EL NUEVO HERNANDEZ ABRE
Ganadería: Seis toros de Castilblanco, reglamentariamente despuntados, correctamente presentados a excepción del sexto. Su juego fue igualmente irregular. Algunos terminaron rejados en terrenos de dentro y otros como el sexto, tuvieron calidad para el la practica del rejoneo.
Rejoneadores:
JOAO MOURA padre. Pinchazo, medio rejón de muerte y dos descabellos (ovación y saludos); y pinchazo y descabellos. (ovación con saludos),
JOAO MOURA hijo. Rejón de muerte trasero (vuelta tras petición); y rejón de muerte caido y contrario (oreja con petición de la segunda).
LEONARDO HERNANDEZ. Pinchazo bajo (ovación con saludos); y rejón de muerte (dos orejas).
Incidencias: Plaza de Los Califas. Última de abono y 9º festejo de
Como ya es tradicional, un año más, la corrida del otrora llamado arte del rejoneo, puso punto y final a la feria taurina del mayo festivo cordobés. En esta ocasión, el público privado, por fuerza mayor, de la estrella del rejoneo, Pablo Hermoso de Mendoza, no respondió como en otras ocasiones. Ya se sabe, las figuras, cuando se caen de un cartel, este lo acusa, y si además, el sustituto a pesar de sus condiciones y proyección, no ha hecho nada más que poner el banco, es difícil que tenga el mismo tirón.
El festejo al final, sí tuvo interés. Pablo Hermoso de Mendoza, aunque no actuó, ha demostrado que ha venido a renovar el arte del rejoneo. Hoy ya no se rejonea como antes. Antes de la irrupción del estellés en el mundo del toreo a caballo, todo se limitaba a preparar al toro y a clavar al estribo, procurando además que éste no tocase la cabalgadura. Hoy además, se torea. Eso hicieron principalmente los dos caballeros más jóvenes, cada uno en su estilo. Moura y Hernández, aunque tengan en casa un buen espejo, han completado sus formas con las del navarro.
Deslumbró Leonardo Hernández. Ya en su primer toro se pudo apreciar que venia a por todas. Tras un rejón de castigó, cuajo un interesante tercio de banderillas, donde clavó siempre al estribo y ‘toreo’ al toro con galopes de costado. El toro no tuvo continuidad entablerándose y no pudo rematar. En su segundo vino el lío. Lío y gordo. El nuevo Hernández, mostró sus credenciales. Labor corta, pero muy torera e intensa. Cuatro escalofriantes banderillas al quiebro, dando todas las ventajas al toro, entusiasmaron a los tendidos. En el embroque parecía inverosímil que caballo y jinete fueran capaces de burlar las acometidas del toro. Culminó con banderillas cortas al violín y un certero rejón. El premio estaba asegurado.
Moura hijo estuvo en Córdoba igualmente entregado. Tiene buena concepción del rejoneo. Intenta clavar siempre al estribo, para llevar luego al toro cosido al costado del caballo. Igualmente demostró conocer y aprovechar los terrenos que pisa. Sus dos labores tuvieron el mismo planteamiento. Lastima que durante la faena a su segundo, tuviera un aprieto. Tuvo que cambiar de caballo y aunque lo intento, no pudo remontar. Abría plaza el veterano rejoneador portugués que estuvo en su primero demasiado frío y conectando poco con el público. En su segundo, quizá espoleado por lo que habían hecho los más jóvenes, trató y consiguió remontar el vuelo. Labor técnica y con mucho poso en la que destacaron dos banderillas en las que tras una meritoria preparación clavó resueltamente en una labor técnica y correcta que tuvo más entrega, a la que el mal uso de los aceros privó tal vez de mayor premio.
Publicada en el diario "El Día de Córdoba" el 28 de mayo de 2007
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