La entrada, o página, anterior se
la he dedicado a Lagartijo. Hoy por hoy, el novillero con caballos de más antigüedad
de los nacidos en esta ciudad de Califas. Pero sería injusto que la memoria
hiciese una mala pasada.
Hacía años, habría que remontarse
mucho atrás, para que en la ciudad hubiera hasta cuatro aspirantes toreando con
los del castoreño. Si Lagartijo afrontó su tercera campaña con los montados, la
temporada pasada sirvió para que dos toreros cordobeses diesen un paso más en
su carrera.
Uno fue el jarote Carlos Jordán,
quien tuvo la oportunidad de presentarse con picadores, en corrida mixta
alternando con dos matadores de toros, en la feria de su pueblo. El éxito fue
grande y una vez más se demostró que el toreo tiene una evolución natural, y
que continuar matando erales, para evitar gastos y trabas, es un error que a la
larga pasa factura y puede suponer un serio parón en la carrera de estos
incipientes toreros.
También tuvo ocasión de
presentarse con los del castoreño Rafael Reyes. Tras una prometedora aparición
como novillero sin caballos, sufrió un lamentable parón, que tal vez le hizo
perder la ilusión y sobre todo la confianza en sí mismo. Los años en el dique
seco le han hecho madurar y recobrar la confianza, de ahí que tuviera una
vuelta a los ruedos, esta vez ya estoqueando utreros, feliz y que ha devuelto
la esperanza, no solo a él, sino a todos los que algún día depositaran su
confianza en el joven torero del castizo barrio de San Pedro.
Aunque no ha debutado aún con los
de la vara larga, lo hará muy en breve, ha sido la joven Rocío Romero. La
prometedora torero ha dejado de ser una niña que jugaba al toro, para
convertirse en una aspirante a revolucionar el escalafón de novilleros de cara
a la temporada de 2018. Esta recién terminada temporada ha supuesto la de ver a
una torero hecha y que su triunfo en la Real Maestranza sevillana no ha sido
fruto de la casualidad, sino el premio a una ilusión y constancia en tratar de
ver cumplido un sueño, y que paso a paso se puede convertir en realidad.
Poker de novilleros con picadores
cordobeses para 2018. Cuatro toreros que, distintos entre si, pueden y deben de
suponer una bocanada de aire fresco para la ciudad de Córdoba. Ahora cabe solo
esperar que la empresa que marca el destino de Los Califas, de forma rácana eso
sí, lo tenga en cuenta y les dé la oportunidad de torear ante sus paisanos.
Siempre fue así y así debe de seguir siendo. La sensibilidad debe de ser
fundamental para tratar de asegurar el toreo en Córdoba. La FIT tiene la última
palabra. De ellos depende.
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