Los ataques del movimiento
antitaurino a la becerrada homenaje a la mujer cordobesa han sido el detonante
para que el taurinismo cordobés haya dicho basta y haya pedido respeto
La concentración promovida por el Círculo
Taurino de Córdoba el pasado jueves puede suponer un punto de partida para buscar
soluciones a los problemas que rodean a la tauromaquia en la
ciudad de los califas.
Los feroces ataques,
bien orquestados y mejor difundidos, del movimiento antitaurino contra la
becerrada homenaje a la mujer cordobesa, festejo secular, han sido el detonante
para que el taurinismo cordobés (parte de la afición, no toda) haya dicho basta
y haya pedido respeto para una
tradición ancestral y que, además, está considerada
patrimonio cultural de España por ley.
El Círculo Taurino de Córdoba promovió el
acto en defensa a su labor, a sus fines, a su escuela taurina y al toreo en
general, pero tal vez sin saberlo, su acto pueda servir de arranque a un
movimiento que defienda, promueva y vele
por la tauromaquia en nuestra ciudad.
Al acto del
pasado jueves acudió un buen número de cordobeses, entre los que se
encontraban profesionales, tanto
en activo como retirados, peñistas, miembros de otras
asociaciones y público en general.
LA TAUROMAQUIA
ES UN CEREMONIAL ATÁVICO DE LA CULTURA MEDITERRÁNEA QUE AÚN PERVIVE
También se notó la
ausencia de otras; solo haría falta saber si fueron convocados directamente o
no, y así conocer su implicación en la dura y difícil tarea de intentar
devolver a la Córdoba taurina al
lugar que por historia y tradición le corresponde.
Cierto es
que los taurinos tienen que sacudirse muchos complejos. Ha llegado la hora de
mostrar sin tapujos su afición, revelar que no es algo arcaico y cruel, sino un
ceremonial atávico de la cultura
mediterránea y que aún pervive, a pesar de todas las trabas
impuestas en el transcurso de la historia.
La fiesta
taurina es grande por ello, por haberse sobrepuesto siempre a la adversidad.
Son los que forman parte de ella los que en ocasiones no están a su altura.
Existe demasiada hipocresía y
falsedad entre los que forman el planeta de los toros.
Muchas
envidias, rencillas, bipolaridad y mala leche que hacen que quien te da un
abrazo o una palmada en la espalda te pueda traicionar cuando menos te lo
esperas. Este es el gran pecado
capital con el que pena el toreo en nuestras fechas. Son
los intereses obscuros de los propios taurinos, y Córdoba no podía ser menos.
Se dice que
la unión hace la fuerza, y ahora, si de verdad pretendemos una revitalización
de la fiesta de toros en Córdoba, el
mundo del toreo tiene que estar más unido que nunca.
El Círculo
Taurino ha puesto la primera piedra; ahora solo hace falta seguir el camino y
trazar las bases de cara a un futuro. Todos los estamentos del toreo de la
ciudad tienen que unirse para el objetivo
propuesto. Hay que dejar de mirarse el ombligo y levantar la
cabeza. Ahora o nunca. Está en nuestras manos. Es el momento de que el toreo
cordobés se olvide de lo que fue y piense en lo que quiere ser.
El Círculo Taurino de Córdoba ha
sido pionero. Ahora solo hace falta que las demás instituciones taurinas le
sigan. Empezando por la sociedad propietaria de la plaza de toros, posiblemente
la más interesada en que la fiesta no muera en Córdoba; las peñas taurinas a
través de la Federación Provincial Taurina; la Casa del Toreo de Córdoba; la
Fundación Manolete, que a través de sus patronos tanto hizo por los aspirantes;
las tres asociaciones de aficionados prácticos; ganaderos; prensa y todos los
seguidores de la fiesta en general. También las instituciones y clase política.
Entre todos
hay que poner puntos en común y trabajar
de cara al futuro junto a profesionales y, sobre todo, con
los empresarios que regenten en cada momento el coso califal, porque la
recuperación no pasa por reunirse y convocar actos.
La clave es
que las puertas de la plaza se abran de forma asidua para la celebración de
espectáculos taurinos. Córdoba no se puede permitir que su plaza de toros solo
albergue festejos cuatro jornadas
al año.
La
recuperación de festivales o festejos enfocados a la promoción de noveles sería
el primer paso. Las noches de verano
en los Califas se añoran y además podrían ser un aliciente
para el ocio de nuestra juventud taurina.
Como
muestra, un botón. El lugar que deberían ocupar carteles con nombres de jóvenes
que sueñan con la gloria es ocupado por los éxitos más recientes del celuloide.
No hay nada más que pasarse por
las taquillas del Coso de los Califas para comprobarlo.
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