Me he pegado unos últimos meses
de 2015 de órdago. Un tiempo sabático. No he pensado en nada relacionado con
los toros. Empecé la temporada el día 28 de febrero en Ecija, una fecha que por
motivos personales no olvidare, y concluí la misma una tarde de octubre, bajo
la lluvia en Montoro. Fue una temporada complicada en lo personal, por motivos
insubsanables e inolvidables, pero que a la postre ha servido para poder estar,
un año más, dando mi particular visión de lo acontecido por esas plazas de
toros.
Tras la última feria de la
temporada cordobesa y la participación de un coloquio en Priego de Córdoba,
decidí darme un respiro. Las ideas no eran lúcidas, y cuando la creatividad se
oscurece, lo mejor es parar. De ahí que en este tiempo las entradas a esta bitácora
taurina hayan sido nulas. Podría haber cubierto el expediente cortando y
pegando noticias de las que diariamente entran a la cuenta de correo electrónico
del blog, o a la mía propia, pero eso ya lo hacen muy bien otros, y para andar
a medias tintas, mejor estarse quieto. Podía haber seguido narrando cosas de
las que me cuenta Rafael, el vaquero, pero tampoco hubiera sido leal con los
lectores, puesto que siempre se buscan en este blog muchas más cosas que
simples relatos cortos de corte costumbrista.
No obstante, y a pesar de
la inactividad de cara al exterior, en la intimidad no he dejado de seguir
bebiendo de la inagotable fuente del toreo. Me he empapado de la figura de José
Gómez Ortega, "Gallito" o "Joselito" como prefieran. He
continuado en mi labor investigadora sobre el encaste vazqueño, justo cuando se
volvió a desatar un nuevo rifirrafe al anunciar la ADAC una corrida de Aurelio
Hernando en Ceret como encaste veragüeño, con el enfado de los que abanderan la
exclusividad de una ganadería como único estandarte. También sigo las
retransmisiones de los festejos mayores en la temporada grande mexicana, donde
se atraviesa una profunda crisis, sin lugar a dudas originada por las
exigencias de las figuras que demandan un toro cada vez más disminuido y
carente de las virtudes propias de la sangre brava del país azteca.
Y así hasta el día de
ayer, donde dimos la puntilla a un año en lo personal malo de solemnidad.
Espero que este 2016 nos brinde la oportunidad de borrar los malos recuerdos
vividos en este año recién entregado al tiro de mulas. Córdoba Taurina vuelve
con otra concepción. Un modelo distinto y arriesgado a la vez. Córdoba Taurina
no se hará eco de las noticias cotidianas que vayan surgiendo en el panorama
taurino cordobés, eso lo hacen muy bien otras webs.
Las entradas que se
produzcan serán opiniones muy personales, de quien esto les escribe, de lo que
vaya aconteciendo en el panorama taurino, especialmente en el de Córdoba y su
provincia. También tendrán cabida artículos de firmas invitadas, quienes
mostraran su visión de los valores de esta fiesta tan nuestra. Igualmente
cobraran vital importancia los reportajes ganaderos, así como datos que vayamos
descubriendo en hemerotecas, bibliotecas y archivos, sobre todo aquellos que
aporten cosas hasta ahora desconocidas, y como no, la fotografía tendrá vital
importancia. Ni decir tiene, que también podrán leer nuestra visión de todos
aquellos festejos a los que tengamos ocasión de asistir.
Iniciamos una nueva época.
Año nuevo, vida nueva. Por lo pronto, Rafael Guerra viendo desplantándose tras
una estocada a un Saltillo se convierte en el nuevo fondo de la bitácora.
Nuevos cambios se producirán en breve, todo por ustedes, los que de verdad
mantienen viva este blog taurino con sus visitas y lectura.
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