La adaptación a nuestros tiempos sólo pasa por la
implantación de una legislación coherente y fuerte y cuyo motivo fundamental
sea una garantía para la integridad del toro de lidia.
La
sentencia del Tribunal Constitucional sobre la prohibición del toreo en
Cataluña está próxima a hacerse pública. De hecho se ha adelantado por algún
medio, tal vez de forma interesada y para calibrar a la opinión del respetable,
que la misma es favorable para la tauromaquia, pues se constata que la
comunidad autónoma catalana, a quien en su día se transfirió la competencia de
gestión de la misma en la región, no tiene entidad para prohibir algo que no le
compete.
Estando
próxima a ser conocida la tan esperada sentencia del Constitucional, que por
cierto ha tardado más de lo esperado y deseado, si ésta, como parece que puede
ser, desmonta todo el circo político montado por los inquilinos de la
Generalitat, movido por intereses políticos amparados a su vez por un
subvencionado animalismo hueco y vacío, la fiesta de los toros jamás debió de
ser abolida de aquella región de España que tanta gloria dio a la fiesta del
toreo.
A la
espera pues de la publicación de la sentencia definitiva, muchas preguntas son
las que se hacen los aficionados. Quizá la mayoritaria es si volverán los toros
a la Monumental, pues una vez mostrado que la prohibición vulnera los derechos
de los españoles preceptuados en la Carta Magna, nada impediría la celebración
de festejos taurinos en Barcelona, así como en otras plaza de la región. En la
práctica sería viable, pero teniendo en cuenta otros fallos del tantas veces
nombrado Tribunal Constitucional, en otras demostradas irregularidades, hace
vislumbrar que todo no será tan fácil como parece. No hay que olvidar que la
gestión para la organización de espectáculos taurinos depende de la
Generalitat, que obviamente hará todo lo posible para no acatar, una vez más,
poniendo todas las trabas posibles a lo dictado por el Constitucional.
Se habla, y mucho, que la fiesta necesita una adaptación al siglo XXI. Puede ser, pero con el organigrama instaurado hoy, todo se hace más difícil y complicado. La variedad de legislación sobre el toreo, prácticamente una por comunidad autónoma, hace más difícil esa adaptación que propugnan algunos. La falta de unidad es notoria y la tauromaquia corre serio peligro en aquellas comunidades de menor tradición taurina y que son regidas por políticos de corte nacionalista, que hacen del toreo algo maldito y que es aparejado, de forma interesada y sesgada, al pasado más reciente en la historia de éste país. Esto unido al movimiento en defensa de derechos de los animales, financiado y potenciado por estamentos extranjeros, hace que el toreo, a día de hoy, tenga el estigma de algo cruel, salvaje y políticamente incorrecto.
Se habla, y mucho, que la fiesta necesita una adaptación al siglo XXI. Puede ser, pero con el organigrama instaurado hoy, todo se hace más difícil y complicado. La variedad de legislación sobre el toreo, prácticamente una por comunidad autónoma, hace más difícil esa adaptación que propugnan algunos. La falta de unidad es notoria y la tauromaquia corre serio peligro en aquellas comunidades de menor tradición taurina y que son regidas por políticos de corte nacionalista, que hacen del toreo algo maldito y que es aparejado, de forma interesada y sesgada, al pasado más reciente en la historia de éste país. Esto unido al movimiento en defensa de derechos de los animales, financiado y potenciado por estamentos extranjeros, hace que el toreo, a día de hoy, tenga el estigma de algo cruel, salvaje y políticamente incorrecto.
Ante
todo esto hace falta unión y mostrar una fiesta repleta de integridad, así como
poner en valor todos sus valores ancestrales que no hacen más que enriquecer
nuestra cultura. Pero esa unión no es tangible. Existen muchos intereses que no
benefician para nada una puesta en común. Sería interesante unificar criterios
y crear una legislación común. El reglamento de 1962, posiblemente el más
completo de los escritos, fue adaptado a los tiempos actuales en 1992. Una
reglamentación ésta que se adapta a nuestro siglo, tomada como referente para
la elaboración de todas sus hijas autonómicas, que no han venido nada más que
para enredar y complicar algo que siempre fue unitario y único, cuya misión era
legislar el segundo espectáculo de masas de este país llamado España.
¿Se imaginan que en cada comunidad autónoma de España, se jugara al fútbol con un reglamento diferente? ¿Qué ocurriría si el Polideportivo Ejido tuviera que jugar un partido de competición con la Unió Sportiva Lleida? Es obvio que el lío estaría servido. Las razones caen por su propio peso. El ejemplo muestra que hay que consensuar y poner puntos en común. La reglamentación del toreo debe de ser una, única y unitaria en todo el territorio español.
¿Se imaginan que en cada comunidad autónoma de España, se jugara al fútbol con un reglamento diferente? ¿Qué ocurriría si el Polideportivo Ejido tuviera que jugar un partido de competición con la Unió Sportiva Lleida? Es obvio que el lío estaría servido. Las razones caen por su propio peso. El ejemplo muestra que hay que consensuar y poner puntos en común. La reglamentación del toreo debe de ser una, única y unitaria en todo el territorio español.
Los de las transferencias de las competencias legislativas y administrativas a las distintas comunidades autónomas no ha servido nada más que para debilitar la fiesta de forma alarmante. La adaptación a nuestros tiempos, que piden algunos veladamente de forma interesada, solo pasa por la implantación de una legislación fuerte y cuyo motivo fundamental sea una garantía para la integridad del toro, seguridad para los actuantes y defensa de los derechos del consumidor del espectáculo, que no es otro que el público, sancionando de forma contundente a todo aquel que vulnere el reglamento. Lo demás sobra y no son más que cantos de sirena, que sólo pretenden continuar estrujando algo que a la larga se les escurre por entre los dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tu comentario es antitaurino estás perdiendo el tiempo: vete a un blog antitaurino e intenta ponerlo allí, porque aquí será rechazado. Si tu intención es insultar o faltar al respeto a alguien, también estás perdiendo el tiempo. Por fin, si no puedes identificarte de alguna forma tampoco podrás escribir aquí. Gracias por tu comprensión.