Nos llega desde Madrid, la crónica de la corrida que puso punto y final a la feria de San Isidro, por la periodista Marta Sánchez Lanzas. En ella participó nuestro paisano, el matador de toros cordobés José Luis Moreno. La transcribo integra a continuación:
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CRÓNICA DE DOS DE
JUNIO, DESDE LAS VENTAS
Y así acabó, tal como empezó
La última esperanza aguardaba al
respetable en la vigésimo cuarta de San Isidro. Sin embargo, nada cambió, la de
los Adolfos confirmó todo lo ocurrido a lo largo de este ciclo. Se presentaron
seis albaserradas de distinto juego, de justas fuerzas en general, destacando
el segundo y el tercero, aplaudidos en el arrastre.
José Luis Moreno sorteó a
“Sevillanito”, un cárdeno reservón justo de fuerzas, que buscó el capote con
desconfianza. Acudió al caballo con brío metiendo la cabeza baja ofreciendo
buen juego en varas, aunque no por su condición de bravo, ya que desde su
salida manseó. Comenzó el cordobés con la
zurda por ayudados. Se mostró desconfiado e incómodo ante el burel. Por la
diestra el Adolfo se revolvía de mala manera y, sin mayores dilaciones, acudió
el diestro a por el acero. Escuchó un aviso, pinchazo, estocada entera y dos
descabellos. Actuación del cordobés que fue silenciada. Hizo aparición en
cuarto lugar “Medroso”, toro muy flojo que el piquero se encargó de castigar
más que sobradamente. No tuvo mayores opciones Moreno, quien obtuvo el peor de
los tres lotes.
El segundo de la terna actuante,
el francés Juan Bautista saludó a “Madroñito” por lucidas verónicas ante un
cárdeno que ya de inicio mostró su buena condición. Galleando por verónicas
enceló al astado para su encuentro con el caballo. El francés, con buen
criterio, permitió que el toro luciera dejándolo de largo en el tercio de
varas. Al quite Iván Fandiño por verónicas rematadas con una media y… ¡Bautista
replicó! ¡Qué poco acostumbrados nos tienen los que visten de oro a momentos
como éste, y qué pena! Porque esos instantes de expectación e intensidad
conmueven al respetable. En banderillas destacó Curro Robles, gustándose el
torero de plata, con parsimonia acudió al encuentro y dejó cuatro palos bien
puestos. Brindó Bautista al público y comenzó con la diestra en la corta
distancia. Quizá pecó su faena de no darle ninguna distancia al toro. Una serie
de naturales con la diestra y unos ayudados por bajo remataron la faena. Media
estocada fue suficiente para acabar con el buen segundo. Saludó el francés y
“Madroñito”, que fue aplaudido en el arrastre, se despidió con las orejas
puestas. En la plaza, división de opiniones, a lo que hacía tiempo que no
asistíamos. Un toro aplaudido en el arrastre y sin desorejar y una faena que no
terminó de romper. Que cada cual se pronuncie libremente no es más que una
condición necesaria del espectáculo más democrático que representa este arte. La
faena del quinto de la tarde fue silenciada, no mucho pudo hacer el francés
ante el manso y flojo que sorteó.
Los mejores momentos de la tarde
los ofreció Iván Fandiño ante “Mulillero”, al que mandó al centro del redondel
enseñándole a embestir. Brindó al respetable y comenzó la faena en la lejanía,
citando al toro con la diestra a metros de distancia, a lo que el burel respondió
alegremente. Consiguió el de Orduña tres tandas templadas a media altura, sin
forzar al animal por su escasa fuerza. Fueron de gran profundidad y hondura, y
así llegaron al tendido. Extraña
su decisión de acudir a por el estoque sin tocar la zurda, lo que fue
protestado. Tras los reproches decidió probar. Sus motivos tuvo ya que se
evidenció la peligrosidad que ofrecía el animal por el pitón izquierdo. Aun
siendo así, siempre hay que probar ambos pitones de la cara del toro. No fue
fácil colocar a “Mulillero” para el momento final. Fandiño escuchó un aviso y,
tras varios intentos de ejecutar la suerte suprema recibiendo, y un descabello,
cayó el que, de no haber sido por la mala muerte, se hubiese llevado la faena
de la Feria. Saludó Fandiño. El toro de clausura mucho dejó que desear. Lo
destacable fueron las órdenes del diestro a su picador encaminadas a ejecutar
la suerte en el sitio correcto, que, por cierto, son muy pocas las veces que
ahí se ejecuta, ¿tan difícil es hacer las cosas bien? Volvió a fallar Fandiño
con la espada.
Y así acabó, tal como empezó. Un
preocupante fin del ciclo isidril que denota el mal momento que atraviesa la
Fiesta. La mala condición que han ofrecido casi todos los toros que se han
lidiado representa un gran problema pues, sin materia prima no hay producto, ni
resultado, ni triunfo. Además, una Feria
que sobre el papel tampoco resultaba excesivamente atractiva, teniendo en
cuenta que nos encontramos en el coliseo del toreo, pocas expectativas puede alcanzar.
Acuden a la capital en San Isidro, no olvidemos, la feria taurina más
importante del mundo, matadores con tan solo dos o tres o cuatro corridas
toreadas, lo que, o un milagro se da cita, o los malos resultados son más que
previsibles. No es esta la Feria de las oportunidades, para eso están los
domingos de Agosto y, si es que no hay toreros suficientes para rellenar treinta
carteles habrá que pensar en la posibilidad de reducir las tardes. El fin
debería ser proponer una Feria atractiva, con los primeros del escalafón de
toreros y ganaderías. Así que, a la vista de los malos resultados creo que hace
falta una reflexión por parte de los empresarios que, en vez de lucrarse de un
modo desorbitado y encubrir la situación, deberían reconocerla, buscar
soluciones, abogar por unos carteles más elaborados que permitan que los
aficionados disfrutemos, lo que, a la vez, ayuda a defender la fiesta y encelar
a nuevos aficionados. La reflexión tiene que venir de la mano también de los
toreros que deben preservar la esencia de su profesión y ofrecer cada tarde disposición
y verdad. De lo contrario y desgraciadamente, no será la crisis, ni los
antitaurinos los que logren su objetivo, sino los propios agentes activos de
este preciado arte los que acaben con él.
Marta
Sánchez Lanzas""