5/24/2011

SE ALZO EL TELON EN EL MAYO TAURINO CORDOBÉS





GANADERIA: Seis erales de “Los Guateles”, bien presentados y de buen juego en líneas generales. Destacó por su transmisión, fijeza y bravura el noble segundo.
TOREROS: MIGUEL ANGEL SERRANO (tabaco y oro). Estocada trasera tendida y cuatro descabellos. (Ovación tras aviso)
Juan Romero “EL ZORRO” (verde esmeralda y oro con remates negros). Estocada y cinco descabellos. (Ovación tras aviso)
TOMAS CAMPOS (verde esperanza y oro). Pinchazo y estocada trasera. (Vuelta por su cuenta tras petición insuficiente)
Juan José Bellido “CHOCOLATE” (vainilla y oro). Dos pinchazos y media estocada (palmas)
ALVARO SANLUCAR (azul turquesa y oro). Estocada y descabello (oreja barata)
RAFAEL REYES (tinto y oro). Dos pinchazos y media estocada baja (vuelta al ruedo)
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Córdoba “Coso de Los Califas”. Novillada sin picadores. Primer festejo del abono de la feria de Nuestra Señora de la Salud. Un cuarto de plaza en tarde soleada y calurosa.

Tengo especial predilección por los festejos mal llamados menores. Será porque de niño, en las noches de verano, me solían llevar a aquellas novilladas “económicas”, donde se daba la ocasión de torear a los aspirantes a fenómenos y que al finalizar la misma se sorteaba un “Vespino” junto con otros regalos que hacían las delicias de la concurrencia. Antes, los actuantes, unos mejor y otros peor, habían tenido la ocasión de medir sus conocimientos en las artes de la tauromaquia ante un novillete ante el que más de uno soñó gloria y fama.
Los tiempos han cambiado. Ahora estos festejos se celebran a otra hora y en muchas ocasiones incrustados en el abono de una feria de ‘campanillas”. No hay sorteo de regalos postrero. Los actuantes tienen mucho más oficio que los de antaño y además tienen la ocasión de no tener como contrincante un animal sin ‘pedigrí’, si no a uno de una ganadería de postín. Quedado ha dicho. ¡Cómo cambian los tiempos! Pero nostalgia o no, le sigo teniendo afecto a las novilladas para noveles.
También han cambiado los noveles. Si antes era torpeza, desconocimiento y voltereta va, voltereta viene, hoy todos tienen el oficio suficiente para andar mas o menos capacitado por la plaza. Lo único que no ha cambiado es la ilusión por ser figura del torero. Empresa muy difícil por no decir imposible.
Comenzar diciendo que “Litri” envió una novillada con el hierro de “Los Guateles” bien presentada y de buen juego. Llegado este punto hay que censurar a los actuantes que los erales se fueran con las orejas al desolladero. Hubo de todo en el juego de los novillos. Clase, fijeza, nobleza, casta, poca fuerza incluso, pero en conjunto una novillada ‘a modo’ para un festejo de este tipo.
Abrió plaza el novillero de Priego de Córdoba Miguel Ángel Serrano. Un torero que quiere hacer las cosas bien. Tiene gusto, ganas, buen concepto, pero se le ve algo agarrotado, cohibido. Como si le diera vergüenza estar allí delante de un público. Le cuesta trabajo, pese a sus ganas, entrar en faena. Realizó un trasteo intermitente. De menos a más. Destacó especialmente mediada la faena una tanda con la mano derecha. Voluntarioso siempre tratando de agradar al tendido. Tiene que cuidar la colocación, la elección de terrenos y sobre todo el “codilleo” al torear de capote.
“El Zorro” se topo con el mejor novillo del encierro. Estuvo con él valeroso, lo recibió con una larga cambiada a porta gayola, en una labor vibrante y bullidora. La faena de muleta tuvo pasajes de emotividad aunque dio la impresión, por la inmensa calidad del novillo, que no terminó de tomar el vuelo deseado. No obstante decir, a favor del novillero del barrio de San Pedro, que se le vio siempre con más oficio y con la cabeza despierta para ir resolviendo los problemas que le planteen los novillos en esta temporada. El mal uso de los aceros le privó de obtener algún apéndice.
Tomás Campos es un torero de Badajoz que destacó por torear con mucho temple. Se suele decir que el temple es una virtud innata. Puede ser. Pero el temple hoy lo ha puesto el novillo. Tras una volterera el animal acudía una y otra vez a los engaños con una embestida “al ralentí” para hacer el torero. Campos lo intentó. En algunas ocasiones lo consiguió y en otras no. Destacó en el toreo al natural. En su debe el ahogar las embestidas del animal y buscar siempre una cercanía que el novillo jamás le pidió. Se le pidió una oreja por el paisanaje que acudió desde tierras extremeñas que la presidencia, con buen criterio, no concedió.
Gustó el joven “Chocolate”. El novillero madrileño, aunque de origen cordobés, tiene una cosa que hoy se cotiza bastante en el mundo del toro. Personalidad. Todo lo que hizo, con las carencias lógicas de la falta de oficio, tuvo el sello de una personalidad arrolladora. Tiene defectos, obviamente, pero lo que hace tiene algo que lo hace diferente. Buen toreo de capote para luego cuajar una faena que tuvo altibajos, lógico para alguien que empieza, pero que cuando cogió el ritmo tuvo momentos de mucha torería y verdad. Lástima los aceros que le privaron de un triunfo rotundo.
La única oreja del festejo la cortó el gaditano Álvaro Sanlucar. Un torero enfibrado y valiente que con el novillo más enrazado de la tarde se fajó para hacer una faena larga, en la que primo la cantidad sobre la calidad, y que le sirvió como ha quedado escrito para cortar una barata oreja. Encimista y amontonado. Quizás la quietud, la ligazón y las ganas empañasen los defectos que tuvo su labor. No obstante no vamos a censurar a nadie de los que empiezan, porque defectos es lógico que ahora en los principios se tengan.
Rafael Reyes está muy verde. Pero Rafael Reyes tiene muy buen concepto del toreo. Estético y ortodoxo. Muy del gusto de los cordobeses. Su bisoñez le hizo que tardara en cogerle el aire a su novillo, pero cuando lo vio se gustó y con ello hizo las delicias del tendido. Buenas tandas, aunque cortas, al natural con muletazos largos y templados. También cuajó alguna tanda de igual toro con la diestra. Con la espada mal. Se deja el brazo atrás y ya lo dijo “El Guerra”: al que no hace la cruz, el diablo se lo lleva. Esperemos que Reyes aprenda pronto la técnica de la suerte suprema para que el demonio se quede quieto.

FOTOS: De arriba a abajo: "Chocolate" al natural; media verónica de Alvaro Sanlucar; "El Zorro" en un pase de pecho y Rafael Reyes al natural. (Gentileza de R. Butelo "El Día de Córdoba)

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