En la mañana de ayer, y a través
de un escueto comunicado, la sociedad
propietaria del Coso de los Califas y la empresa taurina “Ramguertauro”, hacían
público que, de mutuo acuerdo, rescindían el contrato por el que la última
explotaba taurinamente la plaza de toros de Ciudad Jardín.
Una rescisión que ha puesto punto
y final a una etapa llena de desencuentros, y que de una manera u otra, no han
permitido que los espectáculos taurinos en Córdoba tuviesen una calidad acorde
a la categoría, administrativa e histórica, del Coso de los Califas.
Tras un efímero paso de la casa
Chopera en la gestión de la plaza, “Ramguertauro” llegó a Córdoba de manos del
prestigioso taurino cordobés Antonio Tejero, quien desde el puesto de gerente
desarrolló un magnífico trabajo que se vio reflejado en el ciclo de 2013, donde
hubo un notable incremento de abonados, así como de la calidad de las
combinaciones, que tuvieron su broche de oro la tarde histórica del día 1 de
junio, cuando Morante de la Puebla cortó cuatro orejas y un rabo.
En el verano de 2013 se produjo
la ruptura entre la empresa y Tejero, comenzando con ello los problemas, que
fueron el principio del fin. La empresa arguyó cuantiosas pérdidas económicas,
mientras que en los mentideros taurinos comenzaron a oírse rumores, fundados o
no, de numerosos incumplimientos de pago.
Para sustituir a Tejero, la
empresa nombró gerente a Julián Alonso, quien a la postre fue quien cerró los
carteles de la última edición de la feria de Nuestra Señora de la Salud.
Carteles y combinaciones que fueron censurados por la sociedad propietaria,
alegando falta de calidad y cuya principal ausencia fue el espada local Juan
Serrano ‘Finito de Córdoba’, quien en rueda de prensa explicó el trato dado por
la empresa hacía su persona.
Fue entonces cuando la sociedad
propietaria llevo el caso a los tribunales, solicitando la adopción de medidas
cautelares que impidieran a “Ramguertauro” la organización de la feria taurina
de mayo. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, nº 6 de los de Córdoba,
falló en contra de la propiedad y “Ramguertauro” hizo públicos los carteles de un ciclo que no tuvo el
brillo que se necesitaba, llegando incluso a la suspensión, no exenta de
polémica, de uno de los festejos mayores del ciclo.
Finalmente ambas partes han
decidido, de mutuo acuerdo, dejar sin efecto los dos años, con opción a un
tercero, del contrato vigente, por lo que “Ramguertauro” deja de ser
responsable en la organización de festejos taurinos en el coso de Los Califas.
Es ahora cuando la sociedad propietaria debe
de buscar, en primer lugar, una empresa que esté dispuesta a trabajar para
sacar Córdoba del ostracismo taurino donde se encuentra, y a la vez escrutar una identidad propia, así
como una fórmula para atraer a la afición y público en general a llenar los
tendidos de una plaza en horas bajas.
Para esto parte con ventaja el
empresario madrileño Tomás Entero, con quien ya la sociedad propietaria
contacto para el caso en que el juzgado fuera atendida su demanda de la suspensión
cautelar del hoy ya extinguido contrato.
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