Vengo observando de un tiempo a esta
parte, que se están haciendo comparaciones entre la fiesta de allende de los
mares con la que se celebra en plazas europeas. Comparaciones sobre todo en lo que al toro se
refiere. Ésta, las comparaciones, siempre fueron y son, odiosas por lo que querer
igualar al toro americano con el que se cría en la península se me antoja un
arma arrojadiza para criticar a las “figuritas” de turno que rehúyen en nuestras plazas de
enfrentarse con el toro serio y cuajado.
El toro americano siempre fue así. Un
toro chico y pobre de cara que en España no pasaría el fielato en muchas plazas
incluso en novilladas sin picar. Será cosa de la alimentación, de la altitud, la
falta de control de edad, o a saber los motivos verdaderos de su pobre morfología. Lo cierto y verdad no es otra, que el toro que se cría al otro lado del océano es muy
distinto al modelo ideal que tenemos muchos aficionados como el que debe de
saltar al ruedo de una plaza. Pero el toro de América es así y no somos nadie
para tratar de cambiarlo. Es el público américano quien debe de demandar en todo caso un toro con mayor volumen y cara.
No quiero con esto hacer una defensa,
porque no la tienen, de todos aquellos que ostentan la vitola de figuras, algo
que no son por asomo alguno a mi modesto entender. No hay nada más que ver sus
planteamientos rehusando de comparecer en plazas y ferias importantes con el
toro integro y abriendo el paso a compañeros que pudieran molestarles.
Para colmo y para justificar el carácter
de figura, que presumen poseer, tienen la poca vergüenza de vendernos sus éxitos
transoceánicos como epopeyas de las plumas más rutilantes de la Grecia clásica para argumentar
su posición dominante en el escalafón.
Antes América siempre fue el relax del
guerrero. Se lidiaba, y se lidia, un toro joven y de justa presencia, que
permitía ganar un dinero extra y fácil. Hoy sirve para vender la burra de
gestas vacías, huecas y presuntuosas. Todo para tratar de hacernos ver gigantes
en lugar de molinos en beneficio propio. ¡Allá ellos!
Foto: cope.es
Este argumento quizá fue verdad hace muchos años hasta el Cordobés Sr., pero ahora afirmo que en América se ven toro mas encastados que en España en general incluso los criados para figuras, el peso no es trapio, y trapio tampoco falta si bien es cierto que pesan menos, lógico animales criados a 3.000 mts. no puedes esperar que desarrollen lo mismo que los criados en marismas.
ResponderEliminarHasta en México han aumentado el volumen, trapio y pitones, aunque siguen siendo igual de toros bobos, no asi en otros paises de América Latina, no hablemos de tópicos por favor y mas si probablemente ni se han visto. Yo veo toros año tras año tanto en America como en Europa
Lo que no entiendo ni veo lógico es que las figuras rehusen torear en las últimas ferias de la temporada española (ferias importantes como Zaragoza) para irse a hacer las américas. ¿Por qué hacen esto? Porque aquí lo que cuenta es el dinero. Es preferible torear en América toros que son erales de aquí, llevarse un pastón y encima sin competencia alguna, a torear Zaragoza, con un toro de plaza de primera y no ganando tanto dinero.
ResponderEliminarLas figuras de antaño no dejaban una feria de primera ni soñando aunque ganasen menos dinero. Las "figuritas" de ahora prefieren el dinero.
Por eso no le presto nada de atención a la temporada americana. Nunca me gustó. Creo que nada tiene importancia sin un toro decente delante y como amí el toro de allí no me gusta pues paso de la temporada americana. Le prestaré algo de atención cuando intenten cambiar el toro pero son los aficionados de allí los que lo tienen que exigir. Si son felices con ese toro que disfruten. Yo simplemente no le presto atención y ya está.
Para mí la temporada americana es como la pretemporada en el fútbol, como un entrenamiento más y se acabó, y nos lo intentan vender como la mayor gesta del toreo y en realidad, por lo menos para mí, es una pantomima.
Un saludo.
Ahora que pide la de Miura no se que pensar... a ver si se confirma al 100%
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