1/21/2013

DE DECADENTES Y EMERGENTES



El otro día hable de toreros decadentes y de toreros emergentes. Los primeros viven de las rentas pasadas, y suelen, no dejar a los segundos nada más que las migajas en el reparto, a todas luces injusto, del pastel. Favorecidos por el actual “sistema”, al que proporcionaron beneficiosas ganancias, continúan manteniendo unos privilegios que les hacen figurar en muchos carteles, donde no molestan a las figuras, tapando, eso sí, a otros espadas que emergen con proyección y aire fresco. 

Estas espadas, que en muchas ocasiones han perdido la ilusión, la afición y las ganas, son vistos con buenos ojos por las “figuras” pues no molestan y en los carteles, por regla general abren plaza y lo que es más importante no suelen entrar en liza con los que ostentan el peso de la púrpura. 

Los toreros que son novedad, que los hay y algunos muy válidos, luchan contra viento y marea por torear y tratar ocupar el lugar que por regla natural le correspondería en los carteles. Pero es imposible. El “sistema” les cierra el paso y solo queda recoger esas migajas que antes hemos señalado. Plazas sin nombre, ganado de desecho que nadie quiere matar, honorarios muy por debajo de lo establecido, constituirse en muchas ocasiones en empresa, lo que supone perdidas económicas  o entrar en un peligroso juego criticable por su inmoralidad con la profesión y la fiesta. En algún momento si logran destacar en Sevilla o Madrid, u otra plaza importante, vienen los vetos y las imposiciones. El caso es no ceder nunca las posiciones de privilegio. 

Esto es lo que nos impone el “sistema”. Es la fiesta que quieren. Un modelo egoísta y pensado para ganar dinero solo unos pocos, y en ocasiones de forma totalmente inmerecida. Al final pagamos todos. Los que vienen pidiendo sitio y plaza, y los que con nuestro dinero mantenemos la fiesta, o sea, la sufrida afición. Y lo peor de todo es que nadie alza la voz discordante y denuncia los desmanes que se producen dentro de este mundo tan particular como es el planeta toro. 

Los toreros que padecen este ostracismo no hablan. No les interesa temerosos de las represalias del "sistema". Solo lo hacen como saben: con capote, muleta y estoque, y muy a sabiendas que los esfuerzos de muchas tardes serán vanos. Torear al coste que sea es el único objetivo y en ocasiones ni eso. Muchos son los llamados y poco los escogidos ¿pero todos tienen hoy la oportunidad de tratar de reivindicarse? ¿Todos tienen ocasión de demostrar que su olvido es inmerecido? 

La respuesta es que no. Los primeros espadas, entre lo que incluimos a los llamados decadentes, cierran puertas y ocupan sitios, ya no solo en ferias importantes, sino en ese circuito menor otrora destinado a aquellos que empiezan a andar el camino. La crisis económica y los nuevos tipos de impuestos que gravan la organización de festejos serán muy perjudiciales, no solo para los escalafones inferiores, sino también para el circuito en que empiezan a moverse estos toreros de reciente alternativa y que quieren despuntar en el escalafón. 

Mientras tanto todo el mundo mira para otro lado. La prensa “oficial” canta todo lo que organiza el “sistema”, censurando y manipulando, para mal obviamente, todo lo que es crítico con él. La inmensa mayoría de las peñas, clubes y tertulias, la mayoría de vida lánguida, solo aplauden y valoran lo que se vende e impone sin alma ni fondo, organizando ostentosos actos culturales y entregando premios a los integrantes de ese "sistema" que esta acabando con los valores de la fiesta, eso si, en muchas ocasiones para cabreo de sus socios o componentes de más ortodoxa afición y criterio, originando fracturas entre sus afiliados.



1 comentario:

franmmartin dijo...

Esa es la cruda realidad de la "organización" de la Fiesta.Circulo cerrado,no vaya a ser que ofenda lo de vicioso.Y en esas condiciones no hay organismo que sobreviva.Y la Fiesta tampoco.