el personaje. Antonio García Pedrajas. Ganadero cordobés que dio tal personalidad a los toros que criaba, que aún hoy en día son reconocidos por los aficionados.
He de reconocer que cuando pregunte a los seguidores de esta humilde bitácora, sobre este ganadero, no sabía que una de las ganaderías herederas de su patrimonio genético, había tenido que enviar una ingente cantidad de machos a morir tristemente en un oscuro matadero. Triste, si, muy triste. Y sobre todo difícil de entender cuando este encaste de “garciapedrajas” comparte la misma base genética que el “bodeguero” dominante. ¿Por qué la torería y el taurineo prefieren el “parladé-domecq” y defenestran el “parladé-pedrajas”? La respuesta no es otra, a mi opinión, que en la historia del toreo ha habido, y aún hay, ganaderos que se pliegan a los intereses del torero, obviando por tanto los suyos propios y los de los espectadores, dañando con ello al desarrollo normal de la fiesta de los toros.
Si nos adentramos en la historia, podemos comprobar cómo a finales del siglo XIX, una de las partes en que se dividió la ganadería de los condes de Vistahermosa, había llegado a manos de la familia Murube. Fue allá por 1884 cuando Eduardo Ibarra se hace por compra con la mitad de la ganadería de Murube, exactamente la que le correspondió a Felipe Murube de la herencia de su madre Doña Dolores Monge. Ibarra mejoró y doto de personalidad propia a lo que había adquirido, presentándose en Madrid el día 9 de abril de 1885, compartiendo su nombre con Rafael Molina “Lagartijo”, Salvador Sánchez “Frascuelo” y Fernando Gómez “El Gallo”.
En 1904 es cuando Fernando Parladé adquiere un importante lote de reses a Ibarra. Parladé lidia por vez primera en la capital de España, el día 24 de abril de 1904 siendo estoqueados sus toros, en realidad criados por Ibarra, por Antonio Montes, “Bombita” y “Lagartijillo”. Poco tiempo duró como ganadero Parladé, pronto fue deshaciéndose de la vacada con ventas a terceros. Uno de estos beneficiados de la liquidación de la ganadería parladeña, antes Ibarra, fue el sevillano Francisco Correa que adquiere un lote de vacas y el semental “Bandolero”. Poco tiempo la posee, pues en 1915 la adquiere, para poseerla de forma fugaz, Félix Moreno Ardanuy que alcanzaría años más tarde fama con la adquisición y cría de los toros del marqués de Saltillo.
Es aquí donde aparece nuestro protagonista. Antonio García Pedrajas. Ganadero cordobés, nacido en Almodóvar del Río en el año 1859. García Pedrajas compra en 1918 a Moreno Ardanuy la totalidad de las reses que este poseía de origen Ibarra a través de Parladé. Años más tarde refuerza esta línea, pues adquiere otro lote de vacas y un semental a la familia Gámero Civico, de igual raíz y tronco. Se presenta en Madrid el día 31 de mayo de 1925.
Fallece el ganadero en julio de 1936 heredándole sus tres hijas. La mayor, Magdalena García Natera, es quien continua con la ganadería, haciéndose con dos terceras partes de la paterna, pues a lo heredado, une el lote que correspondió a su hermana Marina. La parte de María fue transmitido la mayoría a Isaías y Tulio Vázquez y al ganadero cordobés, menor número de reses, Manuel Guerrero Palacios. Estas reses de Guerrero Palacios terminaron en manos de la familia Guardiola a mediados de los años cuarenta.
Magdalena García Natera inscribe la ganadería a nombre de su marido Mariano Fernández Gómez y lidia con notable éxito en todo el territorio nacional, destacando sus toros por su bravura y pujanza, hasta que en 1946 es adquirida por Salvador Nogueras quien las revende en breve periodo a Salvador Guardiola Fantoni, que la inscribe a nombre de su esposa María Luisa Domínguez Pérez de Vargas.
Buena prensa tuvieron los toros de García Pedrajas, luego de la familia Guardiola, durante un buen periodo de tiempo. Recordadas son las bravas corridas jugadas el “lunes de resaca sevillano”. Hoy todo se ha diluido. Los ‘garciapedrajas’ están marginados, al igual que todas las ganaderías que crían un toro bravo, nadie los pide y por ello no se ven en las grandes ferias y plazas de relumbron. La pregunta que había que hacer, sobre todo a los taurinillos de tres al cuarto, es saber el porqué de esta cuestión, de por qué se margina al toro “pedrajeño” y se ensalza al “domecq”, cuando ambos comparten una génesis idéntica. La respuesta no creo que la digan. Seguramente les daría vergüenza y quedarían al descubierto muchas de las patrañas que cuentan para seguir haciendo caja.

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