MONTORO PONE PUNTO Y FINAL A LA TEMPORADA EN LA PROVINCIA DE CORDOBA.
GANADERIA: Seis toros,
reglamentariamente despuntados para rejones, de Jodar y Ruchena. Bien
presentados, cinqueños y de buen juego para las cabalgaduras. Destacaron los
corridos en 4º, 5º y 6º lugar.
REJONEADORES: JOSE LUIS
CAÑAVERAL. Oreja y oreja.
LOPEZ BAYO. Oreja y
oreja con petición de la segunda.
ANA RITA. Ovación con
saludos tras tres avisos oreja con petición de la segunda.
INCIDENCIAS. Plaza de
toros de Montoro. Corrida de rejones con motivo de la feria de Nuestra Señora
del Rosario. Menos de media entrada en tarde de agradable temperatura. José
Luis Cañaveral y López Bayo sustituyeron respectivamente a Lea Vicens y Luis
Valdenebro. Al finalizar el festejo los tres rejoneadores salieron a hombros
por la puerta grande.
Cuando parecía que no,
Montoro, una vez más, ha puesto el broche de oro de la temporada en la
provincia de Córdoba. Una temporada que se ha visto marcada por la profunda
crisis que atravesamos y que ha hecho que los festejos en nuestra provincia
hayan sufrido una notable disminución. Finalmente el esfuerzo de la nueva empresa, Onuba Taurina, S.L., y
del ayuntamiento han hecho que la tradición no se interrumpa, cuando todo
parecía indicar que el coqueto coso montoreño no pondría su tradicional punto
final a la campaña, lo ha hecho con una corrida de rejones con tres
rejoneadores de distintas nacionalidades que hizo que el mismo fuese anunciado
como corrida internacional, aunque finalmente no pudo llevarse a cabo, pues tanto la francesa Lea Vicens, como el sevillano Valdenebro, no pudieron actuar por no haberse aún doctorado como rejoneadores matadores de toros.
La única superviviente
del cartel original, la rejoneadora portuguesa Ana Rita, conocida por sus
intervenciones de los certámenes televisados por Canal Sur, fue la triunfadora moral del festejo. La amazona lusa sigue con sus
mismas virtudes y con sus mismos defectos. Con una gran evolución en su
carrera, sigue siendo valiente como ella sola, a veces rayando la temeridad,
con una afición a prueba de bomba y con una gran simpatía, conectando
rápidamente con los públicos. Por el contrario su falta de temple, su celeridad
en la ejecución de las suertes y el mal uso de los aceros afean notablemente
todo lo que realiza en el ruedo. Hizo dos faenas de similar corte y se metió al
público en el bolsillo, tanto que a pesar de escuchar tres avisos en su primero
y volver a estar espesa con los hierros de muerte en el sexto, fue paseada a
hombros y sacada de tal guisa por la puerta grande, todo ello a pesar de cortar
únicamente un trofeo.
José Luis Cañaveral, veterano
rejoneador sevillano, se encargó de abrir plaza. Su primero un animal distraído
no le permitió lucirse plenamente, por lo que su labor discurrió con muchas
desigualdades, destacando sobre todo en los pares a dos manos. Mejor en su
segundo donde puso en evidencia su oficio y logró pasajes que hicieron que el
público se le entregase, aunque su actuación no terminó de remontar el vuelo
que todos hubiesen deseado.
López Bayo se topo,
posiblemente, con el mejor lote del encierro. Su primero que tuvo el único
defecto de ser muy distraído, le permitió lucir en banderillas clavando con
solvencia, lo que a la postre le sirvió para cortar una oreja. Mucho mejor en
su segundo, un berrendo aparejado bravo y codicioso, donde destacó sobre manera
con unas banderillas al quiebro inverosímiles. Cayó de la cabalgadura sin consecuencias y tras estar breve con el rejón de muerte cortó otra oreja que
pudieron ser dos si la presidencia hubiera atendido la petición.
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