REFLEXIONES EN TORNO A LA TARDE DE AYER EN PRIEGO.

Ayer volvimos a Priego de Córdoba tras su reinauguración. Un inoportuno "trancazo" nos impidió asistir a la "miurada" del Sábado Santo, por lo que ayer fue el día del retorno a una plaza que ha quedado preciosa tras su restauración y el reencuentro con una afición que tiene gana de toros. El resultado final, como ha quedado reflejado en una de las entradas anteriores, fue de éxito total. Éxito, pero con muchas cosas que matizar y que corregir.
En primer lugar decir que la presentación de los toros fue, una vez más, pobre, muy pobre. Corrida muy desigualada de presentación y sobre todo falta de remate. De las cabezas mejor ni hablar. Una vez más el toro brilló por su ausencia. Menos mal que los criados en "Rozas Viejas" sacaron fondo y calidad, si no el escándalo hubiera sido similar al del día de la reinauguración de la plaza. No vamos a pedir para Priego, u otra plaza de similar categoría, un toro como el de Madrid o Bilbao. Pero, coño, seamos serios y démosles al público un toro integro y digno, pues en estas plazas menores los boletos se pagan con mas moneda que en muchas plazas de superior categoría. Lo dicho, o en Priego se esmera mas la presentación del ganado a lidiar, o el público terminará dando la espalda a la fiesta de los toros en la localidad.
Otra cosa censurable fue la actitud de la autoridad. Ya en el palco, callejón o tendidos, la misma brilló por su ausencia.
La presidencia no estuvo a la altura en toda la tarde. Falta de criterio, condescendiente, desconocedora del reglamente y casi seguro de la misma liturgia de la tauromaquia. Incomprensibles algunos de los trofeos concedidos. Ejemplo, por un bajonazo infame, por mucho que se haya intentando una suerte tan bella como la de matar recibiendo, no se pueden conceder dos orejas. Borrón grave, muy grave. Tanto como para meditar volver a sentarse en un palco.
En el callejón paso tres cuartos de lo mismo. Se permitieron cosas censurables que deben de desterrarse de las plazas de toros. No puede permitirse que las cuadrillas tengan mando sobre las mulillas para demorar el arrastre de los toros al objeto de que la presidencia concediese los trofeos que el amable público prieguense solicitaba, en muchas ocasiones también de forma errónea y excesiva.
En los tendidos, tres cuartos de lo mismo. Se fue demasiado permisivo con un público que se movía por los tendidos como Pedro por su casa. Tanto es así que Moreno tuvo que gritar cuando se perfilada para estoquear a su segundo: "Que no se mueva nadie ahí arriba". Mientras tanto algún miembro del benemérito cuerpo trataba de emular a Daguerre.
Y por último, el público. Ya ha quedado dicho. Amable a más no poder aunque le estén dando gato por liebre. Incomprensible que se pidieran con tanta fuerza algunos trofeos. Ya ha quedado expuesto lo del bajonazo de Juan Bautista en su primero como ejemplo. Hay que ser mas exigente con todo lo que ocurre en el ruedo, si no, mal camino tomamos.
Como complemento a mis apreciaciones personales, les dejo con el siguiente enlace del blog Subbetica Taurina.

Fotos: El "trapio" de unos de los toros lidiados ayer en Priego.