De alguna manera hay que hacer comprender al público
que va a las plazas que este tipo de corridas, las llamadas toristas, también
forman parte del toreo en toda su esencia
De poco, o nada, sirve defender la cara más tradicional
de la fiesta de toros. No ya su particular idiosincrasia, sus valores
antropológicos, culturales o artísticos, sino su versión más pura y ortodoxa.
Una fiesta en la que el toro, asiento fundamental de ella, debe recuperar su
pujanza, su casta, su peligro y su integridad, para que el dinamismo en la
lidia gane protagonismo ante lo previsible y cotidiano. El tratar de
evolucionar, algunos hablan de involución, hacía un nuevo modelo, donde el toro
vuelva a ser el protagonista, no es más que una causa que se antoja perdida. De
nada sirve a los aficionados que la reclaman como la panacea para el resurgir
definitivo, ni tampoco a un sector, cada vez más minoritario, de la prensa
defensora de tal concepto. Es predicar en un desierto donde nadie escucha y los
pocos que lo hacen, al final terminan desengañados.
Este tipo de aficionado quedará solo ante el modelo que se impone. Será como Simón, el del desierto, aquel que retrató Buñuel en solitario en lo alto de su columna. Será la nota discordante ante una fiesta amable, donde primará lo mediocre y superficial sobre la verdad, la emoción y la tragedia. Al final quedará solo, o se verá obligado tal vez, a engrosar las filas de los seguidores de esta nueva versión del toreo que cada vez está más presente en los ruedos.
Este tipo de aficionado quedará solo ante el modelo que se impone. Será como Simón, el del desierto, aquel que retrató Buñuel en solitario en lo alto de su columna. Será la nota discordante ante una fiesta amable, donde primará lo mediocre y superficial sobre la verdad, la emoción y la tragedia. Al final quedará solo, o se verá obligado tal vez, a engrosar las filas de los seguidores de esta nueva versión del toreo que cada vez está más presente en los ruedos.
Mucho se habla de la falta de cultura taurina del nuevo
espectador. La juventud que acude a las plazas es hija de esta nueva fiesta. En
sus gustos prima el triunfalismo, los trofeos, el torero mediático y, sobre
todo, la poca importancia del toro al que apenas valoran. Cantan los pares de
El Fandi como si fuese Gaona, hablan del poder de El Juli sin saber quiénes
fueron Marcial Lalanda o Domingo Ortega y aplauden las estocadas de Manzanares
desconociendo la figura de Rafael Ortega. Hablar de toros con ellos es
comprobar sus carencias y su desconocimiento. Esto hace que sean fáciles de
manipular por el sistema imperante que mueve los entre bastidores de la
tauromaquia. Son ellos los que acuden a las plazas las tardes de relumbrón para
presenciar la fiesta al uso donde la verdad brilla por su ausencia. Por contra,
defenestran todo lo que no defiende el sistema. Se escudan en que los encastes
en peligro de extinción son minoritarios porque no embisten; al toro encastado
lo califican como morucho y a los toreros que a ellos se enfrentan no sólo los
ignoran, sino que les restan la importancia que tienen al enfrentarse a un toro
muy alejado del que lidian los figuras; y, lo que es peor aún, no acuden a la
plaza las tardes donde no están acartelados sus toreros de cabecera con el
medio toro de las ganaderías plegadas a sus intereses.
Es predicar como los anacoretas. Los que propugnan otra fiesta distinta son tomados por locos como aquellos. El ejemplo gráfico se ha vivido recientemente en nuestra provincia. De poco ha servido la lucha de aquellos que pedían toros-toros y toreros "machos" que los mataran. El fiasco fue mayúsculo muy a pesar de la promoción y difusión de un cartel inédito por estos predios, pero con interés más que suficiente para que la plaza de toros de Priego de Córdoba hubiera tenido una entrada de reventón.
Es predicar como los anacoretas. Los que propugnan otra fiesta distinta son tomados por locos como aquellos. El ejemplo gráfico se ha vivido recientemente en nuestra provincia. De poco ha servido la lucha de aquellos que pedían toros-toros y toreros "machos" que los mataran. El fiasco fue mayúsculo muy a pesar de la promoción y difusión de un cartel inédito por estos predios, pero con interés más que suficiente para que la plaza de toros de Priego de Córdoba hubiera tenido una entrada de reventón.
Los "albaserradas" de Adolfo Martín no fueron
reclamo bastante para un público que prefirió el toro "domecticado" de José Luis Marca. Un público que
acudió en masa para ver los caballazos de Hermoso de Mendoza, el destoreo, una
vez más, de El Fandi y la previsibilidad de Castella. Un público que se perdió
el toreo macizo de un López Chavés, la añeja puesta en escena de Javier Castaño
y la frescura de un Manuel Escribano curtido en mil batallas. Un público que
aplaudió lo cotidiano, pero que se ausentó el día donde la lidia tuvo un
dinamismo sin tiempos muertos, ni lugar tampoco para la distracción. Los que no
fueron se lo perdieron, aunque dos días antes sí gustaron del moderno concepto
de la tauromaquia.
Priego de Córdoba fue un ejemplo cercano, pero es
preocupante que el gran público se aleje de la pluralidad y diversidad de la
fiesta. De alguna manera hay que hacer comprender que este tipo de corridas
también forman parte del toreo. Hay que verlas como algo habitual y desterrar
de una vez la división entre los mal llamados festejos toristas y toreristas.
Causa perdida. Es como el Simón de Buñuel. Seguiremos en lo alto de la columna,
predicando para convertir a los fieles, o esperando la tentación del demonio
para convertirnos en nuevos creyentes de lo que se ha venido a denominar
Tauromaquia 2.0. La fiesta incruenta sin suerte de varas, ni muerte. Como se ha
visto esta semana en Albacete, donde un Juli retorcido "salvó" la
vida a un manso en el caballo y tontorrón en el tercio final. Son los conceptos
que nos quieren imponer. El demonio que nos quiere engañar a los que seguimos
predicando la verdad, aunque sea en el desierto.
Hay que retratarse antes, no a toro pasado.
ResponderEliminarNo puede ser que os comprometáis para defender algunas cosas mientras por otra parte se le hace la pelota a los criados de To.. Matill., o se deja pasar los festivalitos sin caballos con " matadores de toros". Tampoco se habla de matadores que por méritos propios han triunfado y de golpe desaparecen incluso de esas plazas en que triunfaron.
Ahora no vale llorar ni rasgarse las vestiduras, la suerte está echada y tampoco vosotros os habéis comprometido en muchas cosas, ahora ya es tarde.
No se puede ser oportunista y querer salvarse ni ponerse medallas ahora diciendo cosas , que aunque son verdad, son la punta de un iceberg que se ha venido tapando sistemáticamente, alabando a la empresa sucursal matillense, que ha hecho cosas de poca hombría y compromiso con profesionales y afición.
Ahora no, ahora no, ahora todos al INFIERNO y vosotros tampoco estáis libres de culpa.
Ahora no, ahora no, no vale decir algo y callar en otros temas, eso es no ser valiente y querer limpiar su conciencia.
A mí no me vale eso señores.
Que ustedes duerman tranquilos si se consuelan y se exculpan con esto pero su miran en el fondo de su alma, saben que esto es un brindis al sol o un autoconsuelo vano.
Alea Iacta Est, ya es demasiado tarde.
Tendrían que haberse hecho las prédicas cuando aún no era desierto.
Pd:
Ahora iremos a Montoro a seguir con "camponabo" & Matill. Boys a decir aquello de " to el mundo es güeno" y que están recuperando plazas.
Así nos va