La fiesta de los toros suele deparar sorpresas. Así fue y así
será mientras exista. Es uno de sus valores. Lo imprevisible, lo inesperado, lo
que surge sin esperarlo. Pocos pensaban por la mañana, cuando se anunció la
incomparecencia de una de las figuras del escalafón novilleril como es Ginés Marín, que por la tarde el
festejo resultaría entretenido, vivo, dinámico, y que a pesar de su larga
duración, a muchos se les hizo corto. Todo ello motivado por el juego, interesantísimo,
de los novillos de una ganadería que goza de un dulce momento, por un
sustituto, Joaquín Galdós, que
atesora mucho toreo en sus muñecas y por la personalidad innata y torería, eso
que no se compra, del joven torero cordobés 'Lagartijo'. Tampoco quedó atrás Curro Durán, con maneras y formas interesantes, al que el más uso
del acero en el cuarto, le privó de un éxito mayor.
Abría cartel Curro
Durán que se las vio con un ejemplar de una bonanza y clase infinita. Ante él,
el joven torero de Utrera, mostro un toreo variado y con ganas de agradar al
respetable. Lo lanceo de modo solvente, para posteriormente cuajar un trasteo
donde destacó en algunas tandas con la mano diestra que tuvieron como virtud
principal el temple. Bajó intensidad al torear al natural. Mato de forma
certera y cortó la primera oreja de la tarde. Igual disposición mostró con su
segundo, un novillo que tuvo chispa y por lo tanto mayor complicación. Vibrante
con el capote y muy valeroso con la pañosa. El mal uso del descabello, motivado
posiblemente con un problema en la rodilla, hizo que todo quedara en una vuelta
al ruedo.
Joaquín Galdós sorprendió y mucho. Entró
sustituyendo al anunciado Ginés Marín,
pero el torero peruano, afincado en Málaga, destacó por su solvencia y oficio
ante dos novillos que aunque bravos, exigían firmeza ante ellos. Cierto es que
sorteó el lote de la tarde, pero Galdós estuvo a la altura. A su primero, un
animal con mucha clase y con el que había que estar a su altura, le cuajó un
trasteo sobre ambas manos, con temple y calidad, evidenciando tener el oficio
completamente asumido. Mató de estocada y cortó dos orejas. Lo más destacable
vino en el bravo quinto. Un animal de nombre 'Marito' que fue un dechado de virtudes. Tomo un puyazo empujando
con clase, para luego cuando el picador se retiraba tras el cambio de tercio,
arrancarse con alegría al caballo tomando otro puyazo de propina. El bravo
descubre a los toreros con limitaciones, y ante este animal de tan buen juego,
Delgado, volvió a mostrar sus virtudes. El trasteo fue largo y variado.
Muletazos de todas las marcas, rematados de forma grácil llevando a su oponente
largo. De nuevo el conocimiento del oficio, unido a su sentido del toreo, hicieron
ver a un torero con gran proyección y que a seguro que la fortuna le sonría,
puede cuajar en lo que se atisbó, que no es nada más que en un torero
importante. Media estocada basto, tras una petición de indulto no concedido por
un palco excesivamente celoso, para cortar dos orejas de nuevo. Triunfal vuelta
al ruedo en la que tuvo el noble gesto de sacar a saludar a los ganaderos,
porque es de bien nacido el ser agradecido.
Lagartijo suma y sigue. Segunda actuación con
los montados y segunda puerta grande. Tendrá que pulir aún muchos fundamentos
técnicos del toreo, que los tiene, pero hay algo en él que lo hace distinto, y
que no es otra cosa que la personalidad que atesora. Los toreros de hoy están prácticamente
cortados por el mismo patrón. Todos se parecen entre sí. Este nuevo Lagartijo
es distinto a todos. Sus formas son propias e innatas. Maneja el capote con
gusto, como mostró en su primero, encajado, con temple y con personalidad.
Cualidades que igualmente repite con la tela roja. Sabrosos los doblones con
los que suele iniciar sus faenas y rotundo en el toreo fundamental, su mano
izquierda posee muchos quilates, con un trazo largo y mandando mucho las
embestidas de sus oponentes. También se mostró valiente y tesonero cuando los
animales no le permiten desarrollar lo que lleva dentro, como ocurrió en su
segundo, al que le arrancó una oreja a base de ganas y mucha porfía. Su cruz, hasta
ahora, venía siendo la espada. Con trabajo, tesón y entrenamiento parece
problema solventado. Ilusionante por tanto este joven torero que puede, Dios
quiera que si, hacer que el nombre de Córdoba vuelva a sonar con fuerza en el
planeta de los toros, porque esta tierra tarda tiempo en darlos, pero cuando
los da, están llamados marcar una étapa en la historia.
FICHA DEL FESTEJO:
GANADERIA:
Seis utreros de Julio de la Puerta,
bien presentados y de buen juego en líneas generales. Enclasado el primero,
bravo el segundo, noble de más menos el tercero, con picante el cuarto, bravísimo
el quinto -Marito, 66/2- premiado
con la vuelta al ruedo tras petición de indulto y brusco aunque repetidor el
sexto.
TOREROS: CURRO DURAN (azul rey y oro) oreja y
vuelta al ruedo tras aviso. JOAQUIN
GALDÓS (Siena natural y oro) dos orejas y dos orejas tras aviso. LAGARTIJO (blanco y oro) oreja y oreja.
INCIDENCIAS:
Plaza de toros de Osuna. Novillada
con picadores. Primer festejo de la feria local. Un cuarto largo de entrada en
tarde primaveral. Joaquín Galdós
sustituyó al anunciado Ginés Marín
que justifico su ausencia mediante parte médico que verificaba una lesión de
muñeca. Curro Durán fue asistido en
la enfermería, tras la muerte del cuarto novillo, de un esguince de rodilla
pendiente de evolución. Al finalizar el festejo Joaquín Galdós y Lagartijo
abandonaron el coso a hombros por la puerta grande.
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