Peregrinaba Córdoba por el
desierto. La que antaño ostentara en diversas ocasiones el centro del toreo,
estaba huérfana, vacía, sin alma ni nadie que recordara tiempos pasados. El
boom del “cordobesismo” quedaba atrás, muy atrás. De aquél Huracán solo quedaba
el recuerdo y algún vendaval de cuando en cuando y que solo era el recuerdo marchito de una época pasada. La Escuela Taurina del
Circulo Taurino de Córdoba trabajaba para que los laureles reverdecieran, pero
es tan difícil el mundo del toro, que solo uno de sus primeros alumnos había
alcanzado el grado de doctor en tauromaquia. Otros muchos ilusionaron en sus
comienzos, pero pronto la flor recién brotada comenzaba a marchitarse sin
alcanzar los objetivos que todos hubieran deseado.
La voz porteña de Gardel cantaba
que veinte años no es nada, pero han pasado más de veinte. Si, más de veinte,
cuando la travesía por la mediocridad y el vacío de tardes de relumbrón cambió
de forma inesperada. Y es que la bonanza viene cuando menos se la espera y de
forma repentina. Eran muchos años, muchos, y ahora se cumplen veinticinco, nada
más y nada menos, que una tarde de octubre comenzara en Córdoba una étapa
dorada en la historia de su tauromaquia. El primer encuentro en el patio de
cuadrillas de Los Califas de Juan Serrano “Finito de Córdoba” y Rafael González
“Chiquilin”.
De verde manzana y oro con
remates en negro el de El Arrecife. Catafalco y oro el del Muro de la
Misericordía. Ambos partieron plaza. Ambos sorprendieron a Córdoba con sus
particulares concepciones del torero, distintas pero complementarias entre sí. Estática
y vertical una. Barroca, grácil y de pata a’lante otra. Dos conceptos que
partieron aquella tarde de octubre a la Córdoba taurina en dos bandos. Esa
tarde fue el principio de un tiempo dorado en la historia del toreo cordobés.
Ambos lograron sus objetivos de convertirse en matadores de toros. Luego el
tiempo y las circunstancias terminaron de escribir la historia. Historia que
cubrió una época y que de nuevo comenzamos a añorar.
Hoy un cuarto de siglo después,
Juan Serrano y Rafael González, volverán a encontrarse. Ahora no será en el
patio de cuadrillas de Los Califas, el encuentro tendrá lugar en el Circulo
Taurino de Córdoba, donde hablaran de aquella época en la que los dos, cada uno
con su estilo, devolvieron a Córdoba la ilusión y el orgullo de que de élla se
hablara en el Planeta de los Toros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tu comentario es antitaurino estás perdiendo el tiempo: vete a un blog antitaurino e intenta ponerlo allí, porque aquí será rechazado. Si tu intención es insultar o faltar al respeto a alguien, también estás perdiendo el tiempo. Por fin, si no puedes identificarte de alguna forma tampoco podrás escribir aquí. Gracias por tu comprensión.