5/31/2015
JUAN SERRANO ASEGURA "QUE NO ESCUCHÉ LOS TRES AVISOS EN LA PLAZA"
La
polémica saltó en el coso de Los Califas. Durante la lidia del cuarto toro por
parte de Finito de Córdoba, el público solicitó a la presidencia el indulto del
mismo, petición que no fue atendida por la autoridad del festejo. El tiempo
reglamentario transcurrió, lo que obligó al palco a dar los tres avisos, lo que
suponía que el toro debía de ser devuelto al corral. Sorpresivamente para
todos, Finito de Córdoba estoqueó al animal pese a las instrucciones del
delegado gubernativo.
Al
terminó del festejo Finito de Córdoba declaró a la Cadena Ser que "sentía satisfacción de saber
que hay un toro con unas condiciones excelentes, pero que no ha tenido la
oportunidad de que este animal vuelva al campo". Igualmente y ante la
polémica suscitada por haber entrado a matar tras el tercer aviso, el espada
afirmó "no he oído los tres avisos, si los hubiera escuchado no hubiera
entrado a matar." También manifestó "no es el primer toro que me
echan a los corrales vivo". "Me han echado unos 12 o 14 en toda mi
carrera y en plazas de primera, por lo que con una carrera tan extensa como la
mía un indulto más no me iba a suponer nada".
Sobre
la faena se mostró contento y apuntó que "siempre soy feliz cuanto toreo
en mi plaza y me voy roto porque he vuelto a sentir el toreo aquí en
Córdoba".
El
presidente del festejo, Manuel Rodríguez Moyano, declaró "que no se
atendió la petición de indulto por haberse rajado el toro al final de la
faena". Sobre la actitud del torero dijo "que no comprendo una
actitud tan irresponsable tras veinticuatro años de alternativa". También
afirmó que "siguiendo el procedimiento administrativo el torero será
propuesto para sanción a la Dirección General de Juegos y Espectáculos de la
Junta de Andalucía y que será ésta la que determine y resuelva los
hechos". El presidente del festejo también aseguró "que lo acontecido
por la mañana en el baile de corrales no ha pesado para nada en la no concesión
del indulto".
Por
otro lado, el ganadero Álvaro Núñez Benjumea afirmó que la corrida le había
gustado, "sobre todo los toros tercero, cuarto y quinto". Sobre el
toro de la polémica aclaró que "era hijo de un toro indultado" . En
cuanto a si el animal era o no merecedor del indulto dijo "no voy a decir
si era o no de indulto, sólo que era un toro de ensueño que me hubiera gustado
llevármelo vivo al campo", indicó.
LA REBELDIA DE UN EXCELSO FINITO (Crónica de la corrida de ayer)
Transcurría la tarde en un tono plano. Pesaba en el ambiente el
pobre resultado de la corrida del viernes. El ambiente estaba bastante
enrarecido. Tanto es así, que el primer toro fue protestado de salida, algo
inusual en Córdoba. Ni el saludo capotero de Finito a su primero tuvo la
repercusión de debió de tener. Las cosas de esta Córdoba en ocasiones
incompresible. El torito de color melocotón acudió al caballo con alegría. Al
llegar al peto claudicó. Es el toro de nuestro tiempo. Finito tomó la muleta y realizó
una faena bella. Retazos de buen gusto y preñada de una torería de otra época.
Una estocada trasera y dos golpes de cruceta terminaron con la vida del astado
de peluche. Morante anduvo a medias tintas con el segundo. Otro torete de capa
jabonera que se apagó pronto. La tarde continuaba plana. El público seguía
extraño, raro, sin romperse. Talavante vive un momento magnifico. Inédito con
el capote se encontró con un animal, perfectamente lidiado por Trujillo, que le
permitió desplegar su particular tauromaquia anárquica y de improvisación.
Salió
el cuarto. Un toro de muy justa presentación. Un toro bien hecho y de bonitas
hechuras a pesar de su justeza. Finito se rompió a la verónica. Meció el capote
y enjaretó unos bellos lances a la verónica rematados con una hermosa larga
cambiada por bajo. El animal acudió presto a la montura en el primer puyazo. En
el segundo salió repuchado. Galopó en banderillas, lidiado con justeza por
Antonio Manuel Punta. El público seguía frío, eso sí, por poco tiempo. Los cimientos
de Los Califas iban a crujir una vez más en sus 50 años de historia. Finito
cuajó la faena de la feria. Una labor completa de principio a fin. El toreo
fundamental, el que de verdad hacer vibrar al público fue brotando de las
muñecas del torero cordobés. Los muletazos fueron excelsos, sublimes, rotundos.
El toreo fundamental se fue haciendo presente y los naturales resultaron
ejemplares. Adelantando el engaño, tocando con suavidad para tirar del toro
hasta más allá de la cadera. La faena tocaba la cima. Todo apuntaba a un suceso
único. A una faena para el recuerdo, para la historia de Los Califas y, por qué
no decirlo, para la historia del toreo. Pero surgió lo inesperado.
El
demonio de la soberbia aparición por Los Califas cuando nadie lo había invocado.
El público enardecido por la duración y rotundidad de la faena, comenzó a pedir
el indulto del animal, provocado por un torero en un éxtasis pleno. La
presidencia no consideró tal petición, puesto que el toro buscó las tablas en
la postrimería de la obra. Juan Serrano desoyó al palco. Comenzó un reto
absurdo entre palco y torero. Juan Serrano continuó toreando un toro muy venido
a menos, pero seguía los vuelos de la muleta del torero. Los avisos fueron
cayendo uno tras de otro. ¿Por qué motivo no sonaron los metales cada vez que
asomó el pañuelo en el palco? El caso es que el tiempo marcado por el
reglamento había pasado. Todo se cumplió.
El reto
continuó de forma incomprensible. Juan Serrano en lugar de retirarse preparó al
toro y lo despacho de una estocada a pesar de las advertencias de los
alguacilillos y delegado gubernativo. Desacato doble. Curiosamente por no
querer matar al toro, y otro posterior por matarlo, hecho inusual en la
historia del toreo. El escándalo estaba servido. Lo que pudo ser un triunfo
rotundo e histórico, quedo en la nada. El demonio de la soberbia se había
salido con la suya. ¿Que motivó a Juan Serrano a cambiar una faena de rabo y
convertirse en triunfador de la feria, a sembrar un escándalo a los 24 años de
su alternativa? La autoridad no debe de ser jamás ninguneada y menos aún
desobedecida. No hay que olvidar que vela por la fiesta, sus valores y el
toreo. Desobedecerla es faltar el respeto a la fiesta. Lo demás, no importó.
FICHA DEL FESTEJO
Ganadería: Seis toros de Núñez del
Cuvillo, muy justos de presentación. Los tres primeros se tapaban por sus capas
melocotón y jaboneros, alguno impropio para una plaza de primera. De juego
desiguales. Mejor los jugados en tercer y quinto lugar. El cuarto tuvo un juego
excepcional en la muleta pero terminó rajado. TOREROS: Finito de Córdoba, (negro y oro). Ovación con
saludos y ovación con saludos tras tres aviso. Morante de la Puebla,
(corinto y oro). Silencio y oreja. Alejandro Talavante, (azul marino y
oro). Oreja y palma de despedida.INCIDENCIAS:
Plaza de Toros de los Califas. Tercer festejo de la feria de Nuestra Señora de
la Salud. Dos tercios de entrada en tarde primaveral. Entre las cuadrillas
destacaron Javier Ambel, Juan José Trujillo de la cuadrilla de Talavante.
5/30/2015
FALLA EL TORO Y TODO SE DERRUMBA (Crónica de la corrida de ayer en Córdoba)
El toro es
el pilar básico de la fiesta. Es el cimiento sobre el que se debe de sustentar
una liturgia milenaria. Toda la lidia debe de girar en torno al toro. El hombre
no debe de ser más que el oficiante de un rito ancestral. Sin toro, nada tiene
importancia. Es un animal que por su fiereza dota al espectáculo de dinamismo y
tragedia. Por ello, cuando el toro falla todo se derrumba como un castillo de
naipes. El rito queda ayuno de su fundamento principal. Sin drama ni tragedia,
el hombre pierde su halo de héroe y se convierte en un vulgar mortal. Ha
sustituido la épica por un ballet artificioso, vacío y hueco. Es la
degeneración del último rito vivo de la cultura mediterránea.
El pobre
juego de los toros llegados desde Lo Álvaro, predio donde pasta la ganadería de
Juan Pedro Domecq, convirtió a Los Califas en un templo donde se rindió culto,
durante dos horas y poco más, al aburrimiento, y con ello a la máxima
exaltación del bostezo. ¡Vaya con la corrida! Ya no es por su exigua y pobre
presentación, que la tuvo, sino el huero contenido de unos animales que hacen
un flaco favor a la tauromaquia de nuestros días. Animales sin alma, sin casta,
sin fuerza. Todo lo contrario de lo que debe de ser un toro bravo.
El
muestrario de los lidiados ayer en el coso de Ciudad Jardín es una clara
muestra de lo que no debe de ser una corrida de toros. Es el toro moderno, el
toro que demandan las figuras del escalafón para poner en valor su tauromaquia.
Una tauromaquia basada en lo estético y la plasticidad donde la verdad está
cada vez más difusa y nublada. La emoción está ausente tarde tras tarde, y ese
sentido estético que su busca hoy aburre hasta decir basta a un público falto
de educación taurómaca y desconocedor de los valores más ortodoxos de la misma.
Es el sino y el mal de la fiesta. Para su regeneración es necesaria la
recuperación del toro con raza y de toreros capaces de enfrentarse a ellos.
Si el toro
falló de forma estrepitosa, otro factor vino a completar la tarde para que el
tedio se adueñase de Los Califas. El siempre desdeñado viento hizo acto de
presencia antes de partir plaza y no abandonó el recinto, por lo que era muy
difícil, por no decir imposible, controlar las telas de torear. No obstante,
este factor no debe de ser excusa; lo que verdaderamente dio al traste con la
corrida no fue otra cosa que la falta de materia prima para el lucimiento,
motivado por la falta de raza de los toros lidiados. Y ante ellos, ¿qué decir
de los toreros? Poca cosa. Voluntad aparente y poco más. En su pecado llevan la
penitencia. Ellos son los que solicitan y demandan el material para crear y
expresarse. Luego se quejan, pero deben de hacer propósito de enmienda y
replantear sus exigencias y demandas.
Abría cartel
Francisco Rivera Ordóñez (me resisto a llamarlo Paquirri). Vino para encabezar
la terna en esta temporada de su reaparición, sin que nadie lo haya llamado.
Fuera de forma y con sus carencias habituales, Rivera estuvo en Córdoba, mató
dos toros y hasta otra. En su primero, el mejor de la suelta, fue aplaudido por
una faena que tuvo como nota predominante la colocación ventajosa y el toreo en
línea recta. Los muletazos jamás fueron rematados atrás, haciendo el toreo al
revés; es decir, de abajo hacia arriba. Una estocada trasera y un golpe de
descabello pusieron punto y final a un trasteo que no acabo de remontar por los
motivos antes comentados. En su segundo quedó inédito. Entre la falta de raza
del toro y el viento que sopló fuertemente fue un querer y no poder, siendo
silenciado al acabar su labor.
Morante es
esperado siempre en Córdoba. Lo realizado por el torero de La Puebla del Río es
difícil de olvidar. El espada lo sabe y siempre intentar dar lo mejor de sí
mismo. Gesto loable singular a dudas. En su primero, un toro como sus hermanos
v hueco de todo, quedó inédito con el capote. Luego en la muleta el viento
comenzó a molestar. Morante, tras intentos de poder lucir en varios terrenos,
optó por abreviar. Pinchazo y estocada siendo silenciada su labor. En su
segundo hizo estremecer a los tendidos con su recibo capotero. Una fantasiosa
larga afarolada de pie fue el prólogo a un ramillete de verónicas, ganando
terreno a su oponente, que remató en los medios con media entre los aplausos de
la concurrencia. Inició el trasteo por alto, con quietud y buen gusto. Luego
nada de nada. Intentos, conatos, muletazos sueltos y poco más. Un trasteo que
tuvo el denominador común de la tarde. Viento y falta de enemigo.
José María
Manzanares es el máximo exponente del sentido estético en el toreo de nuestro
tiempo. Pulcro, elegante. Todo lo tapa con su innata plasticidad, aunque el
toreo profundo no aparezca como se debe de exigir a una figura del toreo.
Recibió a su primero con unos lances elegantes. Tras un brillante tercio de
banderillas donde saludaron Rafael Rosa y Luis Blázquez, el torero inició su
faena logrando dos tandas de derechazos con su habitual elegancia. Cuando todo
parecía encarrilado, el toro, haciendo gala de sus defectos, se echó derrotado
y todo fue como un espejismo. En el sexto la misma tónica. Trasteo impregnado
de belleza, basado sobre
todo en la mano diestra. Manzanares baja mucho cuando torea al natural, pero ya
se sabe, cuando no hay toro, nada tiene repercusión. Para colmo, usó mal los
aceros y todo quedó en una cariñosa ovación de despedida. Tarde para el olvido.
Esperemos que la feria cambie de tónica. El toro es la clave. La emoción pasa
por la recuperación del toro.
Ganadería: Seis toros
de Juan Pedro Domecq, justos de
presentación, faltos de raza y de pobre juego.
TOREROS: Rivera Ordóñez, (azul rey y oro).
Ovación con saludos y silencio. Morante
de la Puebla, (azul rey y oro). Silencio y palmas. José María Manzanares, (negro y azabache). Silencio y palmas de
despedida.
INCIDENCIAS: Plaza de
Toros de los Califas. Segundo festejo de la feria de Nuestra Señora de la
Salud. Tarde primaveral, de temperatura bochornosa y en la que el viento fue
protagonista. Media entrada.
LA LIDIA IMPERFECTA (Apostillas a una crónica al uso)
MOÑAS Y DIVISAS
No respondió el público a la novillada de ayer en Los Califas. Mucho plástico rojo. Eso es malo para salir del bache. Muchos años con la queja de la ausencia de novilladas picadas y a la primera, zas. Poco público. Es el mal de una afición artificial y amante de los carteles de postureo mediático. La fiesta necesita aire fresco y las novilladas son claves para empezar a cambiar el ambiente actual, demasiado viciado por la falta de regeneración.
LOS VUELOS DEL PERCAL
A pesar de ser una vacada con un historial y trayectoria larga, la ganadería de Luis Algarra se presentó ayer en Los Califas. Los utreros jugados tuvieron una presentación desigual y la tónica común de la falta de raza. El mal de la cabaña de bravo en la actualidad. El toro de hoy, seleccionado para el tercio final, esta falto de ese punto de casta que da emoción a todo lo que se le hace. Sin emoción el espectáculo es de electroencefalograma plano.
PETO DE GUATA
Con la casa Chopera tuvimos la ocasión de disfrutar con la cuadra de Alain Boninjol. Caballos domados a la perfección para solventar de forma lúcida el tercio de varas. Con la actual empresa (FIT) estamos viendo las evoluciones de otra cuadra de categoría, la de Enrique Peña. Caballos ligeros y con una doma digno de elogio. Caballos toreros aptos para cubrir con categoría el primer tercio. Sólo hace falta que los piqueros, y sobre todo sus jefes de filas, estén por la labor de hacer que el tercio de varas sea lo que realmente es, una suerte de la lidia, y no un mero trámite.
BANDERILLAS DE LUJO
De categoría las cuadrillas en la tarde de ayer. Con capote y banderillas hubo detalles dignos de resaltar. Ambel lució tanto con los palos, como en la brega, al igual que Rafael Figuerola, que a pesar de las dificultades del sexto, lo lidió en el segundo tercio con ausencia solvencia.También destacó Montoliu que cada vez recuerda más a su padre.
TERCIO DE MUERTE
Los nuevos novilleros como los estudiantes cuando se les pone en un examen de matemáticas un problema complejo. Sumar, restar, multiplicar y dividir lo saben todos, ahora cuando la cosa se complica y hay que resolver una incógnita en una ecuación difícil, no saben como meterle mano. Con el novillo bobalicón que va y viene, pases y más pases de buen trazo y sentido de la estética. Luego con el animal que plantea alguna dificultad, al igual que con las ecuaciones, no saben por donde meterle mano.
MULILLAS DE ARRASTRE
Hoy están saliendo detractores y muchos críticos a la Puerta Grande de Lagartijo. ¡Qué insensatos y que criticones! ¿Qué piden a un chaval que hacía su tercer paseillo con picadores? El nuevo torero cordobés estuvo como tenía que estar. Ya progresara si se lo propone conforme vaya cogiendo más oficio.
INICIO DE UNA CARRERA DE FONDO. (Crónica novillada de feria)
Luego nos
quejamos. Siempre estamos hablando de la categoría de la plaza de toros de
Córdoba. Que si de primera, que si de segunda. Que si se programan pocos
festejos durante la temporada pese a la historia que tiene Córdoba en la
tauromaquia. Que lo que ocurre en nuestra plaza no tiene repercusión alguna en
el llamado planeta toro. Que si pitos, que si flautas. Pero la verdad es que
tenemos nada más que lo que nos merecemos.
Temporadas clamando que no hay novilladas con picadores en Los Califas y este año que se incluye una, y rematada, en el ciclo ferial acude apenas un tercio de plaza. Lo que decían los viejos revisteros. La música y acá. Ayer la afición de Córdoba tenía que haber acudido a la plaza. Era una fecha propicia para reivindicarse y decir: aquí estamos.
Varios eran los reclamos. Dos novilleros presentes en las grandes ferias y un torero de Córdoba que venía con un ambiente magnífico. Y ante eso, nada. Como siempre. Mucho plástico color almagra y vuelta a lo de siempre. Posiblemente una ocasión perdida para decir que Córdoba quiere toros.
Luego viene la segunda parte, que no es más que la falta de criterio. Desde el palco hasta la banda de música, pasando por albero y tendidos. Si Córdoba quiere salir del lugar donde está, hay que caminar en un mismo sentido y tener las ideas muy claras. Medir todo con mesura y con coherencia. Mirar todo desde un mismo punto de vista y olvidarse de paisanaje y localismo. Córdoba tiene que buscar, y encontrar, el lugar que quiere ocupar en el panorama taurino. Lo de ayer fue un continuo despropósito.
De entrada la novillada enviada por Luis Algarra tuvo muchas carencias. Tanto en presentación –cómo sería la desechada de Talavante– así como en su juego. Alguno chico. como el segundo, otros justos, caso del primero y sexto, otros destartalados y grandones como los corridos en cuarto y quinto lugar. Todos con la misma tónica de falta de casta, mal que corrompe el campo bravo, tanto es así que el tercero se echo teniendo que ser apuntillado. Ante ellos los toreros cumplieron a medias.
Temporadas clamando que no hay novilladas con picadores en Los Califas y este año que se incluye una, y rematada, en el ciclo ferial acude apenas un tercio de plaza. Lo que decían los viejos revisteros. La música y acá. Ayer la afición de Córdoba tenía que haber acudido a la plaza. Era una fecha propicia para reivindicarse y decir: aquí estamos.
Varios eran los reclamos. Dos novilleros presentes en las grandes ferias y un torero de Córdoba que venía con un ambiente magnífico. Y ante eso, nada. Como siempre. Mucho plástico color almagra y vuelta a lo de siempre. Posiblemente una ocasión perdida para decir que Córdoba quiere toros.
Luego viene la segunda parte, que no es más que la falta de criterio. Desde el palco hasta la banda de música, pasando por albero y tendidos. Si Córdoba quiere salir del lugar donde está, hay que caminar en un mismo sentido y tener las ideas muy claras. Medir todo con mesura y con coherencia. Mirar todo desde un mismo punto de vista y olvidarse de paisanaje y localismo. Córdoba tiene que buscar, y encontrar, el lugar que quiere ocupar en el panorama taurino. Lo de ayer fue un continuo despropósito.
De entrada la novillada enviada por Luis Algarra tuvo muchas carencias. Tanto en presentación –cómo sería la desechada de Talavante– así como en su juego. Alguno chico. como el segundo, otros justos, caso del primero y sexto, otros destartalados y grandones como los corridos en cuarto y quinto lugar. Todos con la misma tónica de falta de casta, mal que corrompe el campo bravo, tanto es así que el tercero se echo teniendo que ser apuntillado. Ante ellos los toreros cumplieron a medias.
Abrió plaza Ginés Marín que se mostró como un torero elegante, cuajado y con el oficio
aprendido. En su primero, al que recibió de manera pulcra con el capote, le
enjaretó una faena que tuvo limpieza y temple. Mejor por el pitón derecho donde
cuajó dos tandas con empaque. Al natural bajó el diapasón. La colocación
ventajista y la sosería del novillo hicieron que todo se fuese diluyendo poco a
poco. Volvió a elevar la faena en las postrimerías de la misma, con una ceñidas
bernardinas que le sirvieron, tras una estocada, para cortar la primera oreja
de la tarde. En su segundo cambió la decoración. Los novilleros de hoy saben torear, claro que sí, pegar
muletazos con temple y gusto, lo saben hacer y algunos, caso de Marín, muy
bien. Lo malo es que el concepto de lo que es la lidia les queda muy lejos. Un
mundo le costó a Marín sacar jugo a su segundo. Un animal muy a la defensiva y
al que costaba tomar los engaños. Ante animales así cabe el dominio y el poder.
Luego, si se puede, el toreo. Siempre fue así. Ginés estuvo con ganas, y fue
muy al final del trasteo cuando pudo con su oponente. El esfuerzo no quedó en
balde. Tras matar de forma rápida el público le pidió una oreja que le fue denegada por el palco dando una
vuelta al ruedo.
Varea estuvo frío. El torero castellonense venía con la
etiqueta de figura entre los de su escalafón, pero en Córdoba no lo puso de
manifiesto. Mejor en su primero al que capoteó con variedad en los lances de recibo.
Con la muleta estuvo correcto en la forma, pero sin profundidad. Cierto es que
el novillo colaboró poco, debido sobre todo a su falta de casta, pero también
hay que decir que tampoco era imposible. Lo de su segundo fue algo impropio
para alguien que está empezando. Tras un conato de inicio de faena y a
encontrarse con un oponente poco colaborador, que se defendió motivado por la poca fuerza, se fue por el acero y
acabo con una actuación que no será recordada entre los asistentes a Los
Califas.
Lagartijo fue el triunfador del festejo. Cierto es que contó con el
público muy a favor, pero
también es verdad que el joven torero cordobés hizo todo lo que estuvo en su
mano por agradar y triunfar en su presentación con picadores en Córdoba. La
faena a su primero fue breve. Tras un estético inicio por bajo, le plantó cara
por el pitón derecho consiguiendo una tanda muy aplaudida. Cuando todos
esperaban que el trasteo fuese a mayores, el novillo, evidenciando una gran
falta de raza, se echó de forma bochornosa, tanto es así que el novillero local
no pudo hacer nada más ante él. ¿Qué pudo evitarlo cambiándolo de terrenos? Tal vez. Si lo hubiera sacado a
los medios, quizás el animal alejado de su querencia hubiera respondido de otra
manera, pero no lo sabremos ya que Javier, optó por dejarlo entre las dos rayas
del tercio. En su segundo vino lo mejor. Lo recibió con lances genuflexos que
tuvieron gusto y empaque. Brindó al público la faena que comenzó con doblones
por bajo que volvieron a tener gusto. Inició el torero fundamental con la mano
derecha en dos tandas que tuvieron largura, temple y donde mostró su personalidad. Bajó de tono
con la izquierda, colocado muy al hilo del pitón, aunque algún muletazo tuvo
largura y buen gusto. El animal fue apagándose y tuvo que recurrir al toreo de cercanía para mostrar su ansia por el
triunfo, ansia que tal vez fue motivo por el que volvió a equivocar terrenos. Estocada y dos orejas
al esportón. ¿Excesivas? Puede ser. Ahora solo quedar seguir siendo constante.
Que este triunfo no sea vehículo para el relajo. Esto no ha hecho más que empezar. El camino es largo.
FICHA DEL FESTEJO:
Ganadería: Seis
novillos de Luis Algarra, desiguales
de presentación y descastados en líneas generales. Los mejores, con matices,
los corridos en primer y sexto lugar.
TOREROS: Ginés Marín, (rosa pálido y oro). Oreja
y vuelta tras petición. Varea,
(verde botella y oro). Silencio y silencio. Lagartijo, (azul pastel y plata). Silencio y dos orejas.
INCIDENCIAS: Plaza de
Toros de los Califas. Primer festejo de la feria de Nuestra Señora de la Salud.
Tarde primaveral y calurosa. Un tercio de entrada. Lagartijo salió a hombros
por la Puerta de Los Califas.
Fotos: FIT
5/27/2015
LA NOVILLADA DE HOY
GANADERÍA:
LUIS ALGARRA POLERA
Divisa: Morada y blanca
Señal de oreja: Rajada la derecha, hendido en la izquierda
Antigüedad: 22/05/1983
Finca: La Capitana (Almadén de la Plata) y Cortijo
la Cigüeña (Aznalcazar)
La ganadería de Luis Algarra
sustituye a la anunciada de Toros de Talavante. Tiene su origen en una de las partes en que se dividió la del
Duque de Tovar, concretamente en la que correspondió a Ignacio Figueroa
Bermejillo. Este señor la vendió a los hermanos Mariano y Francisco Pelayo
Navarro quienes la transfirieron en 1960 a Andrés Parladé Marín. En 1963 la
adquirió Salvador Algarra del Castillo, abuelo de los actuales propietarios,
quien en 1965 sustituye la parte que compró a los herederos de José Enrique
Calderón por un lote comprado a Benítez Cubero. En 1975, ya a nombre de Luis
Algarra Polera, es eliminada la sangre originaria de Benítez-Cubero siendo
sustituida por un lote de ganado procedente de Juan Pedro Domecq y Diez de
origen Parladé-Tamarón-Conde de la Corte.
TOREROS:
Ginés Marín Méndez - GINÉS MARÍN.
Nació en Jerez de la Frontera
(Cadiz) el día 28 de marzo de 1.997.
Debutó en público el día 22 de
abril de 2012, haciéndolo con los del castoreño en la plaza de Olivenza (Badajoz), el 9 de marzo de 2014, teniendo
como compañeros a Posada de Maravillas y Luis Manuel Terrón, estoqueando
utreros de El Freixo, propiedad de Julián López 'El Juli', donde cortó cuatro
orejas.
La temporada pasada actuó en 13 festejos,
cortando un total de 17 orejas y un rabo. En la presente ha actuado un total de
9 tardes, la última en Nimes donde resulto herido y cortó dos orejas. Se presenta
en Los Califas donde reaparece tras el percance sufrido el pasado día 23 en
Nimes.
Es apoderado por Cutiño y Simón
Casas.
Jonathan Blázquez Rovira
"VAREA".
Nació en Almanzora (Castellón),
el día 19 de noviembre de 1.993.
Hace su presentación en público
el día 18 de marzo de 2011. Debuta con los montados el día 24 de marzo de 2014
en Castellón, acartelado con Vicente Soler y Jorge Expósito ante novillos de
Tomás Prieto de la Cal, cortando una oreja al último de la tarde.
En 2014 actuó en 12 festejos con
un balance total de 22 orejas y un rabo. En la presente lleva un total de 8
festejos, el último el pasado 23 de mayo en Nimes. Se presenta en el Coso de
Los Califas.
Lo apodera Santiago López.
Javier Moreno Sanz
"LAGARTIJO".
Nació en Córdoba el día 11 de
marzo de 1992. Lleva sangre de dinastías toreras de mucha solera de la ciudad
califal.
Se presentó ante el público el
día 13 de junio de 2009. Tras unas intensas campañas sin picadores, donde
evidenció un buen concepto y sobre todo una personalidad unica, debuta con
picadores el pasado día 9 de mayo en Utrera, donde mató novillos de
Torrestrella en compañía de Curro Durán y Álvaro Lorenzo cortando dos orejas y
dejando una magnífica impresión.
Su última actuación fue el pasado
15 de mayo en Osuna, donde en compañía de Curró Durán y Joaquín Galdós volvió a
cortar dos orejas antes unos bravos utreros de Julio de la Puerta.
Se presenta como novillero con
picadores en Los Califas, donde la pasada temporada fue el único torero vestido
de luces que consiguió salir por la puerta grande.
Lo apodera Francisco Manuel Pla
LOS RELATOS DE RAFAEL EL VAQUERO. MADRILEÑO, UN TORO DE UN ENCASTE CRUZADO
Camino presuroso por el Paseo de la Victoria. La
antigua caseta del Circulo de la Amistad, hoy reconvertida en establecimiento
hostelero de moda, el kiosco de la música y la Pérgola del Duque de Rivas son
los únicos elementos urbanos en un frondoso jardín. La arboleda es variada y las
estilizadas palmeras se mecen por el viento. No cabe duda que pasar por la
Victoria nos trae la nostalgia de las antiguas ferias de mayo y septiembre. El
paseo se convertía en un poblado urbano, donde las casetas y calle del
‘infierno’, se aposentaban durante los ciclos de mayo y otoño. Aquella feria
tenía su aquel. Tenía un ambiente decadente en una ciudad que trataba de salir
de su peculiar ostracismo. Hoy sería inviable ubicar allí la feria. Los vecinos
tienen derecho al descanso y aunque en ocasiones el Arenal es un completo
extravío, es lógico, que la feria, en el céntrico Paseo de la Victoria, sea un
recuerdo cada vez más lejano.
En
días laborables las gentes caminan presurosas. Su andar es mecánico, frío y
automático. No se disfruta de la ciudad. Tampoco de esas cosas que siempre
están ahí para disfrute de nuestros sentidos. Es el modo de vida de una
sociedad que vive en un mundo preocupado y imbuido en sus problemas cotidianos.
Todo gira en torno al trabajo, las prisas, el reloj... Es el agobio de nuestro
tiempo. Eso que llaman 'stress'. La Puerta de Gallegos, antaño entrada a la
ciudad, es hoy uno de los accesos al centro urbano y comercial de Córdoba. Por
la calle Concepción nos adentramos poco a poco de forma imperceptible en ella,
hasta llegar al boulevard Gran Capitán, donde se alza esbelta la torre ochavada
de San Nicolás y perdura el recuerdo del Mercantil, tan conocido y cantado por
Pepe Marchena en su Romance a Córdoba.
Por
Gondomar, justo a la altura donde estaba el Club Guerrita, me topo con Rafael
que camina como un hidalgo. Su porte a pesar de los años continua intacto. Va
despacio, camina dirección a las Tendillas sin prisa, pero tampoco sin pausa,
tanto que me cuesta cierto trabajo darle alcance.
-
¿Dónde irá usted a estas horas?
Vuelve
la cabeza y su rostro muestra una mueca de sorpresa y también de alegría. La
verdad es que llevamos una temporada sin vernos. Denota su gesto satisfacción
al verme.
-
Hombre, que alegría me da verle. Está osté
más perdió que el barco el arroz. ¿Se vende caro, eh?
-
Pues la verdad es que si, que llevamos tiempo sin saludarnos, ni hablar de
toros, así que ya que estamos vamos a tomar una copa de vino a algún lugar que
nos pille cerca.
Caminamos
por Gondomar hasta llegar a la plaza de las Tendillas, allí podemos apreciar
como un establecimiento hostelero de solera, ha reabierto sus puertas. Eso sí,
remozado y adaptado a nuestros tiempos. Al traspasar unas de sus puertas se
puede apreciar en una vitrina, un rutilante terno verde botella y oro. Bonito
detalle que nos demuestra que la afición del toro continua estando presente.
Nos
sentamos en una de sus mesas. Veo que Rafael no está del todo a gusto. La
modernidad de la decoración del remozado gran bar, no es de su gusto.
-
Amigo, que esto está mu fino. ¿A ver
si nos van a dar luego un sartenaso
con la cuenta?
-
No se preocupe Rafael, nos cobraran lo que nos tengan que cobrar, pero
tranquilo, hoy invito yo.
Pido
un par de copas de fino de la tierra y un lomo del Valle de los Pedroches que
está que quita el sentido. Rafael alza su copa y dice con solemnidad:
-
Por dos amigos que se encuentran tras un breve, pero a su ves largo espasio de
tiempo.
Le
río la gracia. Golpeo suavemente el fino cristal de su catavino con el mío. Tomamos
un sorbo de vino, que a las horas del aperitivo es más que gratificante. Lo veo
ya más relajado, más tranquilo. A las personas de su edad, cuando se sacan de
sus lugares habituales, o querencias, tardan más tiempo en estar distendidos.
Cuando menos lo espero me sorprende con una de sus preguntas
-
¿Qué fotos me lleva osté en el sobre
hoy?
-
Pues unos toros en el campo, para no perder la costumbre. Las hice hace tiempo
en 'La Alamiriya' y las más bonitas las he pasado a papel para decorar la
bodega de un amigo. Mírelas Rafael. Las mira detenidamente. Escruta
minuciosamente las hechuras de los toros fotografiados.
-
Son bonitos Rafael, ¿no? Puros de la casta 'arranz'.
-
Si que son guapos los bichos. Pero le tengo yo que desir a osté una cosa. Eso
de casta pura como que no. La mayoría de las ganaderías que hoy tienen tanto
predicamento entre los afisionaos que
se proclaman toristas, y que se disen
puras de sangre, son producto de cruses
y más cruses. ¿Cómo formo Visente José Vázquez su ganadería? Por crusando de aquí y de allí, incluso
luego en la época del rey Fernando la vorvieron
a crusar con Jijones de Colmenar.
Luego cuentan que hasta el Duque de Veragua les puso hasta un beserro de Miura. ¿Santacoloma? Pos
saltillos por un lao e ibarreños por
otro, aunque unos se parescan más a
los primeros y otros a los segundos. ¿Los patasblancas? Pos igual: veraguas por
madres y santacolomas, ya de por si producto de un cruse, por padre.
-
Ya Rafael, es así. Todo tiene su génesis ¿no?
-
Pos sí. Y estos cruses tienen unos
resultados, a veses inesperados, que
son magníficos. La ganadería de Martínez Benavides era una de ellas. La formó
don Pedro Pascual de Gandarias y Urquijo en 1940 con reses vasqueñas que elimino y sustituyó por otras de sangre 'grasiliano' prosedentes de José
Escobar. Algunos años después compro a su pariente don Antonio Urquijo de
Federico un toro de nombre "Gamón" y en 1950 le volvió a comprar sincuenta vacas, algunas llenas, de
sangre de 'murube'. Al prinsipio se
llevo separado, pero a la larga se hisieron
cruses entre una sangre y otra, dando mu buenos resultados.
Interrumpe
y bebe de nuevo un sorbo del dorado caldo. Lo saborea y continua.
-
Luego en 1965 la compró don Francisco Martínez Benavides que la trajo desde
Toledo hasta las fincas 'El Torilejo', 'La Cruz del Madroño' y 'El Parralejo'
en el término de Posadas. En sus manos había ramas puras de una y otra rama,
así como otras resultado de los cruses
entre la dos. Aquello salía bravo y era del gusto de los figuras, mu al contrario que en la época de
Gandarias que tenía sierta fama de duresa.
-
Es cierto. Con muchos toros de Benavides se hicieron faenas de mucha categoría
y repercusión. No hay nada más que acordarse de Ortega Cano y Rafael de Paula
con los toros sobreros "Cabecero" y "Corchero", en 1985 y
1987 respectivamente. Dos toros bravos de verdad.
-
Efectivamente, pero bravo de verdad, pero bravo fue 'Madrileño'.
-
Claro, 'Toro de Oro' del Circulo Taurino de Córdoba en 1973. Era un crío pero
recuerdo haber visto la corrida.
-
Yo me acuerdo como si fuera ayer, pos entonses
trabajaba en esa casa como vaquero. ¡Cómo se me va a orvidá!
-
Pues cuente Rafael, que yo estaba muy chico y solo tengo recuerdos vagos.
Pido
otras dos copas de vino de la tierra que nos son servidas con celeridad y en
esta ocasión son acompañadas por un buen queso curado rociado con un aceite de oliva que le dá un brillo genial.
-
Yo llevaba poco tiempo trabajando ahí. El toro se embarcó sin ningún tipo de
problema, pero a la hora de bajarlo del camión ya comensó a dar problemas.
-
¿Y eso Rafael?
-
Pos ná, que se arrancaba a cualquier cosa. Es más, se quiso calmarlo con un
chorro de agua fría y el animal se arrancaba tirando cornás al liquido que salía de la manguera. Al final se tranquilisó y se dejo en un corral aparte
de sus hermanos, eso sí, con dos mansos que resibieron
de lo lindo.
Rafael
interrumpe su relato. Toma un trozo de queso y una gota de aceite, puesto para
dar ese brillo que despierta gula, cae sobre su blusón color vainilla.
-
¡Me cago en la leche puta¡ La que me va a liar mi Lola, que me lo he puesto
esta mañana, con el tute de planchar que se pega la chiquilla.
-No
se preocupe, que pido un poco de quitamanchas y lo solucionamos rápido.
Nos
traen un poco de quitamanchas y como un improvisado mozo de espadas, trato de
arreglar el desaguisado.
-
Venga Rafael, a esperar que se seque el polvo, lo cepillamos y verá usted como
se quita, pero mientras tanto siga usted largando.
-
Bueno, la corrida se dio el día 25 de mayo de 1973. Los toreros fueron Antonio
José Galán, José María Manzanares, que se presentaba, y José Luis Galloso que
formaba pareja entonses con el de
Alicante. El toro salió en cuarto lugar, dio 509 kilos de peso y desde que
salió se vio que tenia motor. Galán lo capoteo con gusto y el animal tomó tres
varas con alegría de Mateo Sánchez. Galopó en banderillas y tras brindar a don
Baldomero Milla Gracia, el de Bujalance le cuajó una faena a su estilo, pero
vibrante y de mérito. El toro no se cansaba de embestir, no paraba. Era un
tren, hoy se le hubiera pedió en indurto con toa seguridad. Pos bien, a la hora de matar y como era costumbre,
Galán tiró la muleta y entró a por uvas a cuerpo limpio. 'Madrileño', como
bravo que era, se trago la muerte y el matador tuvo que usar el recurso del
verduguillo, acertando, eso sí, al primer golpe.
-
Yo recuerdo la gente como loca Rafael. Aquello no me parecía una cosa normal.
Quede marcado por aquel recuerdo. Como la gente que asistió esa tarde a los
toros vibró con la conjunción entre un torero valiente y un toro bravo de
verdad.
-
Aquello era el manicomio. Galán cortó el rabo, a 'Madrileño' le dieron las
mulas la vuerta al ruedo, el mayoral
salió a saludar y los tres toreros brindaron una gran tarde de toros. Porque si
'Madrileño' se llevo la parma, sus
hermanos no le quedaron atrás y permitieron cortar siete orejas y un rabo.
-
En fin una bonita tarde de toros para recordar Rafael.
-
Y ahora voy a lo que iba desde antes de empesar
cuando salió lo de los encastes puros. 'Madrileño' era un toro crusao mitad por mitad. La madre era
'Madrileña', pura de Urquijo, y el padre era el semental 'Galleguito' que tenía
sangre 'graciliano' a través de Escobar. ¿Vé osté los misterios de los toros de lidia? Don Francisco Martínez
Benavides llevaba una línea pura de cada rama y luego una crusá de ambas.
Rafael
como siempre es un maestro en el relato. Siempre ilustrativo y con
conocimiento. Su experiencia en el campo fue muy extensa y su saber sobre este enigmático
animal máxima. Apuramos el aperitivo y salimos calle Claudio Marcelo abajo cada
uno para su casa. Nos despedimos y nos emplazamos para otro día. Espero que no
tarde mucho en volver a departir una copa de fino con él.
5/24/2015
LAS DOS ESPAÑAS DEL TORO
Los españoles siempre tendemos a dividirnos en dos. Forma
parte de nuestro código genético. Si no estás conmigo, estas en contra de mí.
Ahí está la historia de nuestro país llena de ejemplos. Nos gusta estar
enfrentados, y a ser posible cuando la ocasión es propicia, darnos de
garrotazos. Seguro que esta virtud, o defecto según se mire, viene de la
cantidad de pueblos que intervinieron en la formación de este país, y por ende
de la idiosincrasia de los españoles. Ya lo dejó escrito Machado en los
siguientes versos: "Españolito que vienes/al mundo te guarde Dios;/una de
las dos Españas/ha de herirte el corazón".
La fiesta de los toros, como española que es, no es más que
un fiel reflejo de la personalidad de los españoles. En la actualidad y en
relación con ella, los bandos irreconciliables son los que la defienden y los
que la denostan. Dentro de los que la defienden, o sea los aficionados y
amantes de ella, siempre hubo, y aún hay, bandos irreconciliables. O se era de
los Romero, o se defendía la gracia sevillana de Pepe-Hillo o Costillares.
También había quienes bebían los vientos por la elegancia de Lagartijo el
Grande, o por la sobriedad y buena espada del granadino Frascuelo. Qué decir de
la edad de oro del toreo, representada por la dualidad creada por Gallito y
Belmonte, aunque finalmente tomaran uno del otro formas que sentaron el toreo
de hoy, labor que terminó de pulir y asentar Manuel Rodríguez 'Manolete',
idolatrado por la mitad de una España rota que también tuvo enfrente la otra
mitad.
La evolución de la fiesta ha llegado a que hoy no exista esa
polaridad en torno a toreros, a la forma
y modo de antaño. Desde el 'boom' Benítez no existe, ni ha existido, nadie
capaz de centralizar todo el poder en uno mismo, con lo que ello conlleva,
asumiendo a partes iguales, admiradores y detractores. Fue a raíz de su adiós
cuando se sentaron las bases de los dos bandos a día de hoy inconciliables.
Hastiados de los desmanes cometidos por Benítez, que los hubo, cierto sector de
la prensa se convirtió en adalid de la defensa del toro integro, que a la larga
degeneró en el fenómeno conocido como 'torismo', mientras la otra mitad
prefirió seguir por otros derroteros asumiendo lo positivo, que también lo
hubo, aportado por el quinto Califa, movimiento hoy conocido como 'torerismo'.
Como siempre los dos bandos irreconciliables. Las dos Españas
machadianas. En vez de aunar esfuerzo y poner en común el esfuerzo de defensa
de la fiesta de toros, hoy exteriormente amenazada, nos ponemos frente a frente
y volvemos a caer en el pecado que históricamente arrastramos desde nuestra
génesis como pueblo. Ni decir tiene que estos bandos, toristas y toreristas, no
tienen sentido alguno. Son movimientos artificiosos, creados por intereses de
unos y de otros a los que la fiesta les importó, o importa, bien poco. Por
separado poco se va a conseguir, solo que los que tienen intereses en la fiesta
sigan campando a sus anchas.
Hay que alejarse de lo artificiosamente establecido. Está
claro que todo pasa por la regeneración del toro. De su integridad, de su
casta, de su diversidad de encastes y con ello de comportamiento. Y ante ese
toro, toreros capaces de emocionar al público con el halo de héroe que tuvo y
que hoy se pierde ante los intereses del sistema actual, preocupado en
rentabilizar al máximo una fiesta mercantilizada para su beneficio.
Nuestra Córdoba anda perdida. Esta en un mundo de nadie. Ni
de uno, ni de otro. En el fondo es sabia. No ha entrado en la división antes
mencionada, aunque quieran inclinarla hacía uno de sus polos. Córdoba supo
premiar con justicia a los protagonistas de la fiesta. A toreros y a toros. Ahí
están los ejemplos. En sus cincuenta años ha demostrado que sus escaños se
llenaron lo mismo al conjuro de 'Huracán' Benítez, como al de Victorino Martín.
Albero que lo mismo vibró con la bondad de 'Tabernero' de Gabriel Rojas, que
ante la bravura encastada de 'Bengala' de Torrestrella, ganadería que ha
escrito páginas inolvidables en cincuenta años de Los Califas. Es la muestra
que Córdoba reconoce una fiesta única, la que debe de ponerse en valor y que no
tenga intereses de los unos, ni de los otros.
Córdoba debe de ser diferente, por historia y por personalidad.