6/11/2020

JOSELITO Y EL TORO DE SU ÉPOCA



El centenario de la muerte de Joselito en Talavera ha hecho que su figura, este siendo revisada nuevamente. La tragedia acaecida hace ahora cien años, elevó al coloso de Gelves a su mitificación. José Gómez Ortega, Gallito o Joselito en los carteles, es mucho más que una tarde aciaga en Talavera de la Reina. Su figura y su legado, no han sido revisados en profundidad hasta nuestros tiempos. Una vez más, el morbo de la tragedia nubló su aportación al toreo.
Es ahora cuando se está descubriendo su enorme dimensión. Su mando sobre todo lo que rodeaba al toreo. Gallito influyó sobre manera la tauromaquia. Su mente prodigiosa, siempre pensando por y para el toreo, puso los pilares para lo que hoy conocemos como fiesta de toros. Su aportación fue máxima. El toreo ligado en redondo, los grandes cosos monumentales, e incluso la selección de un toro más apto para el espectáculo.

Joselito era un torero precoz desde muy joven. Se crió en un ambiente muy propicio para ello. Torero de dinastía, su mente estaba ocupada siempre en el toro y su mundo. Desde sus inicios deslumbró a los ganaderos andaluces. A pesar de su corta edad, José deslumbraba en los tentaderos por su incipiente maestría en el conocimiento de las reses a lidiar. Los ganaderos, sabedores de aquel don natural, le invitaban de forma continua a las faenas camperas.

Esa confianza de los criadores hacía su figura, hacía que las ideas, sobre el toro ideal a lidiar, calaran entre los ganaderos, que no tardaron en buscar un animal apto para las habilidades toreras del nuevo coloso. La selección, hasta entonces enfocada al lucimiento en el primer tercio, fue cambiando por influencia de Gallito y el toro se fue amoldando para una lidia total, teniendo así relevancia en los tres tercios o actos del toreo.

Joselito necesita un toro distinto al que se ha venido lidiando hasta la fecha. Gallito es sabedor que el toreo precisa una evolución y esta pasa por el toro. Los animales lidiados hasta entonces, eran animales ideados para el tercio de varas. A mayores entradas a las cabalgaduras y más bajas en las cuadras, más bravura y más espectáculo. Muchos, por no decir la mayoría, quedaban muy aplomados y solo cabía prepararlos para la muerte.
Gallito en sus primeros años mata todos los encastes y ganaderías. Su gran intuición y conocimiento de las reses bravas, hace que pronto se da cuenta que el toro más apto para sus objetivos, es todo lo que procede de Vistahermosa. Los variopintos y espectaculares vazqueños, aunque no le hace ascos, al igual que los jijones o navarros, quedan muy aplomados tras el tercio de varas. El lucimiento no es apto con ellos.

José trata en poner en valor la casta de Vistahermosa. No solo mata ganaderías de citada procedencia, incluso se atreve a sugerir a otros ganaderos cruces con esta sangre para mejorar, a la postre imponer, la casta de Vistahermosa sobre todas las demás. El camino es iniciado por Vicente Martinez que cruza sus vacas de casta jijona con el toro Diano de Ibarra. Incluso se afirma que en Miura padrea un toro de Tamarón de nombre Banderillo.

Joselito elige una corrida de Vicente Martinez para su encerrona en Madrid. En la sangre jijona ya se ha injertado la casta de Vistahermosa. Gallito triunfa de forma rotunda. El público se ha divertido con la ciencia torera de Joselito. Los toros se han prestado, y han facilitado, el triunfo del coloso. Es el principio del fin de los encastes que no tienen su origen en Vistahermosa. La visión de Gallito ha hecho que el toreo avance de forma notable.

Otra de sus ganaderías predilectas es la de Murube. Mata infinidad de toros de este hierro. Tanto es así que cuando la familia Murube decide deshacerse de la vacada, busca un comprador para evitar que la vacada caiga en manos de tratantes. El elegido es el banquero Juan Manuel Urquijo quien la anuncia a nombre de su esposa Carmen de Federico. También aconseja a Juan Contreras hacerse ganadero de bravo partiendo de la vacada murubeña.

El toro ideado por Joselito se impone. Solo queda la duda de saber que hubiera pasado y como hubiera evolucionado todo sin Bailador no se cruza en su camino. Tenía decidido hacerse ganadero. De hecho compró la ganadería de Benjumea, pura vazqueña, pero en realidad solo le interesaba su derecho de hierro, pues tenía pensado adquirir ganado de la marquesa de Tamarón para su empresa. La casta Vistahermosa era la ideal para su concepto.

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