La ganadería de Tomás Prieto
de la Cal ostenta hoy en día este pial, uno de los más reconocidos de la cabaña
brava, aunque en su génesis fue propiedad del cordobés Florentino Sotomayor.
El pasado día 25 de
mayo, y no el 23 como se afirma por error, se cumplieron cien años de la
presentación en Madrid de un hierro que, con el paso de los años, ha hecho que
sea uno de los más reconocidos de
la cabaña brava.
Pial cuya
titularidad hoy ostenta la ganadería de Tomás Prieto de la Cal, aunque en
realidad en su génesis fue propiedad de un reputado ganadero cordobés como
fue Florentino Sotomayor.
De este
hierro se asegura a día de hoy –debido sobre todo a que con él se marca en
nuestros tiempos a los últimos Veraguas– que es el que usaron los duques de
Veragua y Osuna cuando compraron la real vacada de Fernando VII. Craso error,
ya que con él ya marcaron sus caballos el abuelo y el padre de nuestro protagonista, Florentino
Sotomayor.
Florentino
Sotomayor, doctor en Derecho y político, fue un gran aficionado a los toros. Es
por ello por lo que se hace a principios del pasado siglo con un hato de vacas
pertenecientes a la ganadería de
Fernando Parladé, si bien poco después agrega a este lote
inicial 150 vacas, algunas paridas, 15 utreros y 15 erales de la afamada vacada
de Eduardo Miura.
Sotomayor
estableció el grueso de su piara en la finca Córdoba la Vieja y contrató como
conocedor o mayoral a José Baena El
Rubio, quien antes había desempeñado tal función en la ganadería
del marqués de los Castellones, siendo por tanto uno de los mayorales de más prestigio no
solo de Córdoba, sino de todo el campo andaluz.
EL
GANADERO CORDOBÉS, CON VISIÓN DE FUTURO, DECIDE ATEMPERAR EL NERVIO DE SUS TOROS
El nuevo ganadero
somete al ganado a duras pruebas de selección. De las vacas de origen Parladé
se aprueban diez y 60 de las de
Miura. En las labores selectivas son habituales Guerrita, ya
retirado pero con su saber y conocimiento; Mazzantinito y Sevillanito, Antonio
Cañero, Machaquito y Cantimplas. Los productos de Sotomayor son del gusto de la
afición.
En algunas
ocasiones se anuncian como procedentes de Miura, pues las vacas aprobadas
son inicialmente padreadas por
los raceadores miureños Lagarto, Guineo e Inspector.
Las reses
son duras, pero dan buen juego, principalmente en el tercio de varas. Pero el
toreo evoluciona hacia una lidia más vistosa y con mayor importancia en el
tercio de muleta. Florentino Sotomayor, con visión de futuro, resuelve atemperar el nerviode sus
toros.
Para ello
vuelve a adquirir un toro puro de Ibarra, con el hierro de Fernando Parladé, de
nombre Superior, que comienza a cambiar el comportamiento de la vacada. Los resultados son los
apetecidos por lo que en 1917 y 1918 padrean sucesivamente los toros Medialuna y Macarrón, del hierro de la marquesa de
Tamarón de igual sangre Ibarra, a través de Parladé.
La casta de Vistahermosa va
absorbiendo el temperamento típico de los miuras. Se cuenta, no sin fundamento,
que José Gómez Gallito,
promotor del toro de hoy, seguía muy al corriente las evoluciones del cruce
practicado en la vacada cordobesa.
Es ahora
cuando se han cumplido cien años de la presentación de la ganadería en la
capital de España. El debut no
fue afortunado ya que el ganado salió duro y correoso, tal
vez por ser aún imperante la sangre miureña.
En el
diario ABC del día
siguiente se escribió de los toros de Sotomayor: “El ganado de Sotomayor,
desigual de presentación; fueron fogueados los lidiados en primero, tercero,
cuarto y quinto lugar. En el tercero se precipito un poco la presidencia; el
final quizá hubiera sido el mismo, pero hay que tener más calma, pues no hubo
tiempo de ver al toro; en el
fogueo del quinto tuvieron los toreros una gran
participación. ¡Qué lidia! Ni una vez le colocaron en suerte con los caballos;
fue un toro hermoso. El sexto, pequeño, pero bravo. Estos dos últimos tuvieron
otro estilo que los anteriores, quizá fueran de la cruza con Parladé. Difíciles
para el torero los dos primeros.”
EL
CRUCE CON LOS TOROS DE IBARRA A TRAVÉS DE PARLADÉ Y TAMARÓN RESULTA FUNDAMENTAL
Un año después,
Florentino Sotomayor se saca la espina pues en novillada jugada el día 25 de
julio, el tercero, de nombre Escandaloso,
resulta bravísimo siendo muy ovacionado en el arrastre, tanto que el público abroncó a los mulilleros por
no darle la vuelta al ruedo. También resultaron bravos los jugados en quinto y
sexto lugar.
La novillada
fue estoqueada por José Zarco, Sánchez Torres y Domingo Uriarte. La vacada toma
por fin el rumbo pretendido por
su dueño. El cruce con los toros de Ibarra a través de Parladé y Tamarón
resulta fundamental.
El día 13 de
junio de 1926, en la madrileña plaza de Vistalegre, el toro Gallego hiere mortalmente a Mariano
Montes. Una vez más el ganadero, señalado por cierto sector de la afición, se
convierte en responsable de la
tragedia.
Es entonces
cuando decide deshacerse de su torada y la enajena a los hermanos Martín Alonso
en 1931, quienes la venden después a Marcial Lalanda, llegando los derechos del
hierro en la década de los 50 del pasado siglo a la familia Prieto de la Cal, que lo
conserva en la actualidad marcando con él los Veraguas que crían en tierras
onubenses.
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