9/19/2016

LUIS FRANCISCO ESPLA EN CORDOBA


Como complemento a la entrada anterior de esta bitácora, dedicada al maestro Luis Francisco Esplá, hay que decir que se prodigo poco por Los Califas. El espada de Alicante solo partió plaza en el coso cordobés en cuatro ocasiones, donde siempre dio muestras de su personalidad y su tauromaquia con sabor a otra época del toreo.

También es de reseñar que su presentación como matador de toros, estaba prevista para el día 25 de septiembre de 1976, donde actuaría alternando con Agustín Parra "Parrita" y Alfonso Galan, quienes lidiarían seis toros de la desaparecida ganadería de "Los Campillones", encaste "contreras". Finalmente tal debut no se llevó a cabo, pues Esplá resultó herido días antes, lo que hizo imposible su comparecencia en el coso situado en la vieja Huerta de la Marquesa. A la postre aquella corrida donde se anunció, ante la ausencia del maestro Esplá, la alternativa de Antonio Benete "El Mesias", fue suspendida finalmente por la imposibilidad de reunir toros suficientes a la hora del sorteo (nihil sub sole novum).

Luis Francisco Esplá se presentó en Córdoba el día 25 de mayo de 1980, segundo festejo del abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud, acompañado de Francisco Rivera "Paquirri" y José María Manzanares, ante toros de la vacada de "Torrestrella". Durante toda la tarde mostró Esplá lo que sería años después. Un torero dotado de una técnica envidiable, así como una tauromaquia con sabor al pasado, lo que unido a una barroca puesta en escena y un constante contacto con los tendidos, le llevaría a alcanzar altas cotas en el escalafón de matadores convirtiéndose en un torero de culto. Vestido de azul añil y azabache cuajó una notable faena a su extraordinario primero, de nombre "Rompevientos" y premiado con la vuelta al ruedo. Le montó un lío en el segundo tercio, siendo obligado incluso a dar una vuelta al anillo a su conclusión, y al que el mal uso de la espada, su punto flaco, le impidió cortar trofeos quedando en otra aclamada vuelta al ruedo. Sin fortuna en su segundo, solo pudo demostrar que existe lidia para los mansos siendo despedido con aplausos.

Ausente durante las campañas de 1981 y 1982, volvió a Los Califas en 1983, posiblemente a consecuencia del éxito obtenido un año antes en Madrid, con toros de Victorino Martín, en la llamada Corrida del Siglo. En esta ocasión alternó con el mexicano Manolo Arruza y Vicente Ruiz "El Soro", lidiando toros de Diego Puerta que sustituyeron a los anunciados de "Torrestrella". Esa tarde, de matadores-banderilleros, Esplá, de grana y oro, cuajo dos trasteos en su línea de variedad y sabor añejo. Una oreja de cada toro y salida a hombros junto al "Soro" por la Puerta de Los Califas, posiblemente en su actuación más redonda en Córdoba.

El torero de Alicante tarda ocho temporadas en volver a Los Califas. No es hasta 1991, en la corrida-concurso de ganaderías que trató de poner en valor la empresa Martín Gálvez, cuando Esplá vuelve a Córdoba. El festejo se celebra en la desaparecida feria de septiembre, en concreto el día 28 de septiembre. Alterna con Fermín Vioque y Enrique Ponce, jugándose toros de Ramón Sánchez, Guardiola Fantoni, Fermín Bohórquez, Sayalero y Bandrés, Marqués de Ruchena y Sancho Dávila. En una tarde marcada por el viento Luis Francisco Esplá, de azúl y oro, sólo puede mostrar su disposición, su sentido de la lidia y su oficio, donde cumplió con creces, además de en la labor ante sus dos toros, de Ramón Sánchez y Sayalero y Bandrés, en la dirección de la lidia como espada de más antigüedad.

Su última comparecencia en el coso califal, tuvo lugar en la temporada de 2000. Es durante la feria de mayo. Cierra el ciclo, el domingo 28 de mayo. Se anuncian toros de Victorino Martín. En el cartel, Esplá, Raul Gracia "El Tato" y José Luis Moreno. Esplá, de marino y oro, es un torero ya plenamente definido tras más de veinte años de alternativa. Conocedor de todos los entresijos del oficio, y también del comportamiento de variados encastes, se mostró en Córdoba como un maestro totalmente consolidado y que debió de servir como referente a nuevas generaciones. Lidiador y hábil con su peligroso primero, cuajó una torera e interesante faena al segundo de su lote, destacando en el toreo fundamental, así como en los adornos desempolvados de antiguas tauromaquias. Tras dejar media estocada y buscar el animal las tablas en junto a la puerta de cuadrillas, ordenó a su cuadrilla retirarse. Al llegar a los medios, el torero se volvió hacía donde estaba su oponente viéndolo doblar. Gesto de sapiencia de quien sabía que con aquella media estocada, había despenado a su oponente. Una oreja cortó de este toro y fue despedido de la plaza con una cerrada ovación que a la postre, será la última que reciba de luces en la plaza de toros de Córdoba.






9/18/2016

ESPLÁ, ALGO MÁS QUE EL TOREO VINTAGE


Cuando dicen que se torea mejor que nunca, volvió a aparecer de forma fugaz, una tauromaquia con reminiscencia del pasado. Unas formas ante el toro con aroma clásico, de sabor añejo y con regusto a otros tiempos de la historia del toreo. Lo clásico nunca pasa de moda, siempre está vigente. Es una concepción distinta de la tauromaquia, que se nutre de modelos tomados de un glorioso pasado. Después de siete años de ausencia, tras la triunfal despedida en Las Ventas ante el toro "Beato" de Victoriano del Río, el alicantino Luis Francisco Esplá volvía a los ruedos, ésta vez de forma puntual en la corrida goyesca de Arles.

Vestido impecablemente, con un traje goyesco color tabaco con pasamanería celeste y toques naranjas, tocado con un tricornio y redecilla, con medias color perlino y zapatillas a juego con el vestido, el torero de Alicante partió plaza de forma extraordinaria, para mostrar que su tauromaquia, preñada de ortodoxia y concebida para dotar de dinamismo al espectáculo, no ha perdido vigencia.

Desplegó su capote, de vueltas azules, como lo hubiera hecho en los primeros años ochenta el siglo pasado. Lances personalísimos a la verónica, rematados con dos medias a la cadera, trajeron la luminosidad del Mediterráneo de su Alicante natal y un añejo quite a la Navarra mostró la variedad capotera sin necesidad de importar nada del otro lado del Atlántico. Esplá no banderilleó en esta fugaz reaparición. Una lesión en un píe impidió poder vibrar con sus pares de poder a poder, sus vistosos jugueteos con los toros y sobre todo, admirar el compendio pleno del arte de banderillear en temerarios pares por los adentros. Con la muleta Esplá ofreció dos versiones. Una, en su primero, donde se mostró poderoso, con oficio y capaz de estructurar un trasteo con lucimiento ante un toro que poco se prestó al mismo. Otra, donde puso en escena la variedad, el clasicismo y el dinamismo que siempre fue aval en su toreo. Incluso se llevó una paliza brutal, con su peculiar sentido del humor declaró que también las cogidas entran en el contrato, de la que se levantó maltrecho y sin mirarse dispuesto a concluir con brillantez lo que había iniciado minutos antes. Al final salió del coliseo romano de Arles a hombros, parece que por última vez, dejando antes patente que su toreo continua vivo.

Muchos solo toman de Esplá la cascara. Sus decimonónicos ternos, el muletear su segundo toro tocado con la montera si no lo ha brindado, o sus trastos toreros de vueltas y forros azules. Pero Luis Francisco Esplá es mucho más que eso. El toreo de Alicante ha sido, y es, un torero importante. Un torero que concibe el toreo como un espectáculo total en los tres tercios. Un espada que se ha preocupado de rescatar detalles que permanecían vetustos y olvidados. Quites y galleos perdidos, pares inverosímiles de banderillas, y faenas de muleta donde siempre intentó dominar a sus oponentes con un toreo donde predominaba la curva y el cargar la suerte, ante las líneas rectas y el alivio. Desplantes deslumbrantes, como el de aquella mítica tarde de junio de 1982 al toro de Victorino, y sobre todo sacar el ostracismo la gallarda suerte de recibir.


Un torero al que la historia aún debe de colocar en mejor sitio, porque ha cubierto un hueco más que necesario en la fiesta. Lástima que, de su figura y persona, no hayan bebido las nuevas generaciones que pretenden abrirse paso en la fiesta. El torero alicantino, que siempre gustó de buscar en los que le precedieron, no ha sido, por desgracia, modelo a seguir. Puede que Esplá solo haya uno, ni antes su hermano, ni ahora su hijo, se han aproximado a él, pero hay que reconocer que su aportación desde fines de los setenta del pasado siglo, hasta el pasado fin de semana en Arles, ha servido para cubrir un hueco necesario en la fiesta de los toros. Con él estaba asegurado el toreo total, el lucir a los toros en el tercio de varas, el gusto por lo añejo, que no viejo, y el mostrar con orgullo el legado de todos aquellos que le precedieron en el arte del toreo. Luis Francisco Esplá mostró en Arles lo que siempre fue, un modus vivendi que formó parte de su vida y que nos trasladó para demostrar que el toreo clásico siempre está vivo. Desgraciadamente muchos no lo comprendieron y no descubrieron la profundidad de una tauromaquia, que a simple vista parecía superficial y liviana. Pocos o ninguno han bebido de quien bebió en numerosas fuentes. La tauromaquia desarrollada por Esplá es necesaria en la fiesta del mañana, porque Esplá y sus formas, son algo más que un torero y una puesta en escena vintage.

Foto: Laure Crespy


El Día de Córdoba

9/11/2016

DE FRAUDES Y PUBLICOS


La manipulación fraudulenta de los pitones en los festejos taurinos siempre, en mayor o menor medida, fue práctica común Lo de hoy comienza a ser flagrante y escandaloso.
La tauromaquia es sustentada por su principal protagonista. Éste no es otro que el toro. Sin él sería inviable la corrida. El toro es el eje sobre el que gira todo el ritual desde tiempo ancestral. Por eso sin el tótem ibérico nada es posible. Es el auténtico pilar sobre el que se cimenta el espectáculo y en el momento que falla, todo se viene abajo como un castillo de naipes. El toreo se puede aderezar con mil una cosas. Se está viendo como las faenas son amenizadas, en ocasiones, por composiciones que nada tienen que ver con el clásico pasodoble. También por un rebuscado y artificioso flamenco, e incluso por música de cámara. Se buscan para exorno de la plaza estéticas de influencia picassiana o de vanguardia. Combinaciones, todas ellas, rebuscadas, que aunque vienen a traer un aire heterodoxo y fresco, quedan como mamarrachos si el toro lidiado está hueco de todas las virtudes que debe de tener un animal destinado a la lidia.

El toro, en estos tiempos, suele fallar más de lo deseado. Las imposiciones de los toreros y empresas, principalmente los primeros, ha venido a traer a los ganaderos una selección en la crianza alejada de la búsqueda de la bravura. Hoy se persigue un animal ad hoc para el tercio de muerte. Se busca un toro que colabore con su antagonista solo en uno de los tres tercios en que se divide la lidia. Los dos primeros tercios poco importan. El toreo hoy solo se valora en lo que se pueda desarrollar en la faena de muleta. Lo demás comienza a ser algo testimonial. Una selección equivocada que no deja de ser un fraude a la tradición, a la integridad de la lidia y sobre todo un engaño al público, que a fin de cuentas es quien sustenta, pagando su entrada, el espectáculo y al que se le está privando, por ejemplo, de un tercio como el de varas, autentico baremo de bravura. Si a esto unimos además la falta de integridad física del toro, apaga y vámonos. La manipulación fraudulenta de los pitones siempre, en mayor o menor medida, fue práctica común. Lo de hoy comienza a ser flagrante y escandaloso. Salvando contadas plazas de primera, los pitones de los toros que se lidian hoy aparecen presuntamente manipulados por la mano del hombre, encima de forma burda y chapucera, que no hace nada más que ver las miserias de todos aquellos que se lucran de la tauromaquia.

El toro descastado e impuesto, así como el serrucho y la escofina, ganan enteros. Si ante la falta de fuerza y casta, solo cabe una selección dura y mandar muchas vacas al matadero, ante la manipulación de los pitones poco se puede hacer. Solo exigir el cumplimiento del reglamento respecto a los reconocimiento post-morten y aplicar las sanciones correspondientes. A día de hoy son pocos los pitones que se analizan durante la temporada. La legislación actual, variada, difusa y distinta según la comunidad autónoma donde se desarrolle el espectáculo, lo prevé, pero la autoridad competente, bien por desidia, o bien porque hace la vista gorda, no actúa con la contundencia que sería de desear. Ante esto los mercachifles que manejan entre bastidores la fiesta campan a su antojo. Los pocos pitones que se analizan, si dan positivo, solo sirven para largos procesos judiciales, que no acaban más que en sanciones e inhabilitaciones, que poco o nada trascienden al público.

El público de hoy también es muy condescendiente. Pocas veces se ven protestas por la presentación de un animal. Sólo si la falta de fuerza es manifiesta protesta exigiendo su derecho. Ahora de los pitones nadie dice nada. Será la fuerza de la costumbre de ver lo mismo tarde tras tarde, que no se da por engañado. Pero, ojo, el público será condescendiente pero no tonto. 

Joselito, el Gallo, fue un autentico adelantado a su época. Su aportación al toreo fue máxima. Tanto en el fondo como en la forma. Gallito puso los cimientos del toreo moderno. Impuso el encaste de Vistahermosa sobre todos los demás, cambió conceptos y sobre todo pensó en el público, que a fin de cuentas es que sostiene económicamente la fiesta. Por eso concibió plazas monumentales de gran aforo con el solo objeto de que más público, y a precios más baratos, acudiera a las plazas. Era la forma de asegurar ingresos y fidelizar la clientela a largo plazo. Hoy todo se ha vuelto de al revés. Las entradas cada vez tienen precios más altos y asistir a un festejo, salvo contadas plazas, es muy gravoso para una economía modesta. Por todo esto es muy difícil mantener la llama de la afición, quien ante tanto desmán y ante la variedad de otros espectáculos para cubrir su ocio, puede que se canse de acudir a las plazas.




9/08/2016

BREVE GALERIA GRAFICA DE LA CORRIDA DE AYER EN CABRA
























LA TERNA TRIUNFA EN UN FESTEJO QUE MERECIÓ MÁS PÚBLICO


GANADERIA: Seis toros, el 6º lidiado como sobrero al devolverse el titular, de Núñez de Tarifa. Correctamente presentados y buenos para el torero. El mejor el 3º, de nombre Clavituerto, fue premiado con la vuelta al ruedo. Entre los seis tomaron siete varas, aunque en ocasiones el tercio de varas fue meramente testimonial.

TOREROS: FINITO DE CORDOBA (azul noche y oro). Estocada (oreja con petición) y estocada (oreja). EL FANDI (amapola y oro). Estocada (dos orejas) y estocada (oreja). ALEJANDRO TALAVANTE (lila y oro). Estocada (dos orejas) y estocada y dos descabellos (oreja).

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Cabra. Corrida de toros con motivo de la Feria en honor de Nuestra Señora de la Sierra. Menos de media entrada en tarde calurosa. Al finalizar el festejo la terna abandonó la plaza en hombros.

Atraviesa la fiesta un momento extraño. El público, por motivos difíciles de comprender, acude a las plaza de una forma ambigua y arbitraria. Tras magnificas entradas en festejos anteriores, los tendidos del centenario coso egabrense, presentaban una entrada de público poco acorde con la calidad del cartel. Una combinación muy atractiva, frustrada en principio por la ausencia de Roca Rey, aunque sustituido por un torero, como El Fandi, que cuenta con el beneplácito de público en general, y muy especialmente en la Subbética cordobesa, no hizo que el público acudiese a la plaza como era esperado. ¿Los motivos? En principio inexplicables, pero resulta muy extraño que con semejante cartel el público prefiriera quedarse en la feria, o al fresco de la consola de aire acondicionado en el sofá de casa.

Lo cierto es que a la postre, y como era lo esperado, la corrida resulto muy entretenida. Durante la tarde pasaron muchas cosas que hicieron, que los que si fueron pasaran una buena tarde de toros. La corrida de Núñez de Tarifa, como ahora se denomina la vacada que luce el hierro de Benjumea, tuvo muchas virtudes para el toreo moderno. Toros colaboradores en el tercio de muleta, que a la postre es en el que se centra la lidia en la actualidad y el que depara los momentos de mayor brillantez en la fiesta de nuestros días. Ante los toros hubo tres toreros, de distinto concepto, que satisficieron de pleno a los concurrentes.

Abrió plaza Finito de Córdoba, en su primera actuación en la provincia en el año que cumple su veinticinco aniversario como matador de toros. Cumplió con creces en su compromiso. A su primero, al que recibió con plásticos lances de capote, le realizó una faena rebosante de belleza. Un trasteo pulcro, justo; tal vez pecara de falta de ajuste, pero que por su estética y buen hacer hizo las delicias de los asistentes. Destacaron las tandas al natural, sentidas y preñadas de torería, así como el toreo accesorio, donde hubo algún muletazo por bajo digno de ilustrar una pintura de Roberto Domingo. Mató con facilidad y paseo la primera oreja de la tarde. Muy dispuesto y centrado estuvo con su segundo, una animal que tuvo más complicaciones, pero que con porfía logró cuajar un trasteo, que aunque con muchos dientes de sierra, tuvo momentos donde el caro toreo del Fino de Córdoba se esparció por el albero. Volvió a estar hábil con el acero lo que le permitió cortar otro trofeo y asegurar la salida a hombros.

Alejandro Talavante atraviesa un momento dulce. Su toreo resulta luminoso, variado, improvisado y de un corte muy personal. A su primero, al que recibió de forma variada con el percal, le cuajó una labor donde fue primordial la variedad y la improvisación. Resaltar el toreo al natural, muy por encima de las arrucinas, martinetes y espaldinas, que no son más que adornos churriguerescos al toreo fundamental. Finalizo su barroco trasteo, con unas manoletinas donde la quietud fue su principal virtud. Recetó una magnífica estocada, que aunque produjo un feo vómito, fue lujosa en ejecución. En el último de la suelta volvió a mostrarse variado en una faena donde vio rápidamente las condiciones de su oponente. Sorprendió el que se pusiera a torear al natural sin probar las aptitudes del toro. Dos golpes de verduguillo pusieron rubrica a otra estocada, que de haber doblado el animal, le hubiera supuesto mayor premio.

El Fandi estuvo en su línea en los dos toros que mato. Bullidor y variado con el capote, espectacular y atlético en banderillas, con entrega total con la muleta. Nada que reprochar al torero de Granada, que tarde tras tarde hace lo que sabe y lo que gusta a su público. Su honradez sumada a la facilidad que tiene con el estoque hace que sea un espada que satisface a un público menos ilustrado, pero que es hora que tenga mayor reconocimiento por el sector más purista de la afición.

9/04/2016

EL PERIODISTA DAVID CASAS PRESENTA LA FERIA DEL TORO Y EL CABALLO DE POZOBLANCO CON LA PRESENCIA DE DAVID MORA Y LEA VICENS


En la noche de ayer el Coso de Los Llanos de Pozoblanco fue escenario del acto de presentación de la feria del toro y el caballo 2016. Fue conducido un año más por el periodista taurino de la Cadena Ser y Toros TV David Casas. Estuvo acompañado por el matador de toros David Mora y la rejoneadora Lea Vicens, ambos actuantes en la próxima feria. Mostraron su ganas e ilusión por formar parte de la misma y comentaron los  aspectos más positivos tanto de su actual temporada como de su trayectoria en general.

El acto estuvo respaldado por el alcalde de Pozoblanco Emiliano Pozuelo y su concejal de festejos Eduardo Lucena. Ambos destacaron la ilusión que tienen en los carteles de este año y su máxima confianza en la empresa Caído y Soledad S.L. Trasmitieron a los allí presentes ,que si todo va bien,para la próxima temporada se plantean incrementar el número de festejos del abono pasando de 2 a 3.


También tomó la palabra el empresario Antonio Tejero, gerente de la empresa, comentando  que quiere devolver la feria taurina de Pozoblanco donde merece y la importancia de los carteles que ha cerrado con la presencia de las máximas figuras actuales.

BREVE CRONICA GRAFICA DE LA CORRIDA DE AYER EN PRIEGO DE CORDOBA













UN EXCELSO DANIEL LUQUE A HOMBROS EN PRIEGO DE CORDOBA


Volvían los toros de Adolfo Martín a Priego de Córdoba. El buen sabor dejado el año pasado, era argumento más que suficiente para la repetición. Los ‘saltillos’ que el conde de Santacoloma dejara en manos de su hermano, el marqués de Albaserrada, hoy vigentes en las ganaderías de la familia Martín, suelen ser reclamo para el público que gusta del toro encastado y con un comportamiento distinto al que se suele lidiar de forma más frecuente. Ayer en Priego, si no fuese por las capas cárdenas y por la conducta de alguno de los lidiados, que si se acordó de sus antepasados, lo acontecido no fue muy diferente de lo que sucede de forma más habitual en los ruedos una tarde tras otra. Los ‘albaserradas’ criados por Adolfo Martín no cumplieron con las expectativas. Inéditos en el tercio de varas y muy previsibles en el tercio de muerte, quizás pudieron defraudar a parte del público que se congregó en el añejo coso de las Canteras. ¿Defraudaron? Si y no. La botella medio llena o medio vacía, según como se mire, pero lo importante, al menos, es que la corrida tuvo un carácter menos temático que las que lucen otros hierros, llamados equivocadamente “comerciales”.

De los toros corridos hubo uno, el tercero, que para si hubiesen querido muchos ganaderos. Un animal que fue a parar a manos de un inspirado Daniel Luque, que curiosamente se enfrentaba por vez primera con toros de esta sangre, y que posiblemente cuajará la faena de la temporada en la provincia de Córdoba. Un Daniel Luque excelso, que ya se gustó cuando recibió con mecidos lances a la verónica a su primer oponente. La faena de muleta resultó bella, estética y hermosa. Los muletazos surgían de adelante hacía atrás, rematados por debajo de la pala del pitón, con un torero encajado de riñones y por momentos abandonado a su suerte. El toreo al natural resultó un compendio de torería muy difícil de describir. El de Gerena se gustó a si mismo, contagiando, con su buen hacer, al público de los tendidos. Los cambios de manos y algunos remates merecieron pinceles de la categoría de Ruano Llopis, o alguno de los cartelistas de los años veinte del siglo pasado para ser inmortalizados. Remató el trasteo, ya de forma más arrebatada, con las llamadas ‘luquesinas’ que terminaron por enloquecer a los tendidos. La estocada, un poco trasera, resultó fulminante y fue premiado con dos orejas de justicia. El público pidió el rabo. El presidente, quizás por la colocación trasera de la espada, no lo concedió, pero que más da. El arte efímero del toreo brilló en Priego de Córdoba de forma luminosa. En su segundo, Luque, solo pudo estar valiente y porfión ante un toro poco colaborador y que acabo desarrollando un peligro sordo.

Paco Ureña puede ser uno de los toreros con más pureza del escalafón. En contraposición con el toreo florido de Luque, el de Ureña resulta más macizo. El murciano pisa unos terrenos donde esta la gloria, y también la tragedia. Destacó en la faena al segundo de la tarde. Una faena que fue modelando el torero a base de verdad y mucha pureza. Su toreó gusta por la ortodoxia y clasicismo del que lo impregna. Brilló en el toreo con la mano izquierda, donde engancho las embestidas para llevar al toro con mano baja y mucho temple. Lástima que marró con los aceros porque de seguro hubiera cortado trofeos. En su segundo, un animal a la defensiva, solo pudo poner en liza su voluntad y las ganas por redondear una tarde en la que demostró que sus triunfos en plazas de mayor categoría no son fruto de la casualidad.

A pesar de cortar una benévola oreja, la de ayer no fue la tarde de Javier Castaño. Triunfador del año pasado, el torero castellano se ha ganado el cariño de la afición prieguense, pero solo pudo mostrar su voluntad y ganas, ante un lote que no le ayudó a brillar con rotundidad. Aún así volvió a intentar su toreo poderoso y añejo ante este tipo de toros, que ayer no le prestaron colaboración alguna.

GANADERIA: Seis toros de Adolfo Martín, bien presentados, aunque excesivamente romos de pitones, y de variado juego. 1º Soso con clase; 2º noble con poca fijeza; 3º noble con calidad por ambos pitones; 4º orientado y desarrollando peligro; 5º distraido y 6º complicado y tobillero. Tomaron seis puyazos, uno por barba. El mejor el jugado en tercer lugar para el que se pidió la vuelta al ruedo.

TOREROS: JAVIER CASTAÑO (marfil y oro con remates negros). Estocada caída (oreja) y tres pinchazos y descabello (palmas tras aviso). PACO UREÑA (malva y oro). Pinchazo y media estocada (ovación con saludos desde el tercio) y cuatro pinchazos y descabello (palmas tras aviso) y DANIEL LUQUE (siena tostada y azabache). Estocada (dos orejas) y estocada enhebrada, estocada y cuatro descabellos (silencio).

INCIDENCIAS. Plaza de toros de Priego de Córdoba. Corrida de toros con motivo de la Feria Real. Menos de media entrada en tarde agradable. Paco Ureña y Daniel Luque se presentaron como matadores en la plaza. Destacaron con los palos Fernando Sánchez de la cuadrilla de Castaño en el cuarto y Raúl Caricol en sexto. En la brega Marco Galán. Al finalizar el festejo Daniel Luque abandonó la plaza a hombros.