Solo con las cuotas de sus
socios y con el apoyo puntual de algunas empresas colaboradoras ha tomado el
relevo iniciado por el Club Guerrita para la tradicional becerrada de la Feria
Quedó atrás la feria taurina de Córdoba. El
monumental coso de Los Califas permanece imperturbable en Gran Vía
Parque. Pasó mayo y, desgraciadamente sus puertas para el planeta toro estarán
cerradas. Su recinto albergará a nuevos ídolos en los meses de verano. Las
gentes se congregarán en la plaza al reclamo de famosos cantantes y también de
las rutilantes estrellas del celuloide. Las novilladas sin picar, también
becerradas, para aspirantes son solo un recuerdo del pasado no tan lejano.
Córdoba, al
igual que otras muchas plazas, ha cerrado la válvula que permite a los jóvenes
soñar. Se añoran aquellas noches de toros, donde jóvenes ayunos de oficio pero
plenos de valor, tenían la oportunidad a medirse con reses bravas. También aquel bombo
que, al finalizar el festejo se hacía dueño del redondel y servía, gracias a
lavadoras, vespinos y sobres sorpresa, para el regocijo de los espectadores.
También
queda el recuerdo de aquellos jueves de los festejos organizados por el Centro de Promoción Taurina Manolete,
que naciera en el 50 aniversario de la mortal cogida del monstruo de Córdoba y
auspiciado por la entidad bancaria Cajasur y la sociedad propietaria de la
plaza de toros, e hizo una ardua labor para la búsqueda de nuevos valores del
toreo.
Todo es un
recuerdo. Hoy apenas queda nada. Todo es recuerdo en la memoria de los más mayores. Para las
nuevas generaciones todo es desconocimiento. Quién sabe si al conjuro del
nombre de algún amigo, compañero de clase o vecino, acudirán a la plaza a ver
su actuación y quedarán seducidos por lo que se ha dado en llamar el arte de
Cúchares.
Hay que
tener claro que los festejos menores, además de ser escaparate para aquellos
que quieren ser gente en mundo del toro, también sirven para la captación y
formación de nuevos aficionados. Es, por ello, por lo que hay que apostar por
este tipo de festejos. Córdoba, como cuna
del toreo que es, no puede permanecer callada ante la
falta de ellos en su plaza de toros.
LOS
FESTEJOS MENORES TAMBIÉN SIRVEN PARA LA CAPTACIÓN Y FORMACIÓN DE NUEVOS
AFICIONADOS
Si alguien continua
velando por la formación de aquellos que pretenden, o sueñan, con ser toreros,
está el Círculo Taurino de
Córdoba. La institución, fundada en 1963, tutela desde 1975
–año de su institución– la escuela taurina de la ciudad, tras la triste
desaparición de la Escuela Taurina Marcial Lalanda, de Madrid, la más antigua
de España.
La labor
docente de la escuela ha dado como fruto unos pocos matadores de toros, así como
magníficos profesionales del toreo. También de ella han salido grandes
aficionados y, posiblemente, inmejorables personas. Atrás en los tiempos queda
la presentación en público de su primera hornada de aspirantes. El suceso tuvo
lugar el lejano 8 de octubre de 1978, donde ante becerros de Torrestrella
actuaron Fermín Vioque, Antonio Tejero y Antonio Romero, repitiéndose el cartel
fechas más tarde debido a su aceptación y buenas actuaciones de los alumnos.
A fecha de
hoy, es el Círculo Taurino de Córdoba la única entidad que, sin ánimo de
lucro, vela por los sueños de
muchos niños y jóvenes de la ciudad y provincia, que
sueñan con ser toreros. Sin subvenciones externas. Solo con las cuotas de sus
socios y con el apoyo puntual de algunas empresas colaboradoras ha tomado el
relevo iniciado por el Club Guerrita para la tradicional becerrada que se incrusta
en la Feria y que sirve para que los nuevos valores actúen por vez primera en
público.
VIVIMOS
TIEMPOS DONDE LA TAUROMAQUIA NO ESTÁ BIEN VISTA
Vivimos tiempos donde
la tauromaquia no está bien vista. Un impostado y falso animalismo ha hecho
causa en su contra, haciendo el desconocimiento hacia ella, un caldo de cultivo
para su acoso en contra de las libertades de una sociedad democrática como la
nuestra. La última becerrada organizada
por el Círculo Taurino de Córdoba ha sido motivo para abanderar la causa animalista en
contra de la fiesta. Varios medios de comunicación se hicieron eco de las
protestas, pasando por alto muchos de los valores que tiene la fiesta de toros,
entre ellos el respeto hacía nuestros semejantes y la imagen pública de una institución
como es el Círculo Taurino ha sido manchada con excusas espurias y torticeras.
El próximo jueves 27, con la clausura del curso de la
Escuela Taurina de Córdoba, la Córdoba taurina ha sido convocada para apoyar la
labor docente de una institución sin mácula como es el Círculo, así como la
defensa del toreo en nuestra ciudad. Con ello también a la libertad de una
sociedad democrática. Esta convocatoria puede ser el punto de partida para
devolver a la ciudad al lugar que le corresponde en el llamado planeta de los
toros y, sacudirse de una vez de todos los complejos que pesan sobre el toreo
en nuestros tiempos.
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