Se acabó la feria de la esperanza. Aquella en que parecía que todo volvería a ser como pocas veces fue. La gran feria en que la empresa, puso toda la carne en el asador. Los carteles habían tenido el beneplácito de la afición y del público. Al final, por unas causas u otras, todo quedo en poca cosa, ante la falta del toro, pilar auténtico de la fiesta, ya sabemos que todo se derrumba. Sólo algunas pinceladas en lo artístico y dos interrogantes en lo demás. Una, si realmente lo anunciado era realmente tan bueno; y otra, si los problemas que en años interiores habían sido la espada de Damocles, se han solucionado de una vez por todas.
La empresa hizo un gran esfuerzo. Este año ha querido demostrar, y eso es loable, que puede ser empresa para Córdoba. Carteles perfectamente rematados, que a la postre y conclusión del ciclo, siguen con las dos mismas incógnitas. El artificioso mano a mano que abrió y la corrida de ocho toros que cerró. Al primero acudió poco público y en el segundo, aunque desde los tendidos se viera algún que otro espejismo, la tarde fue plomiza y aburrida. Dos toros menos, habrían aliviado el espíritu de más de un aficionado.
El problema ganadero se normalizó. Ojo, solo se normalizó, estaba tan bajo que al subir tan poco, otra cosa ha parecido. Hubo tardes que saltaron al ruedo toros cogidos con alfileres, caso de los cuatro que llegaron del campo charro. Es cierto que los problemas, al menos esta feria, han desaparecido, pero también ha pesado, la buena disposición por parte de todos. Luego si los toros embisten o no embisten, no es para culpar a nadie. Ni a empresa, ni a facultativos, ni a autoridad, ni a ganaderos. El toro es como los melones, hasta que no se cala, no se sabe como es. De todas formas, el nivel debe de subirse un poquito más. Se han lidiado algunos toros buenos. Caso de Vegahermosa la tarde del mano a mano, en concreto el segundo de Torres. Núñez de Cuvillo lidió algún toro interesante, caso del jabonero segundo de Juan Serrano que tuvo un pitón izquierdo de categoría. Juan Pedro se sacó la espina del año anterior, pues lidió una corrida correctamente presentada, donde algún toro sacó calidad para hacer el toreo. También destacaron los dos toros de Román Sorando, sobre todo el de la alternativa del nuevo Benítez, enormemente bravo y con mucha clase. Posiblemente el toro de la feria. Lo demás nada, algunos solo apariencia, por dentro les faltaba lo menos que se le pide a un toro de lidia. Fuerza y raza.
En lo artístico, poca cosa. Como la climatología que este año nos ha tocado. Muchas nubes y pocos claros. Finito la tarde del miércoles, dio una lección práctica de cómo es el toreo al natural, fue la sima más alta. Luego hubo cosas interesantes, como la sorpresa del nuevo Cordobés. Julio estuvo muy bien con capote y muleta, lástima que su bisoñez le impidiera haber roto del todo. Castella cumplió, como siempre, pero en Córdoba aún no se ha visto al Castella que todos quieren ver. Talavante prácticamente desapercibido, un Cortés que apuntó pero no terminó de disparar, un Ponce muy plástico pero a la vez demasiado superficial y un Manuel Díaz al que no se le puede pedir más. Esto dieron de si las figuras, aunque no hay que olvidar que José Luis Moreno, cortó dos orejas que tienen mucho más peso de otras que se cortaron los días grandes. Moreno es y debe de ser un torero a recuperar por la fiesta. En cuanto a lo tocante a caballeros en plaza, el nuevo Hernández demostró, que para triunfar no hay que ponerse pesado. Labor corta, pero con que intensidad. Emocionó y convenció. De seguir así, puede ser gente muy importante en el mundo del toreo a caballo.
Para terminar decir que el público respondió cuando se sabía. Es decir, las tardes de los carteles rematados. El miércoles de no haber sido por las inclemencias del tiempo, de seguro que se hubiera puesto el cartel de no hay billetes. Eso demuestra que los cordobeses si se les ofrece un espectáculo, sobre el papel interesante, no falla. El sábado ya se sabe, que se programe lo que se programe, la gente acude. Variopinta, heterogénea y poco entendida, pero que abarrotan los tendidos y lo pasan bien. Los demás días, a excepción del de la alternativa, lo que se esperaba. Poca gente y la sorpresa de ver que mediáticos por si solos en Córdoba, poco tienen que decir.
En cuanto a los novilleros, destacar a Víctor Abad, entregado y cabal, al que se le debería de haber dado la sustitución del martes. Se la ganó en el ruedo, aunque si se le hubiere dado, nos hubiése0mos visto privados del buen toreo que hizo Oliva Soto.
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