11/29/2014

ENTREGADOS LOS PREMIOS PUERTA DE LOS CALIFAS 2014



ENTREGADOS LOS PREMIOS “PUERTA DE LOS CALIFAS 2014”

La noche del pasado jueves, 27 de noviembre, tuvo lugar en Córdoba el acto de reconocimiento a nominados y entrega de Premios “Puerta de Los Califas 2014”, que se desarrolló en el Centro Cultural Iglesia de la Magdalena, de la Fundación Cajasur. Estas distinciones, promovidas por la web de información taurina www.puertadeloscalifas.com, pretenden poner en valor tanto el trabajo en pos de la difusión de la Tauromaquia de entidades, asociaciones, empresas, instituciones o personas, como la constancia y el esfuerzo en perseguir el sueño de progresar en la profesión torera por parte de las jóvenes promesas de la tierra.

El evento contó con representación municipal del Ayuntamiento de Córdoba, a través de su Teniente de Alcalde y Delegado de Urbanismo y Vivienda, Luis Martín, del Ayuntamiento de Almedinilla, con su Alcalde, Antonio Cano, del de Belmez, con la Concejala de Servicios Sociales, Julia Márquez, y del de La Carlota, con su Teniente de Alcalde, Francisco Martín. Destacó también la presencia en el acto, además de los diez candidatos a las dos categorías, de matadores de toros, novilleros, banderilleros y varios profesionales más del toreo o vinculados al mismo. También, la de numerosos aficionados, que arroparon tanto a premiados como a finalistas.

El acto estuvo presentado por la periodista y colaboradora habitual de “Puerta de Los Califas”, Laura Ruiz, dando comienzo con el recuerdo al matador de toros cordobés Florencio Casado “El Hencho” y al alicantino José María Manzanares, ambos fallecidos hace un mes. En su memoria, se guardó un minuto de silencio. Acto seguido, Juan Jesús Espinosa, director de “Puerta de Los Califas”, presentó los motivos de este proyecto, que cuenta con algo más de un año de vigencia, y argumentó la creación de los Premios, enumerando y homenajeando a los diez nominados, a los que insistió en considerar diez ganadores por los méritos contraídos por cada uno en sus respectivos ámbitos durante todo año. 

En la categoría “Difusión de la Tauromaquia”, los premiados fueron el Círculo Taurino de Córdoba y la Asociación Cultural Taurina Carloteña. Los premios fueron entregados, respectivamente, por Gabriel de la Haba “Zurito” y Manuel Cano “El Pireo” – a los que se mencionó especialmente por cumplirse este año el 50 aniversario de sus alternativas – y por el informador deportivo Toni Cruz. Los finalistas fueron la Comsión Taurina de Almedinilla, la Plataforma Belmez 2014 y las gestoras culturales Victoria Fernández de Molina y Fátima Castilla.


En la categoría “Progresión de jóvenes valores”, los premiados fueron Javier Moreno “Lagartijo” y Rocío Romero. Estos premios fueron entregados por el decano de los matadores de toros cordobeses, José María Montilla, que lo entregó a “Lagartijo”, y por Agustín Castellano “El Puri”, que hizo lo propio con Rocío Romero. Los finalistas fueron Carlos Jordán, Fernando Sánchez y Juan Romero Campos.

ALCURRUCEN, LOS PREDIOS DE LA VIEJA SACILI MARTIALI


En los predios que durante la Pax Romana se ubicase la vieja Sacili Martiali, como así lo atestiguan sus importantes hallazgos arqueológicos, hoy pasta parte de una de ganaderías de reses bravas más acreditadas de nuestro tiempo.  Situada al noroeste de la localidad cordobesa de Pedro Abad, enclavada a la izquierda del viejo Betis o Guadalquivir, se enclava la finca Alcurrucén, propiedad de los hermanos Lozano.
Sobrinos nietos de Manuel Martín Alonso, quien comprara a fines de los años veinte del siglo pasado la aristócrata vacada del Duque de Veragua, los hermanos Lozano, Manuel, Pablo, Eduardo y José Luis, pronto comenzaron a tomar relevancia en el planeta de los toros. Su actividad empresarial resultó innovadora en una época en la que Manuel Benítez reinaba en solitario. Su idea de brindar una oportunidad a todos los “maletas” en Vistalegre, resultó un trampolín para Palomo Linares, al que descubrieron, pulieron, apoderaron y lo convirtieron en figura del toreo.  No quedo ahí su trabajo, a su labor empresarial, hay que unir su faceta como apoderados de toreros y también como criadores de reses de lidia.

A finales de los años sesenta los hermanos Lozano y su joven poderdante, Palomo Linares,  aterrizaron en los antiguos predios de Sacili Martiali. Hasta allí llegó una tropa de vacas variopintas que compraron a Eusebia Galache y que anunciaron en la cartelería como “La Jarilla”. La sangre Galache era codiciada en la época. Su humillación y vibración a la hora de embestir la hacía de las predilectas por los figuras del aquél período. Luego, algunos años después, al implantarse el guarismo y el peso mínimo esta sangre egregia fue diluyéndose poco a poco, hasta quedar finalmente en el ostracismo. Su conformación ósea pequeña y sus cómodas cabezas fueron la excusa perfecta.

Es estonces cuando los hermanos Lozano están interesados en renovar la sangre urcola y vegavillar de sus “galaches”, por otra que este más acorde con los tiempos y gustos impuestos por los toreros, cierto sector de la afición y prensa adepta. Por ello a principio de los años ochenta adquieren un importante lote de vacas de la ganadería de Blanca Belmonte, procedente de una importante compra que hizo Juan Carlos Beca Belmonte a Carlos Nuñez. Los Lozano se quedaron con todas las de sangre de Rincón. Los restos de la liquidación de la ganadería de Blanca Belmonte fue a parar a manos de Paquirri, Alejandro y Lorenzo García, así como a Palomo Linares que las unió a las procedentes de Graciliano Pérez Tabernero que ya poseía con anterioridad. Una nueva aventura ganadera comenzaba en Alcurrucen sobre las ruinas del viejo municipio romano.

Clave en la formación de la ganadería resultó el semental “Cigarrón”. Tentado el 7 de junio de 1983, fue picado por Francisco Atienza y toreado por Palomo Linares y Luis Manuel Lozano resultó bravísimo y sentó las bases en la eclosión de la torada, dejando tres sementales y más de un centenar de vacas madres. “Cigarrón” y luego “Manchoso” hicieron que la ganadería creciese en número y se sucedieran los éxitos. La ganadería de “Alcurrucén” comenzó a ser codiciada y requerida por las figuras del toreo, convirtiéndose igualmente en la reserva más hegemónica del encaste “nuñez”, ante la crisis y bajón de la ganadería matriz cuyo solar estaba en la legendaría finca “Los Derramaderos”, allá por la provincia de Cádiz.

Los hermanos Lozano amplían su ganadería quedando “Alcurrucén” como un predio menor. El grueso de la vacada se establece en otras fincas. “La Cristina”, “La Mudiona”, “Egido Grande” y “El Cortijillo” albergan distintos lotes. Sobre las ruinas de la legendaria Sacili Martiali queda un lote de animales que son herrados con el añejo hierro que fuera propiedad, primero de Calderón y luego de José Flores “Camará”, y se anuncian en los carteles como Lozano Hermanos siendo su sangre y origen la misma que se gestara sobre sus cercados allá por los años ochenta.

El toro que crían los hermanos Lozano guarda semejanzas, en cuanto hechuras y comportamiento, con el prototipo del encaste creado por Carlos Nuñez, aunque también hay lugar a algunas diferencias, sobre todo en su morfología. El “nuñez” de Alcurrucén es de mayor tamaño que el original. Hondo y ancho de pechos así como una variedad de capas importante, hace pensar que en su formación se hayan experimentado con cruces puntuales para adaptar la ganadería a los nuevos tiempos. Mucho se habla de un cruce con sementales de sangre murubeña de lo adquirido por los Lozano a Felix Cameno, e incluso que algunas vacas viejas de Galache jamás fueron eliminadas, lo que da lugar al típico berrendo de Alcurrucén, alejado de Rincón o Villamarta, sangres que se aúnan en la de Nuñez, y cercano a Vega-Villar que predominaba en lo originario de Eusebia Galache. ¿Verdad o leyenda urbana? Los Lozano, como los viejos alquimistas, ni lo niegan, ni lo desmienten. Solo ellos saben los elementos que les han llevado a ser propietarios de una ganadería única y estandarte de un encaste que tuvo su origen en nuestra provincia.

La ganadería de Alcurrucén lleva en su divisa los colores celeste y negro. Su señal de oreja es hendido en ambas, obteniendo su antigüedad en Madrid el 18 de junio de 1989, en un cartel compuesto por Rafi de la Viña, El Fundi y José Luís Bote. A pesar de estar dentro de los límites de nuestra provincia, la torada ha tenido poca presencia en los festejos celebrados en el Coso de Los Califas. Su última aparición, y única por el momento, fue durante la feria de 1997, en concreto el día 30 de mayo, con un cartel conformado por Cesar Rincón, Manuel Díaz “El Cordobés” y Víctor Puerto.

El hierro de la “omega” con el que se hierran las reses anunciadas como de Lozano Hermanos, tomo de nuevo antigüedad en Madrid al cambiar los colores de la divisa que poseyera José Enrique Calderón, el día 19 de marzo de 1999 en una novillada estoqueada por Jesús Aguado, Jesús Millán y El Renco. A título de curiosidad hay que aclarar que José Enrique Calderón se presentó en Madrid con divisa celeste y blanca, colores que mantuvieron posteriormente los propietarios del hierro y que fueron modificados por los hermanos Lozano adoptando en la nueva divisa los colores celeste y roja, de ahí que perdieran los derechos obtenidos por su primer propietario.


Los toros de esta ganadería han sido puntales importantes para el triunfo de grandes espadas. De entre ellos podemos destacar al bravo “Bocineto”, jugado en Sevilla el día 19 de abril de 1995 que propició que Ortega Cano cortara una oreja de mucho peso en el serial sevillano de aquel año. A este toro se le galardonó con el trofeo “Real Maestranza de Caballeria de Sevilla” al mejor toro de la feria abrileña. Otro toro relevante fue “Corchito” jugado el día 27 de mayo de 1997 en Madrid y al que José Tomás cortó dos orejas en una de sus personales faenas.

11/28/2014

PERSONAJES SINIESTROS Y OSCUROS


Cuando en esta vida caes mal a alguien, apaga y vámonos. Por ideales, trayectoria, transparencia, por tomar un camino recto y coherente, por no callar ante el fraude, la mentira e ir con la verdad por delante, intentando siempre ser juez, sin ser parte, se comienza a incomodar a ciertos personajes, de los muchos que pululan por este mundo, llamado planeta toro. Personajillos que viven en un mundo servil y agradecido. Gentes que se venden por poco. Que obedecen a la voz del poderoso esclavizando su dignidad y la verdad. Que procuran pasar desapercibidos, sin molestar, para no perder parabienes, gracias, ni palmaditas en la espalda.

Son seres que tratan, bien de trepar hacía un lugar descollante de privilegio, o bien de mantener una posición sobresaliente, adquirida sin saber bien como, a base de codazos y con un código en la que ética está totalmente ausente. Gentes para la que palabra lealtad hacía sus iguales no existe, siendo norma habitual, la zancadilla, la difamación, y hasta el veto y la censura, con el solo objeto de continuar haciendo de su capa un sayo, obedecer a la voz de su amo y de paso enaltecer un poco más su egocentrismo, con el que tratan de tapar sus carencias, limitaciones y muchas frustraciones.


Todo da igual. Aunque la fiesta agonice ellos seguirán a lo suyo, o lo que es lo mismo, tapar los agujeros por donde se escapa la vida. No para tratar de sanar al enfermo, sino con el solo objeto de prolongar su agonía para seguir mamando de élla lo poco que queda de mamar.  Los que no comulgan con ellos, ni con el sistema impuesto, están condenados al ostracismo, al silencio, al ninguneo, a la crítica e incluso al veto y la censura. 

11/25/2014

¡¡VERGUENZA!!

El número 2 del escalafón en España, después de esto...


...vino esto...



...¿Qué será lo próximo?

¡¡¡VERGONZOSO!!

11/24/2014

EL VII CERVATILLO TAURINO PARA LA ESCUELA TAURINA DEL CIRCULO TAURINO DE CORDOBA


Días pasados se ha reunido el jurado del prestigioso galardón "CervatilloTaurino", que pone el liza el grupo Cabezas Romero de la capital cordobesa. En esta edición, y tras quedar desierto el puesto el juego para premiar lo más destacado de la feria de Nuestra Señora de la Salud, el jurado ha acordado premiar a la Escuela Taurina del Circulo Taurino de Córdoba.

Los motivos argumentados por el jurado para tal concesión a la galardonada consisten en "su sobresaliente gestión en pos de ayudar a los alumnos perfeccionando y promocionando sus capacidades taurinas y personales, no limitando sus enseñanzas a las clases que se imparten en el ruedo de la plaza de toros de “Los Califas”, sino llevando a los chavales frecuentemente a tentaderos por ganaderías de toda Andalucía y consiguiendo acartelarlos en los numerosos festejos sin picadores que se han organizado en las plazas de la provincia de Córdoba." Igualmente destaca "que la Escuela Taurina, con su reciente renovación de cargos y con su director al frente, el matador de toros “Chiquilín”, ha conseguido, contra viento y marea, subsistir y perfeccionarse en el cumplimiento de sus funciones."

Igualmente el jurado ha valorado de forma notoria la gestión de la empresa cordobesa Campo Bravo "como organizadora de numerosos festejos de promoción, favoreciendo que los aspirantes a torero actúen en público y sin tener que hacer aportaciones económicas, algo que hoy no es fácil conseguir"

El Circulo Taurino de Córdoba por medio de su presidente, Francisco Gordon, ha expresado su profunda satisfacción por la concesión de este galardón pues “viene a reconocer públicamente el trabajo realizado durante casi cuatro décadas por los profesores, alumnos, personal de apoyo y socios del Círculo Taurino de Córdoba”. Asimismo, Francisco Gordón ha querido agradecer a los miembros de jurado el premio otorgado, “demostración de la especial sensibilidad del jurado a la hora de reconocer la importancia que tiene para el futuro de la Fiesta su defensa y promoción entre los más jóvenes”.

11/22/2014

REFLEXIONES A LA LUZ DE LA LUMBRE. Coso de Los Califas ¿hacía donde vamos?


Reconozco que me apasiona el llamado modelo francés. Un modelo donde se busca, ante todo,  la profesionalidad e integridad de los participantes en la fiesta. De ahí que el toro sea el principal pilar en la organización del espectáculo. El toro ante todo. Luego, una vez puesta la base, se busca quien se enfrente a él. Que no puede ser la figura de turno, no pasa nada, nadie se rasga las vestiduras, nadie se lamenta. Se busca un torero capaz, profesional y capaz que si está dispuesto a enfrentarse a un toro integro y encastado,. El toro sobre el que gira la lidia que emociona al espectador acrecentando la afición y haciendo nuevos espectadores. Luego, con este modelo francés, se premia al triunfador, como fue y debe ser, y se sanciona y castiga a todo aquél que defrauda al público, ya sea torero o ganadero. No hay medias tintas. Me engañas: no vuelves. Lógico y justo ¿no creen?

El otro día vi con gozo como Ceret, uno de estos baluartes en Francia, ya tenía reseñadas, o vistas, las ganaderías de su feria de julio. Dolores Aguirre, Juan Luis Fraile y Adolfo Martín. Tres ganaderías, tres encastes. Parladé-Conde de la Corte- Atanasio en los de Aguirre; Santa Coloma-Graciliano los púpilos de Fraile y Saltillo-Santa Coloma –Albaserrada en lo que cría Adolfo. Diversidad en una feria corta. Diversidad y variabilidad que no se ve en ciclos compuestos por más festejos, que sumisos al sistema, solo programan toradas provenientes del fecundo tronco dominante para mayor gozo y disfrute de la torería andante.

Mientras Ceret, donde posiblemente tengamos que ir algún día exiliados a ver toros, cerraba sus ganaderías, mi Córdoba natal y querida, sigue en la búsqueda del mesías que la devuelva al lugar que le corresponde.  Después del experimento “bolivariano” con Ramguertauro que ha dejado, a nuestro juicio, la plaza bajo mínimos, toca volver a partir de cero. La empresa es ardua y complicada. Hoy desgraciadamente Córdoba no pinta nada en el planeta de los toros. Es de primera solo a niveles administrativos. Basta ver como triunfar en Córdoba no vale para nada, su feria a nivel informativo nacional pasa de puntillas, so pretexto de coincidir con San Isidro, cada se organizan menos festejos, y los que se celebran tienen poco fundamento y atractivo de cara al aficionado.  El cordobés, complicado y caprichoso de por sí, ha dado la espalda a la fiesta de los toros. Se ha cansado de la vulgaridad que rodea a esta fiesta moderna. Haced que vuelvan a Los Califas es una meta complicada y difícil, por no decir imposible, si no se le pone un reclamo que satisfaga un interés hoy perdido.

Difícil, muy difícil, se antoja lo requerido. No hay nada más que ver las empresas que se rumorea optan a regentar Los Califas. Empresas jóvenes, nuevas, frescas, pero que no aportan esquemas que den lugar a la ilusión. Sus aspiraciones no son otras que entrar en el sistema que controla la fiesta de los toros y participar del reparto del pastel. Hacen falta empresas independientes, creativas, con ideas nuevas y sobre todo que centren su trabajo en la recuperación del toro integro así como en la diversidad que la cabaña brava ofrece.

Córdoba es hoy una plaza difícil. Por intereses se empeñaron en hacerla imposible. Unos y otros. Córdoba fue una plaza de temporada, donde la feria se ceñía a dos o tres corridas y una novillada. Luego durante el año se organizaban más festejos en otras fechas, San José, Santiago Apóstol, festejos nocturnos para noveles y la añorada feria de septiembre. Córdoba, aunque hoy nadie lo recuerde, fue una plaza de temporada. Plaza que pesaba en el toreo, plaza que hacía honor a su historia y sobre todo una plaza que era respetada. Tristemente llegaron los mercaderes, aquellos que pretendieron hacer en la época de vacas gordas caja con ella. Aparecían por aquí un mes antes de la feria, presentaban los carteles correspondientes, en los que se concentraba en una semana los festejos exigidos por la propiedad, celebraban la feria y bye bye,  hasta el año que viene. Poco importaba. Eran épocas de bonanza, de prosperidad y de vacas gordas. Los propietarios cobraban su canon y las empresas ganaban dinero aunque dijeran lo contrario. Luego vino la decadencia. Los que sube baja ¡y cómo bajo! De una semana completa de toros en plena efervescencia “finitista” en los 90, hemos pasado a dos corridas, con escándalo y suspensión incluida, y gracias. ¿Normal en una plaza con la historia taurina de Córdoba?


La categoría de una plaza no la marca un artículo publicado en el BOE, ni tampoco un decreto de una Comunidad Autónoma, el prestigio se alcanza organizando espectáculos íntegros, serios, donde se respete al toro bravo ante todo y los intereses económicos primen solo lo que deben de primar, que no es más, que un beneficio en la justa medida del espectáculo que se ofrece al consumidor, y que no es otro que el público. Prefiero una plaza de segunda o tercera categoría administrativa donde se celebren festejos durante todo el año, a una plaza de primera donde dos o tres corridas, devaluadas, falsas y decadentes, donde la última liturgia viva de la cultura Mediterránea sea manejada de forma artificiosa por un sistema podrido y corrupto.

11/12/2014

LAGARTIJO EL GRANDE, GANADERO DE RESES DE LIDIA


Cuentan que cuando Cuchares le contó al Duque de Veragua su propósito de hacerse ganadero de reses bravas, el aristócrata le dijo: Curro, las buenas guitarras nunca las han hecho los buenos guitarristas. Aquél consejo del descendiente de Colón, más que un consejo, se convirtió en una sentencia. Pocos, por no decir ninguno, han sido los grandes toreros que hayan destacado como criadores de toros de lidia.

En la época en que vivía su mayor plenitud, el primer Califa del toreo, Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, decidió iniciarse como ganadero de bravo. Para ello envió a Portugal un testaferro, con el único objeto de adquirir reses de casta procedentes del prestigioso ganadero portugués Rafael José de Cunha.

En Portugal la mayoría de las vacadas existentes, tenían su origen en el lote de reses que regaló Fernando VII, de las adquiridas a la testamentaria de Vicente José Vázquez, a su sobrino el rey Miguel I de Portugal. Tras  las Guerras Liberales en las que quedo como monarca Pedro IV, en detrimento de su hermano Miguel I, la vacada real portuguesa fue repartida entre los partidarios del vencedor. Una de las ganaderías que tuvieron este origen, fue la de Don Rafael José da Cunha, el cual la había aumentado con otras procedentes del sacerdote sevillano Don Pedro Vera y Delgado,  más de Dámaso Xavier Dos Anjos y otras del Conde de Cadaval y Barón de la Junqueira, teniendo la ganadería de Da Cunha un encaste predominantemente “vazqueño”.

Rafael Molina se hace con ciento cincuenta vacas, la mayoría de ellas preñadas, de esta afamada ganadería portuguesa. Ganadería que gozaba de prestigio pues se presento en la plaza de Madrid, el día 24 de Junio de 1852, luciendo la divisa azul con filetes blancos, lo que indica la buena sangre que poseía el ganadero luso en su vacada. Siempre se ha incurrido en el error de afirmar que el ganado adquirido por “Lagartijo”, fue directamente comprado a Rafael José da Cunha, extremo este erróneo, pues el afamado ganadero portugués falleció en 1867, algunos años antes de la venta al Califa, lo que nos ha llevado a comprobar que Rafael Molina se hizo con este ganado, a través de Paulino da Cunha y Silva, quien a su vez había comprado a Gaspar Gómez dos Anjos, quien si se había hecho con la vacada de Rafael José da Cunha en 1868 por compra directa a sus herederos.

Hecha esta aclaración tantas veces ignorada, incluso por los contemporáneos de Rafael Molina, las reses fueron trasladadas desde Portugal a Córdoba, estableciéndose en las fincas “Córdoba La Vieja” y “Aguilarejos”. Una vez asentadas en Córdoba, fueron retentadas con dureza por el propio “Lagartijo” y su rival y compañero, el granadino Salvador Sánchez “Frascuelo”. Tras estas labores camperas de selección, el primer Califa, decide padrear las hembras de su recién adquirida vacada, con un toro del Duque de Veragua, que poseía la ganadería de Vicente José Vázquez, tras adquirirla a la Reina María Cristina de Nápoles, viuda de Fernando VII. El duque se niega de forma rotunda. Miura intercede en su favor pero el aristócrata ganadero sigue obcecado en vender raceador alguno. Es entonces cuando Miura regala a Lagartijo uno de su vacada. El toro de Miura, junto con otro de Laffitte, este si con sangre “vazqueña”, padrean las vacas de adquiridas en Portugal. Los productos resultantes del cruce son unos becerros variados de pelo y capas, que son a la postre el resultado de lo que “Lagartijo” demandaba, solo quedaba ver su juego en la plaza años mas tarde.

Pronto se comprobó que el resultado no era nada favorable. Lagartijo lidia en diversas plazas, en la mayoría de los casos figurando el mismo en el cartel. Los toros resultaban demasiado broncos y duros, acusando un genio que era poco favorable para el lucimiento de los toreros. Lagartijo, a la desesperada, vuelve a requerir al Duque de Veragua que le venda ganado. En esta ocasión el duque accede. Un lote de vacas y un toro llegan a los predios del primer califa. Los resultados desgraciadamente son negativos. Los toros de Lagartijo siguen siendo broncos y acusan sentido. Solo se salvan por su estampa. Variopinta y de gran belleza plástica.

Rafael Molina, se desencanta, comprueba que criar toros no es tan fácil como parece. Aún así se presenta en Madrid el día 15 de Junio de 1884, indicando eso sí, que su ganadería procedía de la de Cunha. La corrida fue estoqueada por “Currito”, “Gordito” y “Cuatro Dedos”. Un hecho que marcó indudablemente la ganadería, fue que un novillo de de nombre “Aguardentero”, hirió mortalmente al subalterno de “Lagartijo”, Manuel Disterlet “Manene”, el día 26 de diciembre 1888 en la plaza de Córdoba, siendo esta tragedia un fuerte mazazo para el Califa.

El pobre y bronco juego de sus toros, la muerte de uno de sus hombres de plata en pitones de otro, hace que la paciencia de “Lagartijo” este a punto de agotarse. El día 5 de junio de 1892 la plaza de Madrid es testigo de una corrida en la que el torero de Córdoba se encierra con seis toros de su propia ganadería. La vacada hace su presentación en Madrid con cintas encarnada y verde. La afición está expectante. Llega el día, los toros no salen bravos y codiciosos como quería el maestro. Su juego es desfavorable. Bronco, con peligro sordo y lo que es peor, mansos de solemnidad. Tanto es así que los jugados en tercer y cuarto lugar son castigados con banderillas de fuego. La afición se mofa de Rafael Molina ganadero. La fuerte personalidad de Lagartijo estalla. El pañuelo rojo vuelve a asomar en el sexto. Lagartijo visiblemente enfadado culmina uno de los mejores tercios de banderillas vistos en la vieja plaza de la carretera de Aragón. Las lanzas se tornaron cañas y los espectadores aplauden sin cesar la maestría del primer califa de Córdoba. Al día siguiente unas de las crónicas de la tarde llevo el siguiente título: “LA VENGANZA SUBLIME DE UN TORERO”.


La paciencia de “Lagartijo” se agota. La ganadería es enviada directamente al matadero. El único beneficio fue el de las ventas llevadas previamente a cabo a Jacinto Trespalacios y al Marqués de Cullar Baza. Una vez más Veragua llevaba razón: Las guitarras nunca las fabrican los buenos guitarristas.

11/02/2014

TEMPUS FUGIT


El tiempo pasa inexorablemente. Sin darnos cuenta, rápido y de forma veloz. Veo la fecha de la última entrada en esta bitácora taurina, y me doy cuenta que está sumida en el abandono. También reconozco que últimamente me da pereza escribir de toros. Circunstancias personales y profesionales pueden ser achacables, pero la realidad es que el mundo del toro está que da asco. Por esto último he dejado de ser prolífico en literatura taurina. Unos artículos sobre ganaderías para una revista que edita anualmente una cadena de radio y una entrevista a un ganadero cordobés en alza para otra y poco más. También he actualizado las charlas o conferencias que tenía preparadas desde hace tiempo. Todas tituladas de forma pomposa para que luzcan en los carteles. "Córdoba, tierra de toros"; "La casta vazqueña. Presente, pasado y ¿futuro?" y "Miura y su leyenda trágica". A estas tres se unen "La evolución del toro en la historia del toreo" y "Braganza, un encaste propio forjado en Portugal". Ahí se resume mi actividad como escritor taurino de las últimas fechas.

Lo demás comienza a darme igual. Esto no tiene solución. Ver el escalafón al final de esta temporada da una sensación tragicómica. Dos toreros como Juan José Padilla y El Fandi lo lideran. Sin palabras ni comentarios. Si no rigiera sus destinos quien todos sabemos estarían en su casa o toreando en gaches perdidos entre polvaredas y barbechos. Otros como Urdiales, Juan Mora o la revelación de Pepe Moral son ignorados, para mayor dolor de la tauromaquia, y sus contratos se cuentan con los dedos de la mano. La fiesta está así. No torean más los mejores, ni los que interesan a la afición, ni los que hacen vibrar al público. Torean más los que sus mentores tienen más fuerza en los despachos y medran por aquí y por allá. Sin escrúpulos, arañando lo que pueden a una fiesta que tristemente esta en una situación lamentable. Aquí mandan las exclusivas, el mangoneo de los intercambios, el tuneleo, la puñalada trapera y lo que es peor la indiferencia y la falta de unidad ante el enemigo exterior que está cada vez más cerca y al acecho.

También estos días han sido triste. Se nos ha ido un torero modelo. Nos dejó José María Manzanares. El último torero con mayúsculas. Un torero que reunía casi todo para haber marcado una época, pero que la desidia y la abulia lo impidieron. Un torero cumbre. Un maestro de maestros. Un espejo para toda una generación. Un torero de cabeza privilegiada, con una técnica envidiable y una estética personal e intransferible. Lástima que faltara un poquito de más ambición para haber sido más de lo que fue. Recuerdo muchas de sus actuaciones en Los Califas. Daba gusto verlo. Haciendo el paseo era como un patricio romano. Luego delante del toro todo era naturalidad, suavidad, conocimiento, buen gusto. Cuando quise ser torero trataba de beber de las fuentes del otro maestro de Alicante. Idolatraba a Esplá. Me gustaba su barroquismo, su toreo añejo y el dinamismo que dotaba a la lidia. Recuerdo que caminaba con un ejemplar de la revista "Aplausos" y me encontré con el desparecido novillero cordobés "Palitos" y un matador de alternativa. Comenzamos a charlar de toros y del barroquismo de Esplá en sazón de un gran momento profesional. El matador que nos acompañaba dijo: "Déjame la revista". La abrió y volvió a decir: "Mirad la fotografía que queráis y tapad al toro. Si el torero está forzado no está toreando bien, es un toreo sin personalidad y con poco profundidad." Miramos muchas fotografías, muchas, todas las de la revista. Tapábamos al toro y en las únicas en que aparecía una figura natural, estética y personal, eran las de José María Manzanares. Desde entonces me convertí al "manzanarismo". En una de sus últimas actuaciones, creo que la última, en Los Califas, mostró que pasaría a la historia a pesar de todos sus pecados. Justo y cabal. Finito salió por la Puerta de los Califas; Joselito por la de la enfermería. El maestro salió a pie entre una ovación unánime que recogió toreramente antes de salir por la puerta de cuadrillas.  Como todos los grandes único. Quién sabe si sus defectos en el eran virtudes. Que grande, que gran torero se nos ha ido. ¡Adiós maestro!

Parece que fue ayer. El tiempo pasa, rápido y fugaz. La fiesta sigue. Con su grandeza, hoy enmascarada y politizada, con su liturgia y su historia. Ahí está, espera su renovación para su resurgimiento. Esperemos que sea pronto porque el tiempo pasa de forma inexorable.