5/30/2013

EL CAPRICHO DE LA MORANTILLA.


Cuando el doctor Eliseo Morán se traslado desde su Salamanca natal a Córdoba, el destino le premió el poder vivir en una ciudad milenaria. Más tarde, plenamente asentado en la ciudad como un cordobés más y, se hizo ganadero de bravo, se dio un capricho que no está al alcance de todos los aficionados. Eliseo Morán sin lugar a dudas vio cumplido un sueño. El paisaje charro donde se crió, de toros y encinas, se hizo realidad muy lejos de la tierra que lo vio nacer. En el corazón de la sierra de Montoro, entre madroños, jaras, coscojas y lentiscos, el doctor Morán cría sus toros. Unos toros ‘parladeños’ procedentes de Martín Lorca, de sangre Juampedro y Torrealta. Para su debut en la plaza de su tierra adoptiva, Eliseo es ya un cordobés más, trajo un eral con una capa caprichosa, aunque a la postre fuera el lunar negro del encierro. Nacido en enero de 2011 y herrado con el número 66, de nombre “Azafata” y sardo según el “papeleo” oficial. Pues bien, el animal luce, o mejor lucia, un pelo muy particular. Ensabanado, salpicado y capirote en cárdeno claro, lleva en el lomo una caprichosa mancha de color castaño. Todo un capricho para la vista y quizás un símbolo de la afición ganadera de su propietario.

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