No seré yo quien censure, o critique, cualquier acto o gestión que
sirva para poner en valor la fiesta de los toros. Todo lo que se utilice para
dar a conocer lo que rodea al mundo del toro, bienvenido sea. Ciclos
culturales, exposiciones, pregones, exaltaciones, todo es válido, pues todo
acerca al gran público a un mundo, hoy desgraciadamente, muy desconocido. Lo último ha sido mostrar los posibles
valores de la Córdoba taurina al mundo del turismo. Una iniciativa positiva y a
todas luces plausible. Las jornadas han supuesto un éxito y esperamos que todo
esto sirva, para lo que ha sido concebido. Fomentar y dar a conocer el arraigo
de la tauromaquia en nuestra cultura e historia.
Todos estos actos organizados
para tal fin, son difundidos en los
medios de comunicación. Son noticia por ser algo novedoso. La fiesta ha sido
siempre tan hermética, que abrirla al gran público, siempre es y será noticia.
Es loable y digno de reconocimiento. Ver en las páginas de los medios, no solo
de los especializados, algo relacionado con el mundo del toro es positivo, pues
siempre es un mundo atrayente para muchas personas, que en ocasiones, las
muchas, desconocen los entre bastidores de este mundo tan apasionante.
La difusión amable de estos
eventos puede dar lugar al equívoco. Su celebración es celebrada con regocijo,
siempre es bonito ver que la fiesta de los toros está viva, pero en muchas
ocasiones sirven para enmascarar la más cruda realidad. Una despiadada realidad
que cada vez se hace más palpable. Una realidad que nos hace ver que la fiesta
está viviendo una etapa nefasta para su futuro. Etapa ésta que está regida por
un “sistema” ideado por unos pocos, eso sí, para su propio beneficio, mientras
otros miran hacia otro lado. Empresarios que unidos entre sí, organizan ya no
solo ferias importantes, sino también corridas en provincias con toreros y
ganaderías pertenecientes a sus “trust”, dejando en casa a otros que merecen mejor
trato, ganado donde si tiene que ganar, en el ruedo y no en los despachos. Es
la etapa donde la cabaña brava se está homogeneizando a marchas forzadas, expandiéndose
como mancha de aceite el encaste preferido por los que “mandan” en el escalafón
y sus mentores. Ganaderías con sangres emblemáticas e históricas, son maltratadas
y exterminadas, haciendo toda una limpieza étnica en la biodiversidad de la
raza de lidia. Etapa igualmente donde la fiesta pierde a marchas forzadas sus
valores principales. Valores que se han cercenado de la propia lidia, erradicándose
el primer tercio. Eso sí, difundiendo un espectáculo equivocado, en el que
prima el “disfrute”, la “expresión” y el “sentido” en lugar de la épica y la
tragedia.
Sigamos así. Sigamos vitoreando
lo hueco y lo vacio. Sigamos conformándonos con lo superficial. Con los actos
superficiales, en ocasiones casposos, que enmascaran la triste realidad.
Miremos a la fiesta de frente. No escondamos la cabeza como los avestruces. Es
la hora de decir basta y poner coto a todo aquello que está pudriendo la fiesta
de los toros a marchas agigantadas. El mal de la fiesta no está fuera, está muy
dentro de ella. Mirando para otro lado la fiesta terminará muriendo por muchos
que de forma artificial e interesada se trate de difundir de manera equivocada.
3 comentarios:
Esto que comentas es la lamentable realidad, por mucho que algunos defendamos nuestra afición, parece ser, que hay quien esta empeñado en acabar con ella, yo quisiera pensar que no lo hacen con premeditación y alevosía, pero los hechos me confirman que lo hacen con afán de acumular poder y ello se traduce en ganancias. Repito lamentable y felicitarte por la exposición literal que has hecho a modo de crónica
Así están las cosas que llevan a la Fiesta río abajo sin posibilidad de recuperación.
El artículo hace una radiografía de la misma en 3D y demuestra las casi nulas esperanzas de los aficionados "trogloditas" en su recuperación. Y por si fuera poco,los manitos al asalto.
Que la disfruten estos refinados y sensibles espectadores modernos,hasta que sólo sea un recuerdo y que todos los que se han enriquecido con su destrucción, se gasten el dinero en astringentes.
Desgraciadamente esto está así. La recuperación es inviable mientras la fiesta esté manejada por el "sistema" actual. Estos actúan en su propio beneficio ante una eventual liquidación por derribo.
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