10/04/2015

LÓPEZ SIMÓN, ¿UN NUEVO MESÍAS?


Tres puertas grandes en Madrid en una sola campaña, toda una hazaña Desde los tiempos del colombiano César Rincón, en la década de los 90, no se recuerda una gesta semejante.
Tres puertas grandes de Madrid en una sola campaña. Todo una hazaña. Si es difícil abrirla una vez, más complicado se antoja hacerlo tres. Para colmo si es en el mismo año, la hazaña se convierte en toda una épica. López Simón, un joven torero madrileño de Barajas, lo ha conseguido durante este año. Seguramente le servirá para abrirse paso en la tauromaquia en estos momentos tan complicados y difíciles. Un suceso similar lanzó a César Rincón al Olimpo del toreo. Un desconocido, como López Simón, torero colombiano que llegó, vio y venció. Tres puertas grandes venteñas en la temporada de 1991, con ocho años de alternativa a sus espaldas por cierto, le valieron para entrar en todas las ferias del planeta toro y convertirse en toda una figura del toreo de su época. Años han pasado, desde entonces nadie había sido capaz de igualar tal gesta. Ni siquiera los consentidos del sistema, con todo a su favor para hacerlo, sueño para algunos aún incumplido. 

No es empresa sencilla, por eso la gesta de López Simón ha puesto de acuerdo a todos los aficionados. Tres, no una, si no tres, han sido las veces que el joven torero de Madrid ha desvencijado los cerrojos de la puerta grande de Las Ventas, hecho que no se repetía, como antes ha quedado reflejado, desde la temporada de 1991, donde César Rincón salió catapultado hacía lo más alto. Teóricamente este nuevo torero, López Simón, se ha colocado fenomenalmente en la parrilla de salida de cara a la campaña de 2016, pero. ¿Será capaz de mantener el tipo?

López Simón ha conseguido lo más difícil, ahora solo caber mantener el lugar de privilegio que se ha ganado a sangre y fuego. Su principal aval es el sitio donde se coloca ante el toro. Un lugar complicado, donde o se gana o se pierde, de épica o de tragedia. Un sitio donde sin lugar a dudas hay mucha emoción, pero hay que dejar clara una cosa. El toreo, desde su forma más primigenia, consiste en el dominio de la bestia por el hombre. Siempre fue así y lo seguirá siendo. López Simón pisa un terreno donde la bestia -o lo que queda de ella- siempre embiste. Es un lugar comprometido donde siempre se echa la moneda al aire. El hombre, en ese lugar que pisa López Simón, tiene muy complicado dominar a su oponente. Por ello los percances le han horadado la piel de forma tan seguida. Las heridas deben de ser accidentes y no convertirse en algo cotidiano. El torero herido puede tener fama de valiente, pero también de inconsciente o torpe. López Simón pisa un lugar que consume hasta más no poder, y que será complicado pisarlo cuando tenga compromisos de forma más continuada y encima este revestido con el peso de la púrpura.

López Simón ha llegado a la cima por el camino de la tragedia. Un camino regado con sangre. Poseedor de un valor excepcional y una quietud sin límites, ha ganado adeptos que lo ven como el nuevo mesías del toreo. Un torero que puede revitalizar y dar relevo al acomodo imperante en el escalafón actual. Solo hay que esperar y comprobar si el torero responde a las expectativas. Tiempo al tiempo. No hay que restar mérito alguno a lo conseguido hasta ahora, pero ojo, el secreto de una auténtica figura del toreo no está en llegar, si no en mantenerse y ser fiel a la regularidad. No se puede ser flor de un día. Esos no pasan a la historia. 

Sería de esperar que López Simón depurase sus formas. El valor y el desparpajo, le sobran. Ahora hace falta ser más racional. Tratar de dominar al toro ante todo. De poderles a los toros y que estos vayan sometidos por la mano del hombre y su apéndice torero que los trebejos de torear. No estar entre el olé, el uy y el ay. Torear es llevar al toro por donde no quiere ir. La máxima de "que viene el toro, te quitas tú, si no te quita el toro" sigue siendo real, por eso la razón y el dominio deben de hacerse presentes en su tauromaquia para redondear las virtudes vistas hasta ahora. Si así fuere, López Simón puede convertirse en un torero de época. Ahora si la evolución es nula, y los percances se vienen sucediendo, todo quedara en un sueño.









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