El matador de toros cordobés
Andrés Luis Dorado ha demostrado en San Agustín de Guadalix que sus últimas
actuaciones no son fruto de la casualidad.
Ante el peor lote, Dorado, volvió a estar solvente y entendiendo a la
perfección a sus dos oponentes. Su primero, un animal parado, no le permitió
nada más que estar digno ante el y terminar con prontitud, siendo ovacionado a
su muerte. Lo mejor vino en su segundo, un animal que según nos cuentan tuvo
muchos problemas, al que supo en todo momento darle tiempo y pausas, que junto
a una buena elección de terrenos, fueron las basas fundamentales para que
torease a placer realizando una faena en la que aunó buena técnica y buen
sentido de la estética. Lástima que los aceros le impidiesen un rotundo
triunfo, pero aún así paseó una oreja solicitando el público insistentemente la
concesión de la segunda.
Se lidiaron toros de Juan
Albarran, bien presentados y de juego desigual. Los mejores los corridos en
tercer y sexto lugar que fueron premiados con la vuelta al ruedo.
Sánchez Vara, oreja y oreja.
Andrés Luis Dorado, ovación con saludos y oreja con petición de la segunda.
Pérez Mota, dos orejas y dos orejas y rabo. Menos de media entrada en los
tendidos.
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