5/24/2012
CRONICA DE LA SEGUNDA DE ABONO DE CORDOBA
EL NUEVO LAGARTIJO Y RAFAEL REYES ANIMARON LA TARDE
GANADERIA: Cinco erales de Santiago Domecq y uno de Ana María Bohórquez (1º). Bien presentados y de buen juego en líneas generales. Los peores los corridos en 5º y 6º lugar.
TOREROS: MIGUEL ANGEL SERRANO (tabaco y oro). Medía estocada trasera y cuatro descabellos (ovación con saludos). EMILIO BRESO (marfil y oro). Pinchazo y estocada (vuelta tras petición). Javier Moreno “LAGARTIJO” (blanco y oro). Dos pinchazos y estocada (ovación con saludos). RAFAEL REYES (sangre de toro y oro). Estocada (oreja). FERNANDO REY (verde botella y oro). Tres pinchazos y estocada (ovación con saludos) y JORGE ISIEGAS (nazareno y oro). Dos pinchazos, estocada baja y descabello (silencio tras aviso).
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Córdoba. Segundo festejo del abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Novillada sin picadores. Un quinto de entrada en tarde de calor. Las cuadrillas brillaron en líneas generales, especialmente Rafael Figuerola, José Muñoz y Gómez Algaba. Jorge Isiegas sustituyó al anunciado Lorenzo Ostos, que presentó parte facultativo.
Salvador Giménez
La fiesta de los toros es uno de los espectáculos donde es más difícil hacer un pronóstico acertado. Todo ello viene porque la tauromaquia es imprevisible. Todo ello porque se trata de un espectáculo vivo. La chispa viene a surgir cuando menos se la espera. En tardes, sobre el papel, de gran expectación podemos aburrirnos como ostras. En otras, en las que previsiblemente nada va a ocurrir, puede que el divertimento y el resultado artístico rallen a gran altura. Esto es una de las grandezas de esta fiesta universal. Su falta de previsibilidad sobre lo que puede ocurrir en el redondel.
Si es difícil predecir lo que va a ocurrir tarde tras tarde, más difícil es hacer un juicio crítico de aquellos que están empezando a querer ser toreros. Por eso las novilladas sin picadores, mal llamados festejos menores, se convierten en toda una ecuación de difícil resolución. Son muchos los que ilusionan para luego quedarse en el ostracismo; y otros que pasan de puntillas, a la postre, resultan que se convierten en figuras del toreo.
Hoy el toreo está tan mecanizado y homogeneizado, que todos aquellos que empiezan están cortados por el mismo patrón. Conocen a la perfección la técnica, aclarar que el oficio se aprende con los años y toreando, resuelven todo con aparente facilidad, careciendo todos estos noveles de esa personalidad que les haga ser distintos. Por eso, y aunque sea un pronóstico a la larga equivocado, cuando sale un chaval con personalidad despierta la ilusión de los aficionados.
Precisamente la mayoría de los que han salido del coso de Los Califas, lo hacían hablando de un torero. De un nuevo “Lagartijo”, que a pesar de su evidente bisoñez, ha mostrado una personalidad innata que lo hace distinto. Es obvio que está aún muy nuevo, pero este joven tiene chispa. Ya lo demostró en el quite capote a la espalda que hizo al segundo, así como en el recibo a suyo. Con la muleta aún queda por definirse, pues en ocasiones surge un torero vibrante y enfibrado, como en ocasiones aparece otro torero con un sentido estético más que notable. El trasteo resultó interesante y mantuvo al público pendiente de lo que ocurría en el ruedo. Lástima los fallos con el acero, pues su ilusión, sus ganas y su personalidad le hubieran permitido cortar una oreja de peso e incluso algo más. Este nuevo “Lagartijo” ha ganado crédito en Córdoba. Hay que volver a verlo a la mayor premura posible.
La única oreja de la tarde la cortó Rafael Reyes que destacó sobre todo en el toreo al natural. Reyes tiene un buen corte de torero. Artista y con sentido de la lidia se topo con un novillo, que aunque pareció bueno, tuvo su “química”, pues lo mismo acudía franco a los cites, que se acostaba en exceso, concretamente por el pitón izquierdo. Rafael Reyes no se amilanó en absoluto. Ya mostró sus ganas al recibirlo en el tercio con una larga cambiada de rodillas, e intentar interpretar el toreo a la verónica. La faena de muleta tuvo la irregularidad que el novillo mostraba, alcanzando sus momentos más álgidos sobre la mano izquierda, donde tuvo ocasión de trazar sentidos muletazos. La espada funcionó a la primera y ello le hizo cortar, como ha quedado escrito, el único trofeo de la tarde.
De los demás toreros. Poco que decir sobre ellos. Miguel Ángel Serrano evidenció avances, pero no estuvo a la altura del gran novillo que le tocó en suerte. Tardo mucho en cogerle el pulso y aunque consiguió una segunda parte de faena interesante, el mal uso de la espada emborronó el esfuerzo realizado. Emilio Bresó llamo la atención por su serenidad y aplomo. Practica un toreo vertical y estático que le hace conectar rápido con el tendido, pero su puesta en escena resulta ser muy artificiosa y amanerada, lo que antiguamente se denominaba “torero de espejo”. No obstante gustó a la concurrencia y el mal uso, tónica de la tarde, de la espada, le impidió el corte de una oreja. Fernando Rey se encontró con el peor novillo de la tarde. Un animal que desarrolló unas complicaciones impropias de un eral y que trajo de cabeza a un chico que se mostró voluntarioso y con ganas de agradar con un toreo variado. Cerró el cartel Jorge Isiegas que sustituyó al anunciado Lorenzo Ostos. El madrileño tiene el toreo metido en la cabeza. A base de técnica logró a la larga sacar provecho de un novillo que sin ser un dechado de virtudes, al final le permitió sacar alguna tanda correcta en las formas, pero carente de fondo y rotundidad.
Esperamos que lo visto en el redondel califal solo sea un esbozo de lo que pueden desarrollar estos jóvenes aspirantes. Pero sin lugar a dudas, la esperanza ha sido las formas y fondo de dos chavales cordobeses, “Lagartijo” y Rafael Reyes, que ojala tomen el relevo el día de mañana en el toreo cordobés y den tardes de gloria al mismo.
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