5/10/2008

Después del acontecimiento acaecido en la concurso de Zaragoza, los aficionados a la fiesta de los toros en toda su integridad, debemos de exigir lo siguiente:

- La suerte de varas es el eje de la lidia. Tiene tres cometidos:

a) Descubrir las condiciones de bravura, temperamento, comportamiento y calidades del toro.

b) Ahormar, corregir y restar poder a su embestida, para su posterior lidia y muerte, mediante puyazos en el morrillo, breves y dosificados.

c) Cuando las condiciones sean las propicias, crear belleza y transmitir la emoción de esta incomparable suerte.

- La suerte de varas debe realizarse según mandan los cánones:

- Cuadrar al toro ante su picador, quien debe ofrecer los pechos del caballo y provocar su embestida.

- Picar sólo con la pirámide de acero, que es puya, sin introducir el encordelado, que es tope.

- Echar el palo por delante y picar en el morrillo del toro antes de que éste llegue al peto del caballo.

- Mientras el toro empuja, el varilarguero debe defenderse recargando su peso en la puya, echándose encima del palo y sacando su cuerpo de la montura sin rectificar ni barrenar, midiendo el castigo.

- En ningún caso debe taparse la salida al toro ni hacerle la “carioca”, salvo en los casos de manifiesta mansedumbre.

- La importancia del tercio de varas requiere, para su correcta ejecución:

- Modificar el diseño de la puya de modo que se pique sólo con la pirámide de acero; para ello habrá que poner una cruceta giratoria en la base de la pirámide o volver al uso del “limoncillo”.

- Caballos domados y con un peso proporcionado.

- Las defensas de la anatomía de los mismos deben estar elaboradas, preferiblemente, con material flexible y ligero, que no supongan acorazar al caballo y que el toro se estrelle contra un muro.

- Los caballos deben llevar un ojo destapado para poder orientarse en el ruedo.

- La importancia de este primer tercio para el desarrollo posterior de la lidia requiere que matadores, subalternos y picadores, cada uno en la medida de sus responsabilidades, ocupen su sitio, realicen la suerte correctamente, por derecho y sin ventajas, colocando bien al toro, midiendo el castigo y haciendo el quite tan pronto el toro llegue al caballo.

- No se deberá premiar ninguna faena en la que el toro no haya recibido, al menos, tres puyazos.

- No se deberá premiar a ningún toro, tanto en el ruedo como con trofeos, que en su lidia no haya recibido, al menos, tres puyazos.

- No se deberá premiar ninguna corrida en conjunto donde, al menos, tres toros hayan recibido tres puyazos o más, y el resto, un mínimo de dos, ya que el primer puyazo lo toman bien todos los toros, en el segundo ya empiezan a dar síntomas de su bravura, y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no.

- Siendo conscientes de que para la realización de la suerte de varas correctamente se requiere, además de conocimiento y compromiso, habilidad y precisión, no se deberá premiar a ningún picador:

- Que falle en el primer encuentro con el toro.

- Que pique fuera del morrillo, por muy bien que haya realizado la suerte.

- Que barrene.

- Que haga la “carioca” sin necesidad.

- Exigir a los responsables del buen desarrollo del espectáculo taurino, como son presidentes, delegados, alguaciles y veterinarios, que cumplan con sus obligaciones y no deleguen sus funciones en manos de los taurinos profesionales. Deben actuar con el rigor necesario para que se cumpla el reglamento y la lidia se desarrolle ordenadamente, de manera particular en la suerte de varas.

10º
- Deberemos denunciar, a través de los medios que tengamos a nuestro alcance:

- A los picadores que no cumplan con las normas que rigen el primer tercio de la lidia.

- A los matadores bajo cuyas órdenes actúen y que son, en definitiva, los responsables últimos de su actuación.


- A las autoridades que, haciendo dejación de sus funciones, no corrijan, atajen y sancionen las infracciones cometidas.


Lo demás son milongas.

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