«Estimado Julián,
Dos días
después de “twittear” contra la prensa francesa en general y contra mi
persona en particular, probablemente has tenido tiempo para entender
hasta qué punto te has equivocado: no se soluciona un problema matando
al que trae la mala noticia, de la misma manera que no se cura una
fiebre rompiendo el termómetro.
No hay mal que
por bien no venga, y tu rabieta -impropia de la gran figura que eres- me
permite, y te lo agradezco, explicarte a través de esta carta abierta,
lo que visiblemente no entiendes.
Tienes que
saber primero que los medios de comunicación –“mass medias” como les
bautizaron los americanos- son precisamente eso: un termómetro que
permite tomar la temperatura o el pulso de la sociedad. Desde siempre,
salvo en casos de manipulación por parte de algún poder poco respetuoso
de las libertades públicas, han sido el punto de encuentro de todas las
opiniones y la fuente de la que muchos han bebido para orientar su
reflexión constructiva. En Francia, la prensa suele ser bastante libre, y
jamás confunde publicidad y derecho a la información. Esto vale también
para la prensa taurina.
Insisto: la culpa de tu
fiebre no la tiene el termómetro, sino tu ausencia de reflexión acerca
de la situación global de la Fiesta que atraviesa, desde hace mucho
tiempo, uno de sus peores momentos, y que tiene que enfrentarse a la vez
a una profunda crisis económica, a una crisis institucional impulsada
por ciertos nacionalismos ciegos y a una pérdida de identidad -o de
ética- que explica la frustración, no de la prensa, sino de la afición.
De lo contrario, ¿cómo explicas que ni arropándote con dos figuras
consigues llenar una plaza?
Para entender el
rechazo, todavía muy relativo, que padeces por parte de un público que
te ha encumbrado y tratado quizás mejor que en tu propio país a lo largo
de toda tu carrera, tienes que hacer un esfuerzo de reflexión, dejar de
pensar que se trata de una campaña en tu contra, y entender que tus
intereses y aspiraciones no corresponden ya con los que de quienes pasan
por taquilla. El tiempo no se puede detener, las modas pasan y gracias o
por culpa, según se mire, de la crisis, estamos presenciando un cambio
de opinión hacia los valores éticos más profundos de la Fiesta que, como
tú debes saber, es la del Toro.
Y a ese nivel,
tu lógica de figura choca con las aspiraciones de la afición, para la
cual, por muy lograda que sea una faena, tiene poco valor si se realiza
delante de un toro que no corresponde a la imagen mítica que todavía se
conserva del mismo en el inconsciente colectivo. El problema va mucho
más allá de saber si vale o no tal o cual animal que se embarca para tal
plaza. El problema es saber si el toro moderno, criado en las
condiciones que tú bien conoces, conserva dentro de la sociedad esa
imagen mítica que es el origen de la Fiesta. Evidentemente, no es el
caso, y resulta fácil entender que un animal criado casi en cebaderos,
sometido a lo largo del día a la dominación del hombre y ataviado de
fundas que ocasionan un sin fin de manipulaciones, no ayuda a que,
cuando sale a la plaza, el público vea en él ese adversario casi
invencible que era antaño. Y por supuesto, la pérdida de esa dimensión
mítica que siempre ha sido el motor de la Fiesta, le quita a la
actuación del hombre ese valor épico que durante mucho tiempo hizo del
torero el equivalente de los héroes antiguos.
Y
si hoy en día los toreros tienen que ir a la zaga de los futbolistas o
los modelos para reconquistar una fama que a pesar de sus méritos en la
plaza ya no consiguen, es porque la estética que se pretende buscar a
costa de sacrificar las dimensiones mítica y épica, no trasciende en la
sociedad que ve en el toro un animal manipulado, indefenso y en vía de
domesticación, no deseada pero real. Lo cual, como lo entenderás,
conforta los ataques de los animalistas contrarios a la Fiesta.
Tú,
que eres un gran amante del campo y que toreas a diario en todas las
ganaderías, ¿no te extraña la gran diferencia que hay entre las vacas
que ostentan una bravura conforme al capital genético que acumulan los
ganaderos desde hace generaciones y sus hermanos de camada que se
arrastran muchas veces por las plazas de una forma penosa, que sólo
puede explicar este exceso de manejo y manipulaciones inoportunas que se
les impone? Ese problema, el más grave para la Fiesta si no se busca
remedio, sería injusto achacártelo solo a ti. Es, sin embargo, la otra
cara de la moneda: cuando algo falla en un sistema, la culpa siempre la
tiene el que manda, y en este caso te toca a ti, puesto que tienes el
poder absoluto de hacer y deshacer a tu antojo las corridas en las que
participas.
El ejemplo siempre debe de venir
desde arriba, y el que das ahora a los chavales que empiezan no es el
más apropiado para augurar un futuro esperanzador. Al toro no se le
puede considerar solamente como el instrumento que permite al torero
expresarse a gusto. Para engrandecer la Fiesta, al toro hay que
devolverle su sitio, es decir, lucirlo en toda su dimensión a lo largo
de los tres tercios, y particularmente durante el primero. Aunque te
parezca extraño, a los aficionados les gusta la suerte de varas; no para
ver cómo sangra un toro, sino para comprobar cómo embiste. ¿Por qué no
les das esa satisfacción y por qué le quitas al ganadero esa oportunidad
de demostrar que su toro no es sólo un animal sumiso en tu poderosa
muleta, sino también bravo en el caballo? ¿Por qué guardarlo todo para
ti? Éste es, precisamente, uno de los motivos de la frustración de los
aficionados franceses: al toro quieren verlo en toda su dimensión.
Experiméntalo en Nîmes este fin de semana, por ejemplo: ponlo en suerte
de lejos, déjalo lucirse, quítalo pronto y vuelve a ponerlo, y ya verás
la ovación que te van a dedicar y cómo desaparecerá la frustración. Pero
lo más importante es que, si lo haces tú, lo harán los demás, y hasta
los novilleros entenderán que hay que cuidar la lidia en este aspecto.
De
ahí a que los ganaderos dejen de pensar que la suerte de varas es un
mero trámite condenado a desaparecer a medio plazo, hay un pasito, nada
más. Y de ahí a que vuelvan a mandar en la plaza un toro que dé
espectáculo en el caballo, cinco añitos escasos... El tiempo de orientar
su selección en el sentido que pide la afición a gritos. Y si se
consigue, será beneficioso para ti y para tus compañeros figuras que
seguirán tus pasos. ¿No te has enterado de que en Francia están tomando
mucha importancia toreros que matan corridas más duras que las tuyas,
dándole al público lo que quiere y a la Fiesta una autenticidad acorde
con su ética ? Y, por si no lo sabes, es gracias a estas corridas que
las empresas pueden soportar el peso económico de las tuyas.
Si
abordo esta cuestión, es porque no se puede construir el futuro de la
Fiesta sin poner las bases de una economía sostenible a largo plazo, la
cual pasa por obedecer a la misma regla de oro que están aprobando todos
les estados europeos inmersos en la crisis: no se puede repartir más de
lo que se tiene y no es de recibo que unos pocos se enriquezcan a costa
de la ruina de muchos. No se trata de caer en un dogmatismo ideológico
demagógico, sino de contemplar el problema en su globalidad: la Fiesta
genera una riqueza que aportan los aficionados cuando pasan por taquilla
–lo cual se olvida a menudo-, y esta riqueza se debe de administrar
para el bien de la Fiesta, respetando por supuesto la jerarquía que
impone la ley del ruedo, pero respetando también las necesidades del
sector en su globalidad, cuyo primer objetivo en estos tiempos tan
difíciles es sobrevivir.
La clave del futuro,
como bien lo has entendido aunque un poco tarde, radica también en
permitirle a las nuevas generaciones acercarse a las plazas, lo que
supone dos obligaciones: enseñarles la grandeza de la Fiesta a través de
la del toro, y fomentar una política de precio asequibles. Y me alegro,
aunque os hayáis quedado un poco cortos, que tú y tus compañeros estéis
aplicando una fórmula que llevo proponiendo en Francia desde hace
tiempo, a través, esta vez sí, de una campaña de información: cuando se
habló el año pasado de pedir a las figuras reducir sus honorarios, yo
abogué por pagaros el 20% de los mismos en entradas –lo que es posible,
puesto que en la mayoría de los casos no llenáis–, las cuales serían
regaladas en vuestro nombre a la juventud y a los más necesitados. Lo
habéis echo de otra forma, pero éste sí que es el buen camino de cara al
futuro.
Así se fomenta la afición de mañana,
pero a este público joven, ya que lo atraemos, hay que enseñarle el
sentido de la verdadera Fiesta para que no la confunda con un
espectáculo más: la Fiesta de los toros es la resurrección más antigua
de un mito que nace al principio de la Humanidad: es la última tragedia,
en el pleno sentido de la palabra, y la escuela más grande de vida que
se le puede enseñar a un chaval, a condición de que el toro recobre su
protagonismo. De lo contrario, si todo se resume en una exhibición de
poderío por parte del torero frente a un animal demasiado sumiso, el
peligro que corremos es ver la Fiesta convertirse en una mascarada
carente de significado, al igual que la Danza de la Lluvia que hacen hoy
los descendientes de los chamanes indios para los turistas. Para evitar
esto, abre un poco tu elección de ganaderías, ayuda a preservar algunos
encastes históricos matando alguna corrida, regálales a los aficionados
y a los ganaderos el gran espectáculo de una lidia que luzca al toro en
el caballo, asume la competencia con los toreros ya maduros que se
están ganando a pulso su inclusión en las ferias. Haz lo que siempre
hicieron las grandes figuras cuando se les cuestionaba: gestos en sitios
claves frente a ganaderías distintas. De esta manera, mejor que de
cualquier otra, asentarás tu condición de gran figura y acallarás las
críticas. Y sobre todo: que tu pundonor no interfiera en la cuestión
monetaria. Facilítales a las empresas defender sus ferias en la medida
de lo posible. El bacalao, como se decía antes, siempre lo partirás tú,
pero procura que haya de comer para todos. Deja que la última peseta la
gane el que más la necesita.
Como gran figura de
esta época y como líder indiscutible de tu profesión, tu responsabilidad
es inmensa. Eres la clave del futuro y tienes dos opciones: seguir en
tu línea actual, acomodándote en tu condición de figura, o tomar las
riendas de la verdadera revolución que se necesita para darle a la
Fiesta el vuelco radical que le permitirá adaptarse mejor a la sociedad
actual. Si antes no lo habías entendido, ahora, gracias a esta carta que
lo explica todo, sabes lo que la afición y el mundo del toro esperan de
ti.
Y para acabar, permíteme un consejo: deja
de refugiarte en el argumento de que te juegas la vida para ocultar los
verdaderos problemas. Lo sabe todo el mundo y por eso se te respeta,
pero no pareces entender que éste es el destino de cada uno de nosotros:
de una manera o de otra, todos nos jugamos la vida, y no te hablo sólo
de los toreros, del más grande al más modesto. Si me apuras, yo me la
juego también cuando defiendo la Fiesta en Francia. Y por si la noticia
no ha llegado a tu burbuja, la inscripción de la misma en el patrimonio
cultural me costó el año pasado que unos individuos vinieran de noche a
quemar mi casa con toda mi familia dentro. Así que por favor, Julián, lo
de jugarse la vida déjalo ya: la grandeza del toreo siempre ha sido
hacerlo en silencio y menos con intención de hacerse la víctima. Como
bien dijo « El Tato », son « desperdicios ».
A
cada uno nos toca asumir el destino que hemos elegido, y espero que
gracias a esta carta entiendas qué caminos se abren ante ti. En un
momento puedes acabar con la frustración de los aficionados y quedarte
para siempre en la historia del toreo, no sólo como un diestro
importante, sino como el gran impulsor de una nueva época de la Fiesta,
como en su tiempo fue Paquiro. Todavía no es tarde y no sabes cuánto te
lo agradecería la afición.
Entenderás que todo
esto no lo podía resumir en un tweet, y entenderás también que, ya que
te has dirigido a mí de forma pública, te contesto a través de esta
carta abierta. De hecho, todas las ideas que te doy, te las regalo sin
buscar ningún derecho de autor. Hazlas tuyas y convence a tu amigo Juan
Antonio Gómez Angulo -que también piensa que eres la piedra angular de
nuestro futuro- que las tiene que incluir en el informe que prepara.
Pero no le digas que vienen de Francia. Por lo visto, le molesta mucho.
Un abrazo de tu admirador.
André VIARD»
Se puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarEsta es la verdadera realidad, pero creo que desgraciadamente y como dice el maestro Paula el toreo está huerfano, y estas seudofiguras solo son aficionadas a los €uros.
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