La denominada gripe española en 1918 no fue obstáculo para
que el recordado y coqueto coso de Los Tejares albergarse festejos
taurinos en esa temporada, eso sí, tras superar varias vicisitudes
La pandemia que nos
azota esta temporada ha dado al traste con las ferias taurinas de muchas
ciudades. La gravedad del mal ha hecho que hasta la fecha se hayan suspendido
las que se tenían que haber celebrado. La falta de una vacuna, que puede tardar según afirma la
ciencia, así como un tratamiento eficaz para la cura de la enfermedad, hace
temer que las que aún no han sido canceladas puedan serlo a la mayor premura
posible. Córdoba ha sido una de las capitales de provincia, que ha sufrido la suspensión de su tradicional ciclo taurino de mayo.
Lo acaecido
es un caso singular. Si nos remontamos en el tiempo, la pandemia motivada por
la denominada gripe española en
1918, no fue obstáculo para que el recordado y coqueto coso de
Los Tejares, albergarse festejos taurinos en esa temporada. Eso sí, se tuvieron
que superar varias vicisitudes hasta que las cuadrillas partiesen plaza los
días señalados. Porque como se afirma en el planeta de los toros: El hombre
propone, Dios dispone y el toro descompone. Y la verdad es que es así, pues de
los carteles anunciados para ese año, ninguno se celebró como fue concebido en
principio.
La comisión
organizadora, debido posiblemente al brote de gripe española en esa primavera,
solo organizó tres festejos para la feria. Semanas antes, la prensa local se
hizo eco de los mismos. Unos carteles redondos para su época.
La feria
taurina de mayo comenzaría el día 25, anunciándose toros de Concha y Sierra que
serían estoqueados por Joselito, Juan Belmonte y el torero
local José Flores Camará, quien había tomado la
alternativa de manos de Gallito tras haber alcanzado notoriedad como novillero,
sobre todo por su particular forma de banderillear. Para el día siguiente se
anunciaron toros de Florentino Sotomayor, haciéndose constar en el cartel que
los mismos eran procedentes de Miura, los cuales serían lidiados por los mismos
espadas. La feria se cerraría el día 27 con los tres nombrados espadas, quienes
en compañía de Manolete (padre), se enfrentarían con ocho toros de Moreno
Santamaría. Finalmente, lo que se celebró no tuvo nada que ver con lo
anunciado.
Juan
Belmonte había hecho temporada en el continente americano. Durante la misma
conoció a Julia Cossio, con quien se casó en Lima, permaneciendo en Perú
durante dicho año, por lo que no hizo temporada española. En la prensa
cordobesa de la época se aseguraba su presencia en la feria de la Salud, e
incluso se afirmó que viajaría con tiempo suficiente para hacer el paseo y
cumplir sus compromisos en nuestra ciudad.
La comisión
organizadora, posiblemente concienciada de que el trianero finalmente no haría
campaña en España, comenzó a buscar sustituto, entablando conversación con
Diego Mazquiaran Fortuna para que ocupase el lugar de Belmonte. Fortuna fue
cogido en Madrid el día 17 de mayo, por lo que dicha opción tuvo que
desecharse.
Los
problemas continuaron para la comisión. Joselito, el Gallo, contratado también las tres
tardes, sufrió un percance el día 19 de mayo en Zaragoza, por lo que el coloso
de Gelves tampoco comparecería en la ciudad de los califas y no cumpliría sus
contratos en la feria.
¿Qué ocurrió
entonces? Pues que las vacantes dejadas por los espadas ausentes fueron cubiertos por
Francisco Martín Vázquez, quien actuó los días 25 y 27. El alcarreño Julián
Sáinz Saleri II, que en esa campaña fue junto a Joselito fue quien más corridas
toreó, ocupó los huecos de los tres días, cubriendo la vacante que quedaba el
cordobés Enrique Rodríguez Manolete II, antiguo botones del Club Guerrita, quien
gozaba de cierto ambiente y que había tomado la alternativa en las postrimerías
de la temporada de 1917.
LA FERIA ARRANCÓ CON MAL PIE Y
ARTÍSTICAMENTE NO FUE LUCIDA. PARA COLMO DE MALES, LLEGÓ LA LLUVIA
La feria se había
iniciado con mal pie y artísticamente
no fue lucida. Para colmo de males, incluso la lluvia hizo acto
de aparición en el primero de los festejos, donde destacó Camará, que cortó la única oreja, y
Saleri II por su valor. El crítico taurino Poli en El Defensor de Córdoba
resumió el festejo de la siguiente forma: “Saleri en todo y la faena de muleta
de Camará en el que cerró plaza”. En el segundo festejo, los toros de Sotomayor
se acordaron de su origen. Manolete II, Sánchez Mejías, banderillero de la
cuadrilla de Joselito pero que actuó con Saleri II y un espontáneo de nombre
Antonio López, alias Casillero, tuvieron que ser atendidos en la enfermería. La
corrida resultó dura y correosa para los espadas sin que nada destacara.
El broche a
la feria tuvo igualmente la relevancia de los atendidos por los médicos. Manolete fue cogido en su primero y
no pudo continuar la lidia. En las cuadrillas sufrieron cogidas de desigual importancia
el picador Antonio Luque El Gordo y su compañero Juan Pinto. En la lidia
lucieron Martín Vázquez, en el que estoqueó por Manolete, y José Flores Camará
en el cuarto de la suelta, ya que ambos cortaron orejas.
Esto fue a
la postre la accidentada feria de 1918, aquella de las vicisitudes y el
infortunio. Feria que se celebró a pesar de la gripe, mal llamada, española.
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