Tres
puertas grandes en Madrid en una sola campaña, toda una hazaña Desde los
tiempos del colombiano César Rincón, en la década de los 90, no se recuerda una
gesta semejante.
Tres puertas grandes de Madrid en una sola campaña. Todo
una hazaña. Si es difícil abrirla una vez, más complicado se antoja hacerlo
tres. Para colmo si es en el mismo año, la hazaña se convierte en toda una
épica. López Simón, un joven torero madrileño de Barajas, lo ha conseguido
durante este año. Seguramente le servirá para abrirse paso en la tauromaquia en
estos momentos tan complicados y difíciles. Un suceso similar lanzó a César
Rincón al Olimpo del toreo. Un desconocido, como López Simón, torero colombiano
que llegó, vio y venció. Tres puertas grandes venteñas en la temporada de 1991,
con ocho años de alternativa a sus espaldas por cierto, le valieron para entrar
en todas las ferias del planeta toro y convertirse en toda una figura del toreo
de su época. Años han pasado, desde entonces nadie había sido capaz de igualar
tal gesta. Ni siquiera los consentidos del sistema, con todo a su favor para
hacerlo, sueño para algunos aún incumplido.
No es empresa sencilla, por eso la gesta de López Simón
ha puesto de acuerdo a todos los aficionados. Tres, no una, si no tres, han
sido las veces que el joven torero de Madrid ha desvencijado los cerrojos de la
puerta grande de Las Ventas, hecho que no se repetía, como antes ha quedado
reflejado, desde la temporada de 1991, donde César Rincón salió catapultado
hacía lo más alto. Teóricamente este nuevo torero, López Simón, se ha colocado
fenomenalmente en la parrilla de salida de cara a la campaña de 2016, pero.
¿Será capaz de mantener el tipo?
López Simón ha conseguido lo más difícil, ahora solo
caber mantener el lugar de privilegio que se ha ganado a sangre y fuego. Su
principal aval es el sitio donde se coloca ante el toro. Un lugar complicado,
donde o se gana o se pierde, de épica o de tragedia. Un sitio donde sin lugar a
dudas hay mucha emoción, pero hay que dejar clara una cosa. El toreo, desde su
forma más primigenia, consiste en el dominio de la bestia por el hombre.
Siempre fue así y lo seguirá siendo. López Simón pisa un terreno donde la
bestia -o lo que queda de ella- siempre embiste. Es un lugar comprometido donde
siempre se echa la moneda al aire. El hombre, en ese lugar que pisa López
Simón, tiene muy complicado dominar a su oponente. Por ello los percances le
han horadado la piel de forma tan seguida. Las heridas deben de ser accidentes
y no convertirse en algo cotidiano. El torero herido puede tener fama de
valiente, pero también de inconsciente o torpe. López Simón pisa un lugar que
consume hasta más no poder, y que será complicado pisarlo cuando tenga
compromisos de forma más continuada y encima este revestido con el peso de la
púrpura.
López Simón ha llegado a la cima por el camino de la
tragedia. Un camino regado con sangre. Poseedor de un valor excepcional y una
quietud sin límites, ha ganado adeptos que lo ven como el nuevo mesías del
toreo. Un torero que puede revitalizar y dar relevo al acomodo imperante en el
escalafón actual. Solo hay que esperar y comprobar si el torero responde a las
expectativas. Tiempo al tiempo. No hay que restar mérito alguno a lo conseguido
hasta ahora, pero ojo, el secreto de una auténtica figura del toreo no está en
llegar, si no en mantenerse y ser fiel a la regularidad. No se puede ser flor
de un día. Esos no pasan a la historia.
Sería de esperar que López Simón depurase sus formas. El
valor y el desparpajo, le sobran. Ahora hace falta ser más racional. Tratar de
dominar al toro ante todo. De poderles a los toros y que estos vayan sometidos
por la mano del hombre y su apéndice torero que los trebejos de torear. No
estar entre el olé, el uy y el ay. Torear es llevar al toro por donde no quiere
ir. La máxima de "que viene el toro, te quitas tú, si no te quita el
toro" sigue siendo real, por eso la razón y el dominio deben de hacerse
presentes en su tauromaquia para redondear las virtudes vistas hasta ahora. Si
así fuere, López Simón puede convertirse en un torero de época. Ahora si la
evolución es nula, y los percances se vienen sucediendo, todo quedara en un
sueño.
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