Las corridas del ciclo de la Salud serán una buena
piedra de toque para ver si la empresa puede lograr que Los Califas sea lo que
siempre fue: una plaza de temporada y no sólo de Feria.
Resulta significativo que este ha sido el año en el que
menos cábalas se han hecho en torno a los carteles taurinos de la feria de
Córdoba. Nadie, o muy pocos, los esperaban con la impaciencia de tiempos
pasados. Las filtraciones y posibles combinaciones han estado ausentes desde
que se supo, hace unos meses, que la Fusión Internacional para la Tauromaquia
sería la organizadora de los carteles de 2015. Esto viene a poner de manifiesto
dos cosas: bien que la sufrida afición cordobesa ha perdido la ilusión o bien
que se creía que la unión temporal de empresas taurinas que rige Los Califas
cumpliría sobradamente con su cometido. Esta calma aparente viene a significar
que, una vez presentados los carteles, estos cuentan con el respaldo de la
afición y público de Córdoba.
Digno es de resaltar que, por unas causas u otras,
la cordura ha vuelto a Córdoba. La feria vuelve en esta edición a ser lo que
fue. Dos festejos mayores, una novillada con picadores y espectáculo de
rejones. Siempre fue así. La prueba está en las hemerotecas. Córdoba jamás fue
de ferias largas, moda impuesta por los años de bonanza económica, coincidente
con la explosión delfinitismo. Córdoba vuelve a la normalidad. Un punto por
tanto a favor de la empresa. Eso sí, una vez vueltas las aguas a su cauce, también
se debe de trabajar para continuar con la recuperación de lo que fue antaño,
que no es otra cosa que una plaza de temporada. Los nuevos gestores tienen
capacidad para ello, otra cosa es que estén por la labor de hacerlo.
Los carteles en sí son los que son. Están todos
los que deben de estar. En ellos se unen los nombres de los espadas que tienen
actualmente la categoría de figuras del toreo. Tal vez se eche en falta a El
Juli, presente en la corrida del cincuenta aniversario, o tal vez a Miguel Ángel
Perera, pero la verdad es que los mismos están concebidos para que el gran
público vaya a la plaza. Es también de lógica reconocer que en dos corridas de
toros no hay sitio para más. Son solo seis puestos a cubrir, por lo que la
inclusión de otros nombres, presumiblemente más frescos, caso de Iván Fandiño,
Diego Urdiales o Pepe Moral, sea prácticamente imposible. Choca no obstante la
inclusión de un reaparecido Rivera Ordóñez, al que nadie llamó, en detrimento
de otro espada veterano, tal vez Juan Mora, que abriera cartel a Morante de la
Puebla, que curiosamente, y ante su ausencia en la feria abrileña de Sevilla,
hará doblete en la feria de Córdoba. Los demás nombres no tienen discusión,
pero muestran, eso sí, lo viciado del escalafón superior. Para tres festejos,
corrida del aniversario y dos festejos en mayo, o lo que es lo mismo, y
teniendo en cuenta que una corrida es de seis toreros, o sea doce puestos, han
bastado solo siete nombres. Nombres que suman entre ellos ciento ocho años de
alternativa, teniendo el más moderno de ellos, Julio Benítez El Cordobés (25-5-2007), ocho años de antigüedad
en el escalafón superior.
Para la renovación de este envejecimiento del
escalafón, hace falta apostar por lo que empiezan. La FIT lo hace y recupera en
la feria una novillada con picadores. Festejo que cuenta con el aliciente
extraordinario de la presentación con los montados en la capital, de uno de los
novilleros que más expectativas tiene para la afición cordobesa, caso de Javier
Moreno Lagartijo, quien estará acompañado por otros novilleros con
notable proyección como son Ginés Marín y Jonathan Varea. Ojalá sea un festejo
triunfal y pueda ser repetido tras la feria, como era pauta habitual en otros
tiempos no tan lejanos, aunque la presión fiscal de hoy a las novilladas harán
que sea utópica su celebración fuera de las fechas previstas.
De autentico lujo el cartel del festejo de
rejones. Fermín Bohórquez, Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura son los
máximos exponentes del noble arte de Marialva. Nada que objetar. Bohórquez se
despedirá de Córdoba y el ruedo de Los Califas será escenario de la competencia
de Hermoso y Ventura en una de las pocas tardes que pueden coincidir en la
presente temporada.
En cuanto a ganaderías se han anunciado las
preferidas por las figuras. Para ellos son las más claras exponentes del toro
que les propicia su particular visión del toreo. Atrás quedaron los tiempos de
los gestos con otros tipos de encastes, aunque también hay que hacer hincapié
en que, en un ciclo tan limitado, es imposible la apertura a otras vacadas que
críen un toro más del gusto del aficionado partidario a la recuperación de los
valores más ortodoxos de la fiesta de los toros.
Salvador Giménez