10/09/2007

EL SEXTO SENTIDO


El pasado sábado tuve la suerte de peregrinar hasta el santuario de Miura. Entrar allí, es como pasar a través del túnel del tiempo a otra época. Se respira algo distinto. El peso de la historia, de la leyenda, de la tradición son las constantes que hacen que en Zahariche el ambiente sea distinto. Mucho se ha hablado de la leyenda de los toros allí criados, yo mismo no ha mucho diserte en Caravaca de la Cruz sobre esta ganadería y su historia. Lo de la leyenda es real y muy real. Todo pasó en el cerrado donde pasaba sus últimos días la corrida que se lidiara el domingo en Zaragoza. Los toros que fueron vacunados de la lengua azul con cerbatana para poder salir de la finca, se sabían perfectamente la lección. ¡Jamás se pusieron dando el costado a las ventanillas del coche! Por allí les había llegado el pinchazo y decían: ni uno más. Si el coche andaba, se paraban, si el coche paraba, a correr. Fotografiarlos fue una aventura. Y más aventura pudo ser si este animalito que aparece en la foto, cumple su objetivo de darnos un serio disgusto. ¡Hasta tres veces se encampano con malas ideas! Menos mal que el ganadero que sabe que habas cuecen en su casa, ante la actitud del cárdeno, nos saco pronto de allí. El sexto sentido de los miuras.

2 comentarios:

risotoi dijo...

Y no le preguntaste qué coño les pasa a los pitones de sus toros últimamente?

Unknown dijo...

Salva, de dinero y santidad la mitad de la mitad...
No recuerdo en que pueblo, pero un sábado Canal Sur televisó una corrida de Miura desde La Mancha este verano y los toros estaban como los de Montoro, igual de afeitados, en mi casa hay una cabeza de un toro de Miura que mató José Antonio Campuzano en Sevilla en su última época y varios veterinarios que la han visto aseguran que está afeitada...y era de Sevilla.

Aquí nádie está libre de pecado, nádie, y esto no es nuevo, ya en la litografias de La Lidia venían toros amarrados a un árbol, ¿para que los amarraban?...

Que conste que estoy de acuerdo contigo en que el abuso no puede ser tan visible, salí de Montoro un poco contrariado, de una parte contento por la actuación del Fino y de otra cabreado por el AFEITADO tan descarado y por los toros que habían mandado los ganaderos "afines" a los toreros que actuaban...