GANADERÍA: Dos toros de La
Castilleja para rejones, reglamentariamente despuntados, y de juego desigual; y
cuatro para lidia ordinaria con los hierros de La Reina, en 2º y 6º lugar; y El
Tajo, corridos en 3º y 5º lugar. Los cuatro estuvieron bien en líneas
generales, bajando el 3º, que fue protestado. Su juego resultó pobre y
descastados pero nobles en la muleta. El jugado en último lugar fue el más
enrazado. TOREROS: Leonardo
Hernández (rejoneador). Oreja y oreja. Manuel Escribano (azul turquesa y oro). Ovación con saludos y ovación con
saludos.Iván Fandiño (calabaza y oro). Ovación con saludos y
oreja tras aviso. INCIDENCIAS:Plaza de toros de
Pozoblanco. Segunda corrida mixta con motivo de la Feria en honor de Nuestra
Señora de las Mercedes. Menos de media entrada en tarde de nubes y claros donde
la lluvia se hizo presente durante la lidia del quinto de la tarde. El
rejoneador Leonardo Hernández salió a hombros
por la Puerta del Gallo al finalizar el festejo.
El toro es el gran protagonista de la fiesta. Sobre él debe girar todo el
ceremonial de este ancestral ritual. Por eso, siempre se dice por activa y por
pasiva que cuando el toro falla, todo se desmorona. En estos tiempos que nos ha
tocado vivir, el toro sufre una evolución hacía una bondad infinita, para dar
mayor lucimiento a la labor del torero. Cuando un animal reúne las condiciones
buscadas con la selección, todo es aparente, está lleno de estética, de
belleza, pero obviamente la profundidad y el sentido trágico del toreo, está
prácticamente diluido. Es lo que se ha venido en llamar: El toreo moderno. Pero
hoy en día todavía se demanda otro toreo más cercano a los valores
tradicionales. Esto da lugar a que todavía exista una corriente que trata de
alejarse de la monotonía y que corre paralelo a esta tauromaquia moderna.
Existen en el escalafón toreros que no dudan en enfrentarse a ganaderías que
todavía seleccionan con criterios tenidos hoy por anacrónicos, para decir que
ellos también son válidos en esta tauromaquia de hoy. Lo malo es que cuando
comienzan a ser reconocidos, no dudan en caer en la tentación de acartelarse
con el toro de hoy, quedando en evidencia, que ante ellos, son incapaces de
hacer sentir las emociones que les llevaron un día salir del ostracismo.
Precisamente eso es lo que ocurrió ayer tarde en Pozoblanco. En el cartel dos
toreros curtidos en mil batallas. Dos toreros que lucharon a sangre y fuego
para ocupar lugares de privilegio en el escalafón y estar presentes en muchas
ferias y carteles. Toreros que emocionan con el toro enrazado, pero que delante
del toro soso de hoy, se convierten en espadas de una vulgaridad paralela a
otros que tuvieron más fortuna que ellos.
Manuel Escribano ha hecho una campaña rotunda. Importante. Ayer se vio a un
torero distinto. Incapaz de emocionar ante dos toros que no tuvieron nada más
que fachada. En su primero estuvo correcto con el capote y banderillas, para
luego cuajar un trasteo voluntarioso que no pasó de discreto ante un toro
huérfano de raza. Lo intentó aquí y allá, pero el animal terminó buscando el
terreno de toriles y todo quedo en la nada. En el segundo de su lote, volvió a
estar solvente y correcto. Muy alejado del tono que suele mantener ante reses
de otras cualidades. Discreto debut y paso de Manuel Escribano por la plaza de
Pozoblanco. Sin toros y sin enemigo, no cabe nada más que estar solvente y
punto final.
Iván Fandiño tuvo la mejor actuación. Fue en el último de la tarde cuando el de
Orduña sí estuvo a la altura de lo esperado. Vibrantes lances a la verónica que
fueron muy jaleados por la concurrencia. Con la tela roja cuajó una faena, que
inició con un pase cambiado en los medios, que tuvo mucha firmeza. Fandiño pisó
el terreno que su oponente le pedía e hilvanó tandas importantes con ambas
manos, templando la encastada embestida de un animal que no permitía fallos ni
dudas. El tendido se emocionó y se puso a favor del espada vizcaíno. La verdad
y la emoción fueron los avales fundamentales. Entregado por completo en la
faena, sufrió una fea cogida en el remate de una de las series, quedando inerte
en el suelo. Todo quedo en un susto. Volvió a la cara del toro y brindó otra
buena serie con la diestra. Tras unas manoletinas falló con la espada y lo que
pudo ser un triunfo de peso, quedó en un solo trofeo, pero la emoción y el
recuerdo siempre estarán presentes. En su primero se encontró con un toro
protestado y chico, con el que anduvo resuelto conformando una faena basada en
el oficio y la técnica, muy por encima de las condiciones de un toro que solo
se tapaba por su cornamenta.
Leonardo Hernández mató dos toros y logró abrir la puerta grande. Sus
actuaciones tuvieron buena monta y vibración. Hernández conecta fácilmente con
los tendidos. Cierto es que el joven rejoneador, aunque ya con años de
alternativa, tiene una magnifica cuadra y trata siempre de hacer un toreo
ortodoxo y clásico. Desigual al clavar y algunas pasadas en falso, hicieron que
su labor, en ambos toros, fuese redonda. No obstante sus actuaciones tuvieron
el poso bastante para, tras culminar de forma acertada con los aceros, cortar
una oreja en cada toro y abrir la puerta del Gallo en una feria que terminó con
luces y sombras.
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