6/05/2013

LA FERIA TAURINA DE 2013, UN PUNTO DE INFLEXIÓN.


La feria taurina de Córdoba de 2013 será recordada como la feria en que Morante de la Puebla cortó un rabo y soñó el toreo. Una edición que debe de suponer, por el resultado artístico alcanzado, un punto de inflexión y servir para que Córdoba, a pesar de su eterno solapamiento con el ciclo isidril madrileño, vuelva a tener influencia en el llamado mundo de los toros. Pero no solo la apoteosis morantista debe marcar el futuro de la Córdoba taurina. Todo ha venido motivado por una planificación que ha devuelto a Córdoba volver a ser una feria racional, natural y alejada del artificioso número de festejos de ediciones anteriores.

La feria pasada ha vuelto, como ha quedado dicho, a ser un ciclo tradicional como había sido siempre Córdoba. Tres corridas de toros y una de rejones, aderezadas con dos festejos menores para aspirantes. Quizás ha faltado alguna novillada con picadores pero con la elevada carga fiscal que actualmente tienen estos festejos, ha hecho en esta edición inviable prácticamente su inclusión, pese a la demanda de algunas peñas cordobesas. Esta reducción de festejos, así como una estudiada campaña de marketing y ajuste de precios, ha sido motivo para que se haya incrementado el número de abonados y con ello la asistencia de público al Coso de los Califas. Por esto hay que reconocer el magnífico trabajo realizado por la nueva empresa encabezada por el venezolano Ricardo J. Ramírez y el cordobés Antonio Tejero.


Desde el punto de vista artístico lo vivido en la corrida del sábado pasará a los anales de la historia del coso de Los Califas. Morante de la Puebla soñó, e hizo soñar, el toreo. Dos faena rotundas en formas y fondo. Barrocas, variadas y de una belleza sin igual, el torero de Puebla del Río escribió una página de oro en la historia del torero en el que a la postre los trofeos obtenidos no son más que una anécdota, pues lo que destacó fue el toreo eterno, que siempre está por encima de despojos de casquería. La tarde del jueves José Luís Moreno se volvió a reivindicar una vez más, y van ya unas pocas, y pidió ocupar un sitio de mayor privilegio en el escalafón. Su toreo rotundo, macizo y de mucha verdad merece ocupar mejor lugar del que ocupa. El actual sistema empresarial taurino es insensible e inmisericorde con un torero que concibe el toreo mejor que muchos otros compañeros que acaparan puestos en los carteles solo por el hecho de estar apoderados por casas fuertes dentro del mencionado sistema. Destacó igualmente el madrileño afincado en Borox, David Mora, que cortó una oreja en una tarde en que estuvo valiente y con mucha entrega ante un insípido encierro de Núñez del Cuvillo. También cortó una oreja El Cid que mostró más disposición que en ediciones anteriores. Cuajó un trasteo que no paso de formas correctas y pulcritud, que remato de forma acertada con el estoque. Igualmente obtuvo un trofeo un Finito de Córdoba. En este año en que aparece con otra actitud en los ruedos, el de Sabadell logró cuajar una faena de mucha calidad la tarde del suceso de Morante, esa misma tarde José María Manzanares no tuvo acople con su lote aunque mostró algunos retazos de su calidad. Pasaron de puntillas un superficial Daniel Luque, un Miguel Ángel Perera que solo pudo dibujar alguna tanda al natural y un insípido Alejandro Talavante. En la corrida de rejones Diego Ventura abrió la Puerta de los Califas tras cortar tres orejas por unas faenas en las que exhibió una gran cuadra y puso de manifiesto su gran facilidad para llegar a los tendidos con una monta alegre. Leonardo Hernández cortó una oreja con su estilo clásico y ortodoxo que tuvo poco eco en el tendido, todo lo contrario que Cartagena que cortó otra oreja en unas labores en las que hubo más ruido que nueces.



Entre los novilleros aspirantes destacar al venezolano Manolito Vanegas que se mostró variado la tarde en que se lidiaron los ejemplares de La Morantilla, magníficos de juego, y en la que José A. Alcalde ‘El Rubio’, que cortó una oreja, y Romero Campos pusieron de manifiesto sus ganas de ser toreros. En la otra novillada la terna actuante desaprovecho la calidad de una brava y encastada novillada de La Quinta. Rafael Reyes cortó una oreja y Javier Moreno ‘Lagartijo’ volvió a mostrar sus formas toreras pero como siempre sin espada, mostrando el tercero en discordia, Emilio Bresó, su valor seco y personalidad.


En el aspecto ganadero la empresa cumplió lo prometido. Se subió un punto la presentación y se evitaron los desagradables problemas en los corrales. Magnificas las novilladas de erales de La Quinta y La Morantilla. Los ‘murubes’ de La Castilleja colaboraron con los montados pero pusieron de manifiesto que le sobraban algunos kilos. Con clase los de La Palmosilla, fiasco los de Núñez del Cuvillo y nobles los Juampedros. El aspecto en cuanto a presentación se saldó de forma positiva, pero se echó en falta un toro mucho más enrazado y encastado, pero ya se sabe, el toro que prefieren las figuras es el que es. Si se pretende ver otro tipo de toro, obviamente será en otro tipo de cartel con otros espadas, que no tendría el tirón mediático para el gran público, que uno con los que encabezan el escalafón.

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