10/25/2015

EL SORTEO. INVOLUCION O EVOLUCION


Hubo un tiempo, en que el orden de las reses a lidiar en una corrida de toros no era producto del azar. El sorteo de las mismas surge a fines del siglo XIX, justo cuando el monarca absoluto del toreo de la época, Rafael Guerra "Guerrita", se retira hastiado por un público intransigente ante su poder y dominio. Supuestamente en los albores de la fiesta, y antes de la crianza de animales específicamente para ella, los toros serían soltados de forma aleatoria, teniendo quizás en cuenta su conformación física y agresividad. Más tarde y una vez fijados los primeros criterios de selección, y cuando el toro se cría en vista exclusiva para la corrida, fueron los ganaderos quienes determinaban su orden de lidia, ya que presumiblemente conocían, mejor que  nadie, las características de sus pupilos.

Eran otros tiempos donde el criador establecía que el primer toro de la suelta, fuese el de mejor presentación, para ganar pronto el beneplácito del público. En segundo lugar se jugaba un toro de buena nota y de buena presentación, para posteriormente, en tercer lugar  tras haber dejado buen sabor de boca con los dos anteriores, correr un toro de menor presencia. Luego el cuarto volvería a ser otro animal de irreprochable presentación. El quinto era el toro de mejor nota, el animal en que tenía el ganadero más fe y confianza, para volver a correr para cerrar la corrida otro toro de menor presencia. ¿Qué ocurría con este sistema? Pues muy sencillo: el cabeza de cartel pechaba con los dos toros más grandes del festejo. El segundo espada, "Guerrita" en su etapa de esplendor siempre actuaba en citado lugar, estoqueaba dos toros de máxima garantía. Y el tercer espada acartelado, de menor antigüedad en alternativa, se enfrentada a dos animales de menor presencia, cosa lógica por cierto. Pronto los espadas que tenían más años de alternativa que "El Guerra" pusieron el grito en el cielo.  "Mazzantini", fue el principal valedor de la imposición del sorteo, que se normaliza  tras la retirada del coloso de Córdoba del toreo.

Desde entonces y hasta ahora el sorteo ha sido uno de los preludios más tradicionales de la fiesta. Puntual, como la corrida misma, a las doce de la mañana y tras enlotar los toros de dos en dos, sería interesante investigar cuando se impuso ese detalle, se ha sorteado el orden de suelta de los toros a lidiar por la tarde. El ceremonial del sorteo y posterior apartado forma parte de la liturgia tradicional del toreo.

No obstante en los últimos tiempos, los problemas en estos momentos de prólogo se están convirtiendo en algo habitual. Tanto que en ocasiones dan lugar a momentos de tensión entre los actuantes, o sus representantes, con los encargados de velar por la integridad del festejo, representados por autoridad y facultativos. Cada vez son más frecuentes los incidentes que se producen muchas mañanas entre una parte y otra. Sin ir más lejos la pasada y exigua feria de Córdoba fue escenario de uno de ellos. El sábado de feria los representantes de Morante de la Puebla y Alejandro Talavante, presionaron al presidente a aprobar toros previamente rechazados por los veterinarios, bajo la amenaza de no actuar si sus pretensiones no eran aceptadas. Al final la corrida se celebró,  accediendo la autoridad así,  a unos requerimientos alejados de la profesionalidad, que se presume deben de tener los que comandan el escalafón y con la condescendía de un presidente que no quiso dejar a Córdoba sin toros la temporada en la que se despedía del palco.

Un suceso de igual magnitud ha ocurrido en una de las últimas ferias de la temporada, y precisamente con uno de los mismos protagonistas. Ha sido en Zaragoza y durante el ciclo del Pilar. En una de las corridas estrella en la que se acartelaban, mano a mano, Alejandro Talavante y una de las novedades del año, López Simón, cada torero llevó los toros para la ocasión, prescindiéndose del sorteo. Los veterinarios no dieron el visto bueno a los que llevó Talavante y la historia se repitió. Los mentores del extremeño amenazaron que éste no torearía si no se aprobaban los toros que había llevado. Al final la presidencia accedió. Luego, por la tarde, Alejandro Talavante cuajó una gran faena y la presidencia haciendo uso de sus potestades, y quién sabe si influenciado por el follón matinal, rebajó el premio con el consiguiente escándalo.

Muchos aficionados piden una involución en las formas para una posible regeneración. En esta ocasión involucionar para suprimir el sorteo, no aportaría nada más que cada torero lidiaría lo que quisiese. ¿No sería más positiva una evolución determinando un nuevo modelo de sorteo? Un sorteo donde no solo entrarían los toros a jugarse y su orden, si no también compañeros y ganaderías. Sería algo que aportaría un atractivo y daría, sin duda, un nuevo dinamismo a la organización de festejos taurinos. Un nuevo modelo para nuevos tiempos, que podría evitar muchos problemas y abusos. Ahora solo hace falta que se proponga, sea bien visto por el sistema y se aplique en beneficio del espectáculo. ¿Ustedes que opinan?


2 comentarios:

  1. Buenas noches, soy Francisco Bentué presidente del festejo a que hacen mención. Simplemente decirles que NO es cierto que fuesen rechazados por los veterinarios del festejo los toros que pretendía lidiar Alejandro Talavante. Dos de ellos estaban aprobados por los tres veterinarios, del tercero no recuerdo ahora mismo si lo había aprobado alguno de ellos. Tienen las actas a su disposición. Después de este error en su información no entro a valorar el resto

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  2. Gracias por la aclaración. Más a su favor por su actitud en el palco, una vez descartada una posible "vendetta" por sucesos matinales. Un saludo y enhorabuena por su defensa de una fiesta integra.

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