7/17/2007

ESPLA


No se ha prodigado mucho por el Coso de los Califas. Que yo recuerde tres tardes. Una con Paquirri y Manzanares en 1980, cuando revoluciono los tendidos tras un tercio de banderillas; otra en 1983 con Manolo Arruza y El Soro, el día que este último cortó un vergonzante rabo a un novillete de Diego Puerta y la última no ha mucho, con José Luis Moreno y El Tato, estoqueando una seria corrida de Victorino. Aún se recuerda de esa tarde su torero gesto de sapiencia. Tras recetar a uno de sus oponentes media lagartijera, él y su gente se retiraron del burel, caminando hacia el tendido de capotes. Cuando el maestro llego a los medio, se volvió y vió en la distancia como el de Albaserrada se derrumbaba patas arriba. El maestro sabía que aquella media era mortal de necesidad.
Aunque parezca que no, Esplá tiene su público en Córdoba. Su tauromaquia añeja y preñada de torería gustan al cierto sector de la menguada afición cordobesa. Ahora solo esperamos una rápida recuperación y a ser posible, la empresa que regente el año que viene el Coso cordobés, dé la oportunidad al maestro de Alicante de hacer, el que puede ser su último paseillo en esta tierra de Califas, ya que el clasicismo debe de estar mucho antes que muchos mediáticos mediocres que si tienen el sitio asegurado.

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