Florentino Sotomayor
Córdoba también es solar
del toro de lidia. Desde muy antiguo, el hombre busco la fiereza innata del
tótem ibérico en los predios cordobeses. Se cuenta, con muchos visos de
verosimilitud, que en las faldas de la Sierra Morena, muy cerca de la capital, los
omeyas criaban caballos de pura raza, y porque no también pensar, vacunos de
forma silvestre y natural, por lo que
puede que algunos de ellos tuvieran algún comportamiento salvaje y bravío.
Cierto o no, la verdad es que aquellas tierras, al píe de la sierra, fueron, y
aún siguen siendo, territorio del toro bravo en Córdoba.
En "Córdoba la
Vieja", muy cerca de las ruinas de Medina Azahara, pastó parte de la
vacada que nos ocupara los siguientes párrafos. Hasta allí llegaron entre 1911
y 1912, los historiadores no se ponen de acuerdo, un hato de vacas con el
hierro de Fernando Parladé. Florentino Sotomayor, diputado a cortes, senador
del reino y apasionado ganadero vocacional, había decidido convertirse en criador
de reses de lidia. Una docena de vacas eran pocas, por lo que a comienzo de
verano de 1912, adquiere nada más y nada menos que a Eduardo Miura, ciento
cincuenta vacas, algunas paridas, quince utreros y quince erales. Como hierro
usará el pial que hereda de su padre, quien a su vez lo recibió de su
antepasado Antonio Navarro Moreno y que era usado para marcar ganado caballar.
Hay que aclarar que este
hierro del que hablamos, pertenece en la actualidad a Tomás Prieto de la Cal,
haciéndose la suposición muchos aficionados, al criar este señor reses
originarias de Veragua, que este es el pial primitivo que usaran los duques de
Veragua y Osuna cuando adquirieron la Real Vacada, a la viuda del rey Fernando
VII, descartándose aquí por tanto esta peregrina y errónea suposición.
La ganadería se asienta
entre las fincas "Córdoba la Vieja" y "Cuevas Altas". Florentino
Sotomayor como se ha apreciado no escatima nada para conseguir una torada de
categoría. Para ello también contrata como conocedor a José Baena "El
Rubio", quien antes había desempeñado tal función en la ganadería del
señor marqués de los Castellones y sus continuadores, siendo por tanto uno de
los mayorales de más prestigio, no solo de Córdoba, sino del todo el campo
andaluz. Las pruebas selectivas son duras. De las vacas parladeñas se aprueban
diez y sesenta de las de Miura. En los tentaderos son habituales
"Guerrita", ya retirado pero con su saber y conocimiento,
"Mazzantinito"y "Sevillanito", Antonio Cañero,
"Machaquito" y "Cantimplas". Los productos de Sotomayor son
del gusto de la afición. En algunas ocasiones se anuncian como procedentes de
Miura, pues las vacas aprobadas son inicialmente padreadas por los raceadores miureños
"Lagarto", "Guineo" e "Inspector". Las reses son duras, pero dan buen juego,
principalmente en el tercio de varas. Pero el toreo evoluciona hacía una lidia más vistosa y
con mayor importancia en el tercio de muleta. Florentino Sotomayor con visión
de futuro, resuelve atemperar el brío de sus toros. Para ello vuelve a adquirir
un toro puro de Ibarra, con el hierro de Fernando Parladé, de nombre
"Superior", que comienza a cambiar el comportamiento de la vacada.
Los resultados son los apetecidos por lo que en 1917 y 1918 padrean
sucesivamente los toros "Medialuna" y "Macarrón" del hierro
de la marquesa de Tamarón de igual sangre Ibarra, a través de Parladé. La casta
de Vistahermosa va absorbiendo el temperamento típico de los miuras. Se cuenta,
no sin fundamento, que José Gómez "Gallito", promotor del toro de
hoy, seguía muy al corriente de las evoluciones del cruce practicado en la
vacada cordobesa.
El ganadero cordobés se
presentó en Madrid, el día 25 de mayo de 1919, con Saleri, Paco Madrid y Celita
en el cartel. En ABC del día siguiente se dijo de los toros de Sotomayor: "El ganado de Sotomayor, desigual de
presentación; fueron fogueados los lidiados en primero, tercero, cuarto y
quinto lugar. En el tercero se precipito un poco la presidencia; el final quiza
hubiera sido el mismo, pero hay que tener más calma, pues no hubo tiempo de ver
al toro; en el fogueo del quinto tuvieron los toreros una gran participación.
¡Qué lidia! Ni una vez le colocaron en suerte con los caballos; fué un toro hermoso. El sexto, pequeño, pero
bravo. Estos dos últimos tuvieron otro estilo que los anteriores, quizá fueran
de la cruza con Parladé. Dificiles para el torero los dos primeros." Un
año después Florentino Sotomayor se saca la espina, pues en novillada jugada el
día 25 de julio, el tercero de nombre "Escandaloso" resulta bravísimo
siendo muy ovacionado en el arrastre, tanto que el publico abroncó a los
mulilleros por no darle la vuelta al ruedo. También resultaron bravos los
jugados en quinto y sexto lugar. La novillada fue estoqueada por José Zarco,
Sánchez Torres y Domingo Uriarte. La vacada toma por fin el rumbo pretendido
por su dueño. El cruce con los toros de Ibarra a través de Parladé y Tamarón, resulta
fundamental.
La ganadería siguió
gozando de buen cartel, hasta que el día 13 de junio de 1926, en la madrileña
plaza de Vistalegre, el toro "Gallego" hiere mortalmente a Mariano
Montes. Las críticas a la ganadería son feroces. Una vez más el ganadero se
convierte en responsable de la tragedia por cierto sector de la afición.
Mariano Montes |
Decide el reputado criador
deshacerse de su vacada. Resuelve cambiar su ganadería por otra a los hermanos
Martín Alonso en 1931. Antes del canje se reserva cincuenta vaca de nota
superior y un novillo de nombre "Alondrito" puro de Parladé, al que
más tarde se une un toro llamado "Pegajoso" con el hierro de Gámero Cívico,
también entroncado con la misma casa ganadera. Las vacas de los Martín Alonso
son rápidamente desechadas. Una nueva etapa se inicia, etapa esta que Sotomayor
no verá pues fallece en 1934 sucediéndole su hijo Eduardo como titular de la
vacada.
La guerra civil causa
muchas bajas en la ganadería. Muchas vacas son sacrificadas y al termino de la
contienda solo quedan sesenta y tres hembras y el semental
"Pegajoso". La vacada se
recupera lentamente hasta alcanzar la cifra de 150 vacas de vientre y los
raceadores "Cotorro" y "Bilbaino". Poco dura más la vacada
en los predios de "Córdoba la Vieja" y demás predios cordobeses. En
1955 Eduardo Sotomayor se desprende de la misma y la vende al notario de
Murcia, aquellos años con ejercicio en Córdoba, Adolfo Avilés Virgili perdiendo
su relación por tanto con nuestra provincia.
Cuadro genealógico |
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